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Una gran redada destapa los secretos de la nueva Cosa Nostra: chats de capos y la inevitable cita de ‘El Padrino’

Los Carabinieri arrestan a 183 mafiosos de los clanes más potentes de Palermo en una operación que no se veía desde los tiempos del juez Falcone, en los ochenta. Se mantienen entre la tradición y las nuevas tecnologías

Carabinieri Palermo Sicilia
Varios coches de policía, durante la redada de este martes en Palermo (Sicilia, Italia).IGOR PETYX (EFE)
Íñigo Domínguez

La mafia siciliana entró en una fase de invisibilidad después de ser derrotada en los años noventa, con cientos de arrestos, y tras la caída del clan de los Corleoneses, que había entablado una auténtica guerra con el Estado. Desde entonces no es lo que era, pero ahí sigue. De vez en cuando recibe golpes policiales, pero siempre vuelve a empezar: una nueva operación de la Fiscalía de Palermo y los Carabinieri ha revelado que otra vez había vuelto a reorganizarse.

Hacía más de 40 años, desde la gran redada del juez Giovanni Falcone en 1984 con 366 arrestos, que dio lugar al gran proceso contra la mafia, que Cosa Nostra no sufría un golpe de tales dimensiones: más de 1.200 agentes han detenido a 183 personas en la noche de hoy martes, acusados de pertenecer a varias de las más importantes familias mafiosas de Palermo, como Porta Nuova, Tommaso Natale-San Lorenzo, Bagheria, Terrasini, Pagliarelli, y Santa Maria di Gesù.

Lo más interesante es el caudal de información que ha salido a la luz, con numerosas escuchas telefónicas, que permite hacerse una idea de cómo es la nueva Cosa Nostra. Es una combinación de lo tradicional y lo más moderno: los capos hacen cumbres mafiosas por chat con videollamada, protegidos por programas de encriptación, incluso desde prisión con móviles diminutos, uno de los descubrimientos más alarmantes de la investigación. De hecho, 33 de las órdenes de arresto han sido para mafiosos que ya estaban en la cárcel. Es más: el capo de Porta Nuova, Calogero LoPresti, ordenó castigar a alguien, desde su celda y a través de su móvil encriptado, y luego asistió a la paliza en directo, por videollamada. Los clanes también compran armas en la dark web y están metidos en el negocio las apuestas por internet.

El azar fue decisivo en la investigación, pues los Carabinieri descubrieron el chat secreto a través de micrófonos colocados en la casa y en los coches de un capo, Nunzio Serio, reggente de la zona de Tommaso Natale. Resulta que el chat que había utilizado hasta ese momento no funcionaba, y tuvo que poner en marcha uno nuevo. Para ello fue dictando a uno de sus hombres los integrantes del chat original, para que los fuera añadiendo; de este modo los agentes conocieron quiénes formaban el grupo. En ese momento organizaban un envío de droga desde Calabria. El narcotráfico sigue siendo el gran negocio mafioso, y en ese campo mantiene relaciones de colaboración con la ‘Ndrangheta, la mafia calabresa, que desde hace años sustituyó a Cosa Nostra como la organización criminal más importante y peligrosa.

Lo demás es lo de siempre, que resiste asombrosamente: clanes organizados en mandamenti por zonas de la ciudad, sólidas jerarquías, reglas de honor, capos que siguen dando órdenes desde la cárcel, lecciones a los jóvenes que empiezan, topos en los tribunales, extorsión... Los clanes siguen exigiendo el pizzo, el impuesto mafioso a los comerciantes de su zona, y poquísimos denuncian. También se ha detectado la imposición de distribuidores de pescado fresco en restaurantes de Sferracavallo, barrio junto al mar, y Mondello, la famosa playa de Palermo.

Por ese apego a la tradición, en algunas conversaciones se percibe la nostalgia de los buenos tiempos. El capo de Brancaccio, Giancarlo Romano, se lamenta con uno de sus afiliados jóvenes: “El nivel hoy es bajo, arrestan a uno y se hace arrepentido, arrestan a otro, un nivel mísero…”. Le aconseja estudiar para conocer gente importante y hacerse relaciones (“conocerás médicos, abogados, los que han mandado en Italia y en Europa”), y asombra, aunque no tanto, comprobar como el estereotipo es tan fuerte como la realidad, porque le cita El Padrino como escuela de vida: “Si ves El Padrino ves las relaciones que tenía, no era el capo absoluto, él es muy influyente por el poder que se ha construido a nivel político en ambientes importantes”. Luego sigue un desahogo, porque los actuales clanes han perdido contactos y relevancia, pero nunca pierden la esperanza de volverse a adueñar de la ciudad de Palermo.

Los particulares valores de los uomini d’onore aparecen en más de una conversación, como esta asombrosa frase de Gioacchino Badagliacca: “Nunca he creído en una Cosa Nostra con fines de lucro, siempre he pensado que es por nobles principios, para mí esto es Cosa Nostra. Siempre lo he creído desde lo profundo de mi corazón, y he pasado diez años en la cárcel”.

Lo que impresiona, según la información facilitada por la Fiscalía italiana, es la capacidad de resistencia de los clanes frente a la adversidad, y la fidelidad de los mafiosos a su forma de vida. Incluso después de salir de prisión, tras largas condenas, vuelven a lo que han hecho siempre. De hecho, en los últimos años habían quedado en libertad pesos pesados de Cosa Nostra y su regreso a las calles era visto con inquietud por los investigadores. Ahora se ha confirmado que tenían motivos para ello.

Tras la caída de los Corleoneses no se volvió a reunir la llamada Comisión provincial, una especie de consejo de administración de los grandes clanes, que se dio por definitivamente disuelta. Pero en 2018 una operación policial desbarató un nuevo intento de restaurarla. El esquema que ahora emerge es el del reparto tradicional por territorios de cada familia, pero con una colaboración de clanes en los grandes negocios y un papel de autoridad superior de los clanes de Palermo sobre los del resto de la provincia. Y dentro de Palermo, los investigadores han constatado que tiene un papel preminente el capo de Porta Nuova, que tendría la potestad de dar órdenes incluso fuera de su territorio.

Rituales y reglas rígidas

De este modo emerge de nuevo la importancia de los rituales y lo que podría llamarse la burocracia mafiosa. Por ejemplo, se ha conocido el caso de un mafioso que dice haber sufrido una afrenta de un individuo de Siracusa, y antes de castigarlo pide permiso al capo de la familia local, que no obstante le responde que tiene que seguir la jerarquía, haciendo la solicitud primero en Palermo.

Puede parecer sorprendente, pero un rígido sistema de reglas es una garantía frente a las divisiones y las terribles guerras del pasado, que causaron cientos de muertos en los años ochenta. En varias conversaciones, los capos son conscientes de que la unidad es esencial. Y para ello se deben resolver los problemas sin que haya tiros, para mantener siempre un perfil bajo.

Para seguir la tradición un factor importante es formar a los jóvenes mafiosos, continua fuente de preocupación de los veteranos. No parece ser un problema el número de candidatos, pues la investigación señala que Cosa Nostra sigue teniendo un alarmante magnetismo entre los jóvenes de cada zona que quieren hacer carrera en el crimen. El problema es, más bien, formarlos adecuadamente y educarlos en el respeto de las reglas. Se ha reconstruido un caso significativo en el mandamento de Pagliarelli, donde a un joven se le impartieron auténticas lecciones de mafia, a cargo de un mafioso experto que se habría encargado de enseñarle el oficio, como el modo de exigir y cobrar el pizzo y cómo comportarse en las reuniones con otros mafiosos.

“Cosa Nostra sigue ejerciendo su encanto en ciertos ambientes, como en los barrios periféricos, donde los jóvenes tienen pocas alternativas de vida y se identifican con la imagen de poder que aún transmite la mafia”, ha explicado el fiscal de Palermo, Maurizio de Lucia, en una rueda de prensa.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Corresponsal en Roma desde 2024. Antes lo fue de 2001 a 2015, año en que se trasladó a Madrid y comenzó a trabajar en EL PAÍS. Es autor de cuatro libros sobre la mafia, viajes y reportajes.
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