La Fiscalía pedirá la pena de muerte para el presunto asesino de Charlie Kirk
Tyler Robinson, que comparece por primera vez ante el juez, dejó una nota a su pareja en la que le decía que planeaba matar al líder juvenil MAGA, de cuyo “odio”, le dijo, se había “hartado”

Empiezan a despejarse las sombras en torno a las motivaciones de Tyler Robinson, el presunto asesino del activista trumpista Charlie Kirk. Las autoridades encargadas de la investigación del crimen que ha partido a Estados Unidos en dos y que ha resucitado los peores fantasmas de la violencia política comparecieron este martes para dar a conocer de qué acusan a Robinson. Son siete delitos, el más grave de los cuales es el de asesinato agravado, que acarrea la posibilidad de la pena de muerte, legal en el Estado de Utah.
Una hora y media después, Robinson compareció ante el juez, Tony Graf, por primera vez. Lo hizo de forma virtual, desde la cárcel en la que está detenido sin posibilidad de fianza en la localidad de Spanish Fork. Vestía un saco de color verde sin mangas que se emplea en el programa para la prevención del suicidio y parecía estar tranquilo. Con gesto impertérrito, asentía levemente a las intervenciones de la fiscalía y el juez, también cuando este leyó con extraordinario detalle los cargos que pesan contra él, incluida la posibilidad de la pena capital, o, al menos, una condena cadena perpetua sin fianza. Al final de su intervención, el magistrado lo emplazó para una nueva cita en el juzgado, el 29 de septiembre. El acusado no habló más que para decir su nombre.
Jeff Gray, el fiscal del distrito encargado del caso, definió el asesinato de Kirk como “una tragedia estadounidense” y confirmó que el sospechoso actuó por una “motivación política”. También, que este confesó a su pareja tras el asesinato que se había “hartado del odio” de Kirk.
La comparecencia fue en Provo, ciudad cercana a la universidad de Utah Valley, en cuyo campus un balazo disparado por un rifle de caza a una distancia de unos 180 metros acabó el miércoles pasado con la vida del activista y aliado de Donald Trump, mientras ejercía su derecho a la libertad de expresión en un debate ante unas 3.000 personas.
Además del cargo por asesinato —“agravado”, también porque, según la acusación, “creó un riesgo de muerte para otro individuo”—, Robinson se enfrenta a dos delitos por sus intentos de manipular a un testigo. Ese testigo es su pareja, una persona trans que vivía con él, a la que pidió que destruyera pruebas de su confesión y que no hablara con las autoridades ni con la prensa. El resto de sus cuentas pendientes con la ley son dos cargos de obstrucción de la justicia y uno por cometer un crimen en presencia de un menor.

Lo más destacable de la comparecencia llegó cuando Gray leyó con voz átona y censurando las palabras malsonantes un intercambio de mensajes entre el sospechoso y su pareja, que empezó lugar el 10 de septiembre, día del asesinato. Comienza con un mensaje de Robinson que dice: “Deja lo que estés haciendo, mira debajo de mi teclado”. Allí aguardaba la siguiente nota: “Tengo la oportunidad de eliminar a Charlie Kirk y la voy a aprovechar”.
A eso, su pareja, que Gray definió como “un hombre biológico que estaba cambiando de género”, responde: “¿Qué? ¿Estás bromeando, verdad?”. “Estoy bien, mi amor”, le dice Robinson, antes de contarle que aún sigue en en Orem, la ciudad en la que murió Kirk, a unos 400 kilómetros de donde Robinson vivía. “Vuelvo pronto a casa, pero aún tengo que recuperar el rifle [que supuestamente empleó en su crimen]. Para ser sincero, esperaba guardar este secreto hasta mi muerte. Lamento involucrarte”, contesta Robinson, siempre según los documentos judiciales.
A la pregunta de por qué lo hizo, el sospechoso argumenta: “Me he hartado de su odio [de Kirk]. Hay odios que no se pueden negociar”.
Tras esas confesiones, y después de contarle que había planeado el asesinato durante “poco más de una semana”, fue cuando el sospechoso pidió a su pareja que borrara los mensajes, cosa que no hizo, y que se mantuviera en silencio. Tras la detención de Robinson ha colaborado con la investigación, según el gobernador de Utah, Spencer Cox.
La conversación parece continuar entonces al día siguiente, cuando Robinson cuenta que se dispone a entregarse a las autoridades, después de que sus padres lo hayan reconocido en las imágenes publicadas por el FBI y convencido de hacerlo con la ayuda de un amigo de la familia, un policía retirado.
Gray también dijo que el ADN de Robinson estaba en el arma, un rifle de caza de alta potencia hallado por los investigadores en las inmediaciones del lugar del crimen. El joven lo tomó prestado del abuelo −y de ahí su preocupación por perderlo (“el viejo se va a enfadar, cuesta dos mil dólares”, le dijo a su pareja)− y lo abandonó envuelto en una toalla en una zona boscosa junto a unos cartuchos −algunos usados; otros, sin usar− con inscripciones antifascistas inspiradas en la cultura de los videojuegos, gran pasión del sospechoso.
El fiscal describió minuciosamente lo que sucedió antes e inmediatamente después de las 12.23 de aquel día soleado, minuto en el que la bala impactó en el cuello de Kirk, que se desplomó sobre sí mismo y la sangre le empezó a manar a borbotones. El balazo desató una estampida de los asistentes al acto, organizado por la organización sin ánimo de lucro Turning Point USA, que el activista y líder juvenil MAGA (Make America Great Again), muerto a los 31 años, fundó cuando solo tenía 18. Con ella, emprendía giras por campus de todo el país para desafiar en nombre de la libertad de expresión las convicciones pogresistas de sus estudiantes.

Kirk, que deja viuda y dos hijos, también tenía un pódcast en el que compartía sus convicciones conservadoras con sus centenares de miles de seguidores. Muchos de ellos eran jóvenes convertidos a la causa MAGA por él mismo, lo que hizo que se convirtiera en un estrecho aliado de Trump. Entre esas convicciones estaba la fe en un nacionalismo cristiano que confunde los asuntos de la fe con los del Gobierno, la defensa de los valores de la familia tradicional y del papel abnegado de la mujer, la burla de las iniciativas de diversidad, los ataques a los derechos LGTBI+ y su absolutismo de la Segunda Enmienda, que garantiza el derecho a portar armas. Tras su muerte, su memoria ha sido honrada en actos multitudinarios por todo el país.
El papel de la madre
En su a ratos escalofriante comparecencia, Gray desgranó con parsimonia mucho de lo que ya se sabía de las 33 horas que duró la búsqueda del culpable y unas cuantas cosas que no habían trascendido. Por ejemplo, el papel de la madre, hasta ahora ausente del relato.
Ella fue la que declaró a los agentes que su hijo se había “politizado” en “más o menos el último año” y que se había escorado a la izquierda, con ideas “en defensa de los derechos gais y de los colectivos trans”. También fue ella la que reconoció a su hijo en las imágenes difundidas por las autoridades. Avisó al padre, que estuvo de acuerdo con ese mal presentimiento. Alarmada, llamó al joven y este le dijo que había estado “enfermo en casa”. La familia de la que provenía Robinson es mormona, republicana, amante de las armas y la caza. En los mensajes con su pareja, hay uno en el que el hijo lamenta que su padre se haya vuelto “un MAGA bastante duro desde la victoria de Trump”.
Cuando fue el turno de las preguntas de los periodistas, Gray repitió una y otra vez la frase: “No comentaré nada sobre ese asunto”.
Tras darse a conocer esas acusaciones, estaba previsto que Robinson compareciera virtualmente ante el juez este martes por primera vez. Está detenido en la cárcel del condado de Utah, en la localidad Spanish Fork, y el tribunal se encuentra en Provo, una ciudad que acaparó más atención internacional de a la que sus habitantes están acostumbrados. No solo por el presunto asesino de Kirk; también porque Robert Redford, su vecino más famoso, murió en la madrugada de este martes mientras dormía en su casa, y rodeado de su familia.
Antes de que hablara Gray, algunas de las últimas revelaciones sobre la investigación las habían publicado los medios estadounidenses, como The Washington Post, que desveló el contenido de un foro en el que Robinson reconoció su crimen. “He sido yo”, escribió en un chat de la plataforma Discord.
Otras novedades las compartió el director del FBI, Kash Patel en sendas entrevistas en Fox News y durante una incendiaria audiencia de control en el Senado de Estados Unidos, celebrada este martes, en la que Patel, un novato en los asuntos de inteligencia, se defendió de las críticas a su gestión de la crisis y dijo que estaban investigado si hay más personas implicadas en el crimen, o si los compañeros de foros de internet de Robinson sabían algo. También, si alguna organización “izquierdista” de Utah estaba al tanto de sus planes o si colaboró en ellos.
Los mensajes de Discord desvelados por el Post corresponden a las horas previas al momento en el que Robinson se entregó en la comisaría de su pueblo, St. George, en el extremo suroeste de Utah, después de que sus padres lo convencieran de hacerlo.
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