El papa Francisco permanece estable sin nuevas crisis respiratorias y ha trabajado este miércoles, según el parte médico
El Pontífice se sigue recuperando de los broncoespasmos que sufrió el lunes y por primera vez ha realizado “fisioterapia motora activa” tras cumplir 20 días en el hospital

El papa Francisco, de 88 años e ingresado en el hospital Gemelli de Roma con una neumonía bilateral que no termina de curarse, sigue “estable” y “sin presentar episodios de insuficiencia respiratoria”, ha detallado el parte médico de este miércoles, difundido a las 19.26. Se cumplen así dos días sin incidentes después de las dos crisis con broncoespasmo que sufrió el lunes por la tarde y volvieron a hacer saltar las alarmas, pues ya van cuatro durante su convalecencia. Fuentes vaticanas han explicado luego que la neumonía “está en una fase de desarrollo ordinario, es una evolución normal” y es necesario esperar para ver progresos. Francisco ha cumplido este miércoles 20 días en el hospital, desde que fue ingresado el pasado 14 de febrero, y el boletín médico concluye que “dada la complejidad del cuadro clínico, el pronóstico sigue siendo reservado”. No obstante, por primera vez en tres días, el Vaticano indica que el Papa “se ha dedicado a algunas actividades laborales”.
“Como estaba previsto, durante el día se le realizó oxigenoterapia de alto flujo y por la noche se reanudará la ventilación mecánica no invasiva”, explica el parte. Es decir, Jorge Mario Bergoglio necesita ayuda para respirar y es la segunda noche que el Vaticano especifica que duerme con mascarilla. Al Papa, a quien le falta la parte superior del pulmón derecho, que le extirparon en su juventud, y que sufre bronquitis crónica, le cuesta respirar por sí solo. Nunca ha estado intubado, pero estos días ha necesitado ayuda de oxigenoterapia, suministrada con cánulas nasales, y en los momentos de mayor dificultad, ventilación mecánica, con mascarilla. Desde el lunes está alternando ambos sistemas.
En todo caso, el Vaticano utiliza este miércoles en su comunicado vespertino una frase con dos novedades: “El Santo Padre ha incrementado la fisioterapia respiratoria y la terapia motora activa”. Es nuevo que haya aumentado la primera, y también el inicio de la segunda, para paliar en lo posible la inmovilidad tras 20 días de hospital. Son dos indicios positivos de recuperación. También es buena señal otro detalle del parte: “Ha pasado el día en el sillón”. Los médicos han explicado que estar sentado favorece una mejor respiración. Además esta mañana participó en el rito de la imposición de la ceniza, la ceremonia de inicio de la cuaresma, y recibió la comunión. También llamó, como en otras ocasiones, a la única iglesia católica de Gaza, la parroquia de la Sagrada Familia, para mostrarles su cercanía.
Fuentes vaticanas resumían el martes que la situación es compleja y reiteran que no está fuera de peligro. Admitían, sin rodeos, que no se pueden descartar nuevos episodios de broncoespasmos. La preocupación ha crecido, porque no termina de superar la neumonía, el riesgo de nuevas crisis siempre está presente y cuanto más se alarga esta situación, más se debilita, explican especialistas médicos en la prensa italiana.
El Papa ha sufrido cuatro episodios críticos que están complicando su recuperación. Fue ingresado el 14 de febrero con una bronquitis que arrastraba desde hacía al menos 10 días; el 18 se le detectó una neumonía bilateral, una enfermedad más grave, y aunque parecía superarla, el día 22 atravesó la peor crisis. Fue una crisis asmática prolongada, con síntomas de anemia que obligaron a una transfusión y con una insuficiencia renal inicial leve.
El Papa salió de la “fase crítica” el jueves pasado y cuando parecía recuperado, tuvo un violento broncoespasmo al día siguiente, el pasado viernes. Se consideró un episodio aislado, pero hizo temer nuevas complicaciones porque aspiró vómito y corría el riesgo de desarrollar una nueva infección. Pasadas 48 horas, el domingo, los médicos consideraron que ya no había peligro. Sin embargo, este lunes sufrió “dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda, causados por importante acumulación de moco endobronquial y consiguiente broncoespasmo”. Se dieron por superadas al final del día.
Con esta situación, el Vaticano extrema la prudencia sobre los tiempos de recuperación de Bergoglio. Nadie hace previsiones y se ha asumido, si todo va bien, una larga estancia en el Gemelli. Como mínimo, varias semanas. El escenario es el que resumieron los médicos en su única rueda de prensa, el pasado 21 de febrero: la vida del Papa “no corre peligro, pero no está fuera de peligro” y “basta poco para desequilibrarlo”. Desde entonces, los facultativos no han vuelto a comparecer ante los medios. El Vaticano no ha aclarado todavía cuándo habrá un nuevo encuentro con los periodistas.
Esta situación de fragilidad del Papa, no obstante, se ha combinado, como este miércoles, con mensajes de cierta tranquilidad del Vaticano. Ha explicado que Bergoglio se ha mantenido sin fiebre, siempre ha estado consciente, come normalmente y su corazón “es fuerte”. A veces se levanta y pasa ratos sentado. Al igual que este miércoles, desde que fue ingresado también ha mantenido un mínimo ritmo de trabajo y la Santa Sede ha anunciado nombramientos y otras decisiones que requieren la firma del Papa. Es decir, Bergoglio está lanzando el mensaje de que sigue al mando y continúa gobernando la Iglesia desde el hospital.
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