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Suecia estudia enviar presos a cárceles extranjeras por saturación de sus prisiones

El Gobierno sueco ha iniciado conversaciones con otros países para alquilar celdas en territorio de la UE

Sundbyberg Suecia
Unos policías inspeccionan un edificio tras la explosión de un artefacto, el pasado febrero en Sundbyberg, en la periferia de Estocolmo.Linnea Rheborg (Getty Images)
Carlos Torralba

El Gobierno sueco se plantea enviar presos a cumplir sus condenas en cárceles en el extranjero y ya ha iniciado conversaciones para alquilar celdas en otros países, según informó este miércoles Gunnar Strömmer, el ministro de Justicia. Unas horas antes del anuncio, una comisión parlamentaria nombrada hace meses por el Ejecutivo concluyó que no hay obstáculos legales para el traslado de reos al extranjero ante la saturación de las prisiones en el país escandinavo.

Suecia se enfrenta desde hace años a una espiral de violencia de las bandas criminales. El país nórdico ha pasado en las dos últimas décadas de ser uno de los más seguros de Europa a tener la tasa más alta de homicidios con armas de fuego de toda la UE. Las cárceles suecas están prácticamente llenas y el Servicio de Prisiones y Libertad Condicional afirma que necesitará unas 27.000 camas en 2033, frente a las 11.000 actuales.

“Es necesario trabajar con nuevas soluciones para el Servicio de Prisiones y Libertad Condicional”, declaró este miércoles el conservador Strömmer en rueda de prensa. “Estamos explorando distintas opciones y negociando con varios países que se han mostrado dispuestos a alquilar celdas”, subrayó el ministro de Justicia, sin mencionar expresamente a ninguno. El diario sueco Dagens Nyheter asegura que Estonia es uno de los países a los que Estocolmo se plantea enviar reclusos.

Mattias Wahlstedt, el jefe de la comisión parlamentaria encargada de estudiar el asunto, destacó en la rueda de prensa junto a Strömmer que el traslado de presos solo podrá hacerse a otros países de la UE, o a Noruega, Islandia y Liechtenstein (miembros del Espacio Económico Europeo). Wahlstedt agregó que los reos no podrán negarse a ser transferidos al extranjero y que se tendrán en cuenta distintos factores como si el reo tiene o no familiares en Suecia. “Alguien con una orden de deportación no tiene la necesidad de reinsertarse en la sociedad sueca”, puntualizó Wahlstedt, que añadió que no se podrá enviar a cárceles de otros países a menores de 18 años, a condenados por terrorismo o a reclusos en tratamiento psiquiátrico.

El pacto de gobierno acordado en octubre de 2022 entre conservadores, liberales, democristianos y la ultraderecha —que no forma parte del Ejecutivo, pero le da apoyo parlamentario— contempla la posibilidad de enviar presidiarios al extranjero para aliviar la carga del sistema penitenciario del país escandinavo. La policía sueca, dotada de nuevas herramientas jurídicas y de más personal y fondos, ha avanzado ligeramente en su lucha contra las bandas criminales: en los dos últimos años ha habido menos tiroteos mortales y más condenas. En 2023, el último año del que se dispone de registros, los tribunales suecos dictaron sentencias de prisión por un total de algo menos de 200.000 meses, un aumento del 25% respecto a 2022 y el doble en comparación con 2014.

Aunque las cifras de homicidios se hayan reducido desde su pico en 2022, las bombas se han multiplicado en los últimos 24 meses, sobre todo en el área metropolitana de Estocolmo. Solo en enero se han perpetrado 30 atentados con artefactos explosivos, la mayoría de ellos actos de extorsión de bandas contra empresas y ciudadanos, según la policía.

La iniciativa sueca tiene algunos precedentes en el entorno europeo, aunque no idénticos. El Gobierno de Dinamarca acelera sus planes para trasladar a unos 300 presos extranjeros que cumplen condena en el país a una prisión en Kosovo, una medida en la que Copenhague trabaja desde hace cuatro años y que ha sido criticada por la ONU y organizaciones de derechos humanos. Vlaams Belang, el partido ultraderechista de Flandes, también ha abogado recientemente por enviar presos de las cárceles belgas a las de Kosovo.

En la última década, Bélgica y Noruega alquilaron celdas en prisiones de Países Bajos ante la saturación de sus centros penitenciarios. Ni Oslo ni Bruselas optaron por prorrogar los contratos y decidieron poner fin al experimento en 2016 y 2018, respectivamente.

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Sobre la firma

Carlos Torralba
Es redactor de la sección de Internacional desde 2016. Se ocupa de la cobertura de los países nórdicos y bálticos y también escribe sobre asuntos de defensa. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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