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Más de 20 muertos en Líbano y Gaza por fuego israelí ante los intentos de miles de desplazados de regresar a sus hogares

Decenas de miles de personas esperan, con colchones y enseres, para volver al norte de la Franja. Podrán hacerlo a partir de la mañana del lunes, tras un acuerdo sobre la próxima liberación de rehenes

Una imagen aérea muestra a la multitud esperando a volver a sus hogares en el norte de Gaza, este domingo. Foto: Stringer (REUTERS) | Vídeo: EPV
Burj al Muluk (Líbano) / Jerusalén -

Líbano y Gaza han dejado este domingo imágenes similares: miles de desplazados por las guerras se han concentrado ante las tropas israelíes al cumplirse el plazo en el que, en teoría, podían regresar a sus hogares, pero que el Gobierno de Benjamín Netanyahu ha aplazado. Las tensiones se han acabado tiñendo de sangre en Líbano, donde los soldados israelíes han matado a 22 personas (entre ellas un militar) y herido a más de 120 al abrir fuego, según datos del Ministerio de Sanidad y de las Fuerzas Armadas Libanesas. Al menos cuatro de los muertos se han producido en la aldea de Burj al Muluk, donde cientos de vecinos (y algunos jóvenes en moto ondeando banderas de las facciones chiíes Hezbolá y Amal) intentaban retornar a sus casas en el poblado de Kafr Kila. En Gaza, los disparos israelíes también han dejado un muerto, mientras decenas de miles de personas esperan —con colchones y enseres— para regresar al norte, que el ejército les obligó a abandonar al principio de una invasión que ha acabado durando 15 meses y depende ahora de un delicado alto el fuego. Al final de la jornada, Qatar e Israel dieron cuenta de un acuerdo por el que podrán hacerlo a partir de la mañana del lunes.

En Líbano, los civiles se han congregado desde la mañana a la entrada de sus aldeas, algunos con banderas de Hezbolá. Los soldados israelíes han abierto fuego (por lo general al aire, como advertencia), cortado carreteras y puesto alambre de espino, para frenar su vuelta a las localidades de las que resultaron desplazados durante los más de 15 meses de guerra entre Israel y la milicia libanesa Hezbolá, que se pausó el pasado 27 de noviembre con un acuerdo con muchos cabos sueltos. Desde entonces, 875.000 del 1,2 millones de desplazados han retornado a sus hogares, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones.

En Kafr Kila, los libaneses se han topado con un retén del Ejército israelí, que les cortó el paso. Varios soldados apostados en los tejados de los vehículos colindantes han abierto el fuego sobre los más osados, mientras que tanquetas del Ejército libanés se han desplegado para hacer retroceder a los civiles y evitar un mayor baño de sangre. Las escenas se han repetido en varias de las más de 70 localidades de las que las tropas israelíes ha anunciado que no se retirará en el plazo acordado.

Este domingo concluía el plazo de 60 días al ejército israelí para retirarse que ya adelantó dos días antes que incumpliría. Publicó un mapa de las localidades a las que la población tiene prohibido acercarse y este domingo ha dado cuenta de arrestos y de “disparos de advertencia para eliminar las amenazas en varias zonas donde se identificó a sospechosos que se acercaban a las tropas”. El comunicado pasa por alto los disparos directos y los muertos.

Cientos de vecinos han retornado a Jiam por primera vez en 15 meses, ondeando banderas amarillas de Hezbolá y fotos del asesinado líder Hasán Nasralá. Se trata de uno de los bastiones del partido-milicia chií Hezbolá y, por ello, de los más castigados por la aviación israelí, que ha dejado tras de sí hileras de tierra por calles y montañas de escombros con amasijos de coches y hierros donde antes había viviendas. Varias mujeres se paseaban a voz en grito para enseñar, a través de videollamadas, a aquellos vecinos que no han osado retornar lo que quedaba de sus casas .

Una fuente de UNIFIL, la misión de cascos azules en Líbano que comanda el español Aroldo Lázaro, señala que Hezbolá ha adoptado un perfil bajo, mientras las Fuerzas Armadas Libanesas han intentado evitar el retorno de los civiles a aquellas localidades aún bajo control israelí, para que no se pongan en peligro.

En algunas localidades, se han colado antes del despliegue militar. Es el caso de Hussein Awad, de 45 años y que retorna por primera vez en 15 meses de guerra a su casa en Jiam para encontrarse con el esqueleto de lo que fue su hogar y en la que -se acaba de enterar- ha sido hallado el cadáver de uno de sus vecinos, combatiente de Hezbolá. “Yo estaba en contra de la guerra, pero si Israel no se retira vamos a ser todos parte de la resistencia”, advierte. Awad, como muchos de sus vecinos, quiere que el ejército libanés se despliegue en el sur, pero agrega: “Si no sucede, queremos volver a nuestras casas e Israel no puede seguir ocupando nuestras tierras”.

En Jiam siguen llegando vecinos que se agolpan en la plaza central, donde ensordecedores altavoces entonan cánticos en favor de Hezbolá y de Amal. Aseguran que volverán a sus casas y que no se irán. La “resistencia” (como se refieren a la milicia al brazo armado de Hezbolá) sigue viva”, pese al duro golpe que ha sufrido, añaden unos jóvenes que van sembrando las ruinas con las fotos de jovenes milicianos, marcando el lugar donde cayeron los “mártires”.

Netanyahu anunció el viernes que sus fuerzas seguirán en Líbano más allá de los 60 días, durante los que se iban a replegar progresivamente, de forma que las Fuerzas Armadas libanesas tomasen la batuta y se encargasen de impedir el rearme de Hezbolá. El texto del acuerdo otorga al mecanismo tripartito de los cascos azules de Naciones Unidas (con el añadido ahora de Estados Unidos y Francia) la coordinación de “la ejecución por los ejércitos de Israel y Líbano del plan detallado y específico para la retirada por fases y el despliegue en esas zonas, que no debería exceder los 60 días”.

Washington respalda el retraso

Netanyahu, sin embargo, argumenta que “ese artículo se basa en el entendimiento de que el proceso de retirada podría posiblemente continuar más allá de los 60 días” y considera que no se dan las condiciones para que las Fuerzas Armadas libanesas “implementan total y efectivamente” el pacto. EE UU —principal aliado de Israel y financiador del Ejército libanés— ha respaldado el retraso y precisado que el acuerdo seguirá en vigor hasta el 18 de febrero.

Las impotentes e infradotadas Fuerzas Armadas de Líbano no pueden desplegarse en las localidades donde todavía hay soldados israelíes. Ya en una situación interna complicada, se enfrentan ahora al dilema de ver cómo tropas que ocupan territorio nacional y tendrían que haber cruzado al otro lado de la frontera abren fuego contra la población. En un comunicado, han asegurado que sus unidades han entrado en la localidad de Dhaira y en otras fronterizas “mientras el enemigo israelí continúa su agresión contra los ciudadanos, causando más mártires y heridos, y negándose a respetar el acuerdo de alto el fuego y retirarse de los territorios libaneses”.

Hassan Fadlala, diputado de Hezbolá, ha señalado a Al Manar, la cadena de televisión del debilitado partido-milicia: “Esperamos que el Estado desempeñe su papel. […] Estamos en nuestra tierra y es el enemigo el que se volvió contra el acuerdo y lo vulneró, por lo que el pueblo está liberando su tierra con sus propias manos y sangre”. El jueves, Hezbolá advirtió de que no admitiría “vulneración alguna del acuerdo y sus garantías, ni intento alguno de incumplirlas con excusas”. En realidad, el ejército israelí ha seguido bombardeando de forma ocasional Líbano —que cifra en más de 600 las vulneraciones del alto el fuego y en 37 los muertos desde su inicio, a finales de noviembre— sin generar más reacción que condenas verbales y peticiones a los garantes del pacto.

El anuncio pone en una situación muy compleja a los nuevos presidente, Joseph Aoun, y primer ministro de Líbano, Salam Nawaf (encargados de formar un nuevo gabinete por las presiones internacionales), porque precisamente una de las críticas de los seguidores de Hezbolá es que el Ejército carece de capacidad de expulsar a Israel y mantener la soberanía sobre el territorio nacional. “Francia no tiene mucha influencia en las negociaciones con Israel, que están en la práctica en manos de Estados Unidos”, señala una fuente gubernamental libanesa. Aoun ha emitido un comunicado en el que califica de “innegociables la soberanía e integridad territorial” libanesa y asegura que sigue de cerca los acontecimientos para “asegurar” los “derechos y dignidad” de sus habitantes.

A la espera

Gaza ha dejado este domingo imágenes menos letales, pero más multitudinarias. Una masa de gente se ha concentrado ante el corredor Netzarim, la carretera creada por el ejército israelí durante su invasión para cortar la Franja por la mitad de forma perpendicular. Con coches cargando colchones y enseres, a pie… Decenas de miles de personas, que llevan meses en tiendas de campaña o hacinados en apartamentos, esperan su momento. Las tropas han abierto fuego y hay un muerto y una decena de heridos, según las autoridades sanitarias.

El motivo, como en Líbano, es el incumplimiento de un plazo. Este sábado, Hamás liberó a cuatro soldadas israelíes que había tomado como rehenes en su ataque del 7 de octubre de 2023 e Israel excarceló a 200 presos palestinos con condenas largas o a perpetuidad, decenas de los cuales con la condición de acabar en Gaza u otros países.

Palestinos esperan en el centro de Gaza a poder cruzar al norte, este domingo.
Palestinos esperan en el centro de Gaza a poder cruzar al norte, este domingo.Associated Press/LaPresse (APN)

Tras este canje (el segundo del alto el fuego), estaba previsto que Israel comenzase a permitir el regreso de cientos de miles de desplazados al norte, ansiosos de ver sus casas, un 70% de las cuales están destrozadas o dañadas, según datos de la ONU. Pero Netanyahu lo impidió, con el argumento de que Hamás debería haber entregado a una civil, Arbel Yehud, antes que a las cuatro militares.

A última hora del domingo, Majed al Ansari, el portavoz de Exteriores de Qatar (uno de los tres garantes del pacto, con EE UU y Egipto), ha anunciado un acuerdo por el que Hamás entregará a Yehud y a otros dos rehenes antes del próximo viernes. Netanyahu ha confirmado el pacto y nombrado a una soldado que estará entre los próximos tres liberados.

Netanyahu ha presentado el acuerdo como fruto de haber negociado con “fuerza y determinación”. Hamás lo acusó durante la jornada de aferrarse a una excusa, al subrayar que Arbel está viva, que la entregaría la próxima semana y que había dado “todas las garantías necesarias para su liberación”. No lo hizo antes, porque está en manos de otra milicia y requería un traslado, argumentaba.

El sábado, además, el movimiento islamista entregará a otros tres rehenes, como ya estaba previsto, y “brindará información sobre el número de rehenes que serán liberados en el marco de la primera fase del acuerdo”, ha afrirmado al Ansari. Israel venía protestando porque el movimiento islamista no le ha proporcionado aún una lista de quiénes están vivos y quiénes no de la veintena de rehenes que debe liberar en esta primera fase, semana tras semana durante mes y medio.

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