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Netanyahu asegura que reanudará un “combate intenso” en Gaza si Hamás no libera a los rehenes antes del sábado

El primer ministro israelí no aclara cuántos cautivos espera después de que Trump amenazara con un “infierno” si la milicia palestina no entrega todos a la vez

Familiares de rehenes israelíes retenidos por Hamás en Gaza reclaman frente a la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que se siga cumpliendo el alto el fuego, este martes en Jerusalén.Foto: ABIR SULTAN | Vídeo: EPV

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha anunciado este martes la conclusión por unanimidad adoptada por el gabinete de seguridad tras más de cuatro horas de reunión: si Hamás no entrega el sábado a los rehenes, el ejército reanudará el combate en Gaza. De hecho, ya está reforzando el despliegue de tropas dentro de la Franja y en los alrededores. “Si Hamás no devuelve a nuestros rehenes antes del mediodía del sábado, el alto el fuego terminará y el ejército reanudará los intensos combates hasta que Hamás sea finalmente derrotado”, ha señalado.

La declaración de Netanyahu, en un vídeo de un minuto, no especifica a cuántos de los cautivos se refiere. Habla de “nuestros rehenes” en abstracto, pero también aplaude la exigencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que Hamás libere a todos (76, entre vivos y muertos) si no quiere ver cómo “se abren las puertas del infierno”.

Tras la reunión, dos fuentes israelíes distintas han dado informaciones contradictorias bajo anonimato. Una señala que bastaría con los tres previstos para el sábado, cuya entrega ha detenido Hamás, en represalia por lo que define como tres semanas de vulneraciones previas por parte de Israel. Otra habla del regreso en “los próximos días” de los nueve que quedan con vida de los 33 de la primera fase, más en la línea de lo apuntado a última hora del lunes por Trump y que supera los términos marcados en el acuerdo de alto el fuego, del que Washington es uno de los garantes.

El primer ministro lleva ocho días retrasando el inicio de las negociaciones de la segunda fase del acuerdo de alto el fuego, que debería empezar a principios de marzo y que debería concluir en un alto el fuego definitivo, la retirada de las tropas de ocupación israelíes y el regreso de los rehenes vivos restantes. Se limitó a enviar a Qatar, con retraso y durante un día, una delegación simbólica, sin atribuciones para negociar. La tercera y última fase sería la del comienzo de la reconstrucción de la Franja y la entrega de los cadáveres de secuestrados, que se calculan en decenas.

La milicia islamista anunció el lunes que congelaba “hasta nuevo aviso” la liberación de rehenes del próximo sábado, por lo que definió como incumplimientos reiterados del alto el fuego por Israel, como los disparos y bombardeos puntuales (que han dejado al menos más de veinte muertos), las trabas a la entrada de la ayuda humanitaria acordada y los cambios en la lista de presos palestinos. Lo presentó como un toque de atención con tiempo para resolverse, no como el fin del proceso, pero Trump intervino poco después, en la que criticaba los canjes semanales de rehenes israelíes y presos palestinos y quería todos de vuelta antes del sábado.

Hamás ha subrayado este martes que el empleo de amenazas no va a salvar la tregua ni lograr el regreso de los rehenes. No se refería solo a las amenazas de Trump. En la tarde del lunes, el ministro israelí de Defensa, Israel Katz, ordenó a las tropas prepararse “al máximo nivel de alerta para cualquier escenario posible en Gaza” y el ejército anunció la congelación de los permisos “para los soldados de combate y las unidades operativas del Comando Sur” y un “refuerzo significativo” del despliegue de tropas.

Poco después, los habitantes de Gaza daban cuenta del sobrevuelo de cazas y drones, prohibido en el acuerdo de alto el fuego. Lo firmado entre Israel y el movimiento islamista, a través de los mediadores, prevé canjes semanales de cautivos con vida por presos palestinos a lo largo de las dos primeras fases de alto el fuego, de seis semanas cada una. El proceso apenas atraviesa en este momento el ecuador de la primera.

Sami Abu Zuhri, uno de los líderes del grupo islamista, ha advertido a Trump —y a Israel, de manera indirecta— de que “debe recordar que hay un acuerdo que debe ser respetado por ambas partes, y esta es la única manera de traer de vuelta a los prisioneros”. “El lenguaje de las amenazas no tiene ningún valor y solo complica las cosas”, ha dicho a la agencia Reuters. Es precisamente el lenguaje que suele emplear Bezalel Smotrich, titular de Finanzas y representante del ala más dura en el Gabinete israelí. “Debemos darle un ultimátum a Hamás. Cortar la electricidad y el agua, frenar la ayuda humanitaria”, ha reclamado Smotrich durante un encuentro religioso antes de la reunión del gabinete de seguridad, según medios locales.

Protestas de familiares

Desde primera hora de la mañana, familiares de los rehenes, junto con otras decenas de personas, han cortado la carretera 1, que une Jerusalén y Tel Aviv y es una de las principales arterias de Israel. Presionan para que se siga cumpliendo el alto el fuego, que ven al borde del precipicio, de forma que regresen todos los secuestrados, tanto civiles como militares. Han prendido bengalas mientras mostraban pancartas y carteles con imágenes de los cautivos. Al mismo tiempo, otra marcha ha llegado hasta el edificio en el que está la oficina del primer ministro en Jerusalén, donde se han producido algunos encontronazos con agentes de policía.

Durante la jornada se han producido pequeñas manifestaciones en Tel Aviv, cortando la avenida Beguin, y en Jerusalén, con una concentración frente a la residencia de Netanyahu. Allí, Anat Angrest, de 50 años y madre del rehén Matan Angrest, de 21, se aferraba al clavo ardiendo que supone para ella y muchas de las familias de los cautivos la última exigencia de Trump de que Hamás libere a los 76 rehenes el próximo sábado. La mujer hacía un llamamiento a Netanyahu para que apostase por esa propuesta.

“No pueden aguantar más. No puede continuar el goteo de dos en dos o tres en tres (liberaciones)”, comentaba Anat Angrest. Se refiere al estado en que salieron los tres últimos rehenes entregados por Hamás el sábado pasado, peor que los anteriores.

“Entendemos que esta guerra ya está detenida”, añade refiriéndose al alto el fuego y “Trump habla ya del día después en Gaza”. Por eso, “no es necesario que sigamos esperando” para que “mi hijo no se siga muriendo dentro de Gaza”, comenta en referencia a Matan, que fue secuestrado “gravemente herido” el 7 de octubre de 2023. El joven no está en la lista de los 33 que está previsto salgan liberados en las primeras seis semanas que ocupa la primera semana de tregua y su madre no entiende que, pese a estar herido, se hagan distinciones entre unos y otros.

La tensión ha sido también palpable en la sede del Parlamento (Kneset). Allí, Merav Svirsky, hermana de uno de los rehenes muertos en Gaza, denunció que los responsables israelíes están “sacrificando vidas humanas”. Lo dijo durante un encuentro con el presidente del Comité de Constitución, Simjá Rothman, contrario a la tregua. Rothman ha pedido que “detengan este mal acuerdo (de alto el fuego) lo más rápido posible, que se vuelva a luchar y que se abran las puertas del infierno a Hamás”, retomando la retórica empleada por Trump. “Esto es una locura. Mi hermano fue asesinado como resultado de la presión militar”, ha lamentado Svirsky, en un agrio intercambio de palabras con Rothman del que informa el diario Haaretz. En toda la contienda, solo ocho rehenes han sido sacados de Gaza a la fuerza por las tropas israelíes, en operaciones de rescate que conllevaron la muerte de cientos de palestinos.

Este mismo martes, el ejército israelí ha confirmado entre los rehenes fallecidos a Shlomo Mansour, de 86 años. Fue asesinado y secuestrado por la milicia palestina en su ataque del 7 de octubre de 2023, en el que murieron casi 1.200 personas, más de 250 fueron tomadas rehenes en territorio israelí y con el que comenzó la presente guerra, que ha dejado más de 48.000 víctimas mortales en la Franja. No está claro si lo mataron ya en su kibutz, de camino a Gaza o ya en la Franja ese mismo día. El cuerpo sin vida de Mansour continúa en el enclave. Este martes se ha sabido, además, por pruebas recibidas por la familia, que otros dos cautivos (los mellizos Ziv y Gali Berman, de 27 años) siguen con vida en manos de los islamistas.

Es en medio de este delicado proceso en el que Netanyahu fue recibido en la Casa Blanca la semana pasada. Allí Trump, que ya había propuesto expulsar a los gazatíes de su tierra, dijo delante del mandatario israelí que Estados Unidos tomara posesión de la Franja y la convirtira en algo parecido a un lugar de vacaciones a orillas del Mediterráneo. Un plan con tintes de limpieza étnica que ha sido frontalmente rechazado por Naciones Unidas y la inmensa mayoría de la comunidad internacional.

Trump, en todo caso, trata de buscar países candidatos a acoger a esos cientos de miles de palestinos de Gaza, que no podrían regresar. Este martes está previsto que reciba al rey Abdalá II de Jordania en la Casa Blanca. Jordania es, junto con Egipto, un país muy dependiente de la ayuda de Washington. Y son justamente los dos que Trump ha citado en repetidas ocasiones como posibles destinatarios de los gazatíes expulsados, sugiriendo que cortará la ayuda económica que les proporciona si se siguen negando.

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