Los gobiernos de Francia y Alemania buscan en Damasco garantías de respeto a las mujeres y minorías en la Siria post-Asad
La ministra de Exteriores germana asegura: “Queremos ayudar, pero no estamos dispuestos a aportar dinero a nuevas estructuras islamistas”
Mientras el dictador sirio Bachar el Asad no logró nunca sacudirse la condición de paria en la escena internacional, ahora cada día visitan Damasco delegaciones diplomáticas para reunirse con las nuevas autoridades del país, lideradas por la milicia islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS). Este viernes ha sido el turno de la primera delegación de alto nivel de miembros la Unión Europea, formada por la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, y su homólogo francés, Jean-Noël Barrot, quienes han expresado su esperanza en que la Siria post-Asad respete a las mujeres y las minorías. Durante la visita a Damasco, la ministra alemana dejó claro: “Queremos ayudar, pero no estamos dispuestos a aportar dinero a nuevas estructuras islamistas”. Y abundó: “Un capítulo pacífico para Siria tiene que partir de un diálogo entre todos los grupos étnicos y religiosos. Además, es muy importante la garantía de los derechos de las mujeres”, según recoge la agencia Efe.
No solo países occidentales muestran un renovado interés diplomático en Siria: las nuevas autoridades de Damasco buscan renovar lazos en la región. También este viernes, el nuevo canciller sirio, Asad al Shaibani, ha completado su primer viaje internacional en Riad, una señal de que Arabia Saudí quiere desempeñar un papel influyente en el país.
Tras aterrizar a primera hora de la mañana en Damasco, la primera parada del periplo sirio de Baerbock y Barrot en Siria fue la cárcel de Saidnaya, convertida en un símbolo de las atrocidades del régimen de El Asad y que Amnistía Internacional ha descrito como “un matadero humano”. Por la tarde, los dos ministros se entrevistaron con el nuevo hombre fuerte del país, Ahmed al Shara, antes conocido por su nombre de guerra, Abu Mohamed al Julani.
“Mi viaje hoy, junto a mi contraparte de Francia y en nombre de la UE, es una señal clara a los sirios. Un nuevo comienzo entre Europa y Siria, entre Alemania y Siria, es posible”, declaró en un comunicado Baerbock, quien también se reunió con representantes de la sociedad civil siria. “Sabemos de dónde viene ideológicamente HTS y lo que ha hecho en el pasado, pero también oímos y vemos el deseo de moderación y de entendimiento con otros actores importantes”, añadía la nota, en referencia a los vínculos hasta 2017 de la milicia islamista con la rama siria de Al Qaeda.
Por su parte, en un encuentro con periodistas, Barrot expresó su esperanza de que el nuevo tiempo político se traduzca en una Siria “soberana, estable y en paz”, y en la que “las aspiraciones de todos los sirios puedan realizarse”. Sin embargo, advirtió que “es una esperanza frágil”. El jefe de la diplomacia francesa se reunió también con los más altos representantes de varias iglesias cristianas sirias.
Hace un par de semanas, la responsable para Oriente Próximo del Departamento de Estado de EE UU, Barbara Leaf, también se había desplazado a Damasco, donde se entrevistó con Al Shara. El establecimiento de buenas relaciones con los países occidentales es una prioridad para las nuevas autoridades en Damasco, que han solicitado el levantamiento de las sanciones económicas impuestas a El Asad y que pesan sobre un país en ruinas tras más de 13 años de guerra y que necesitará de un ingente volumen de ayuda para su reconstrucción.
Los mandatarios europeos y estadounidenses han exigido antes pruebas sólidas de que el nuevo Gobierno será inclusivo, representativo y respetará el derecho de las minorías. Esta última condición despierta susceptibilidades en Siria por el pasado colonial francés.
“Lo siento, pero poner como condición la protección de las minorías es un comportamiento colonial. Ya fue un pretexto para intervenir en Oriente”, sostiene el escritor Yasin Haj Salej, recién retornado a Siria después de una década de exilio que ha pasado entre Estambul y Berlín. “La ayuda debería llegar sin condiciones, y esa es la mejor forma de que cree un sistema inclusivo”, apostilla uno de los intelectuales sirios más destacados.
Mientras varias cancillerías agasajan al Gobierno interino, crece la preocupación entre una parte de la sociedad siria ante una serie de medidas que asocian con un intento de islamización del país. Decenas de personas se congregaron el viernes frente al Ministerio de Educación para protestar por los cambios anunciados un día antes en los libros de texto de primaria que, además de eliminar el adoctrinamiento respecto a la figura de El Asad, imponen un lenguaje más religioso.
“Este es un Gobierno interino, por lo que tiene un mandato para hacer todos estos cambios, que van en una línea muy negativa. Es preocupante que se elimine la teoría de la evolución de Darwin de los libros, y se trate de infieles de las personas laicas o a los cristianos”, denuncia el activista laico Ayham Wafte. Tras la polémica generada en las redes, el Ministerio de Educación ha asegurado que los cambios no habían sido aprobados, sino que se trata solo de una propuesta de enmienda. “El Gobierno miente, se ha echado atrás solo por la reacción de la sociedad”, añade Wafte.
Apuesta de Arabia Saudí
Diversos países de la región han contribuido también al frenesí diplomático en torno a Damasco. Además de Turquía, durante años valedor de las milicias rebeldes que han acabado expulsando a El Asad, Arabia Saudí ha hecho una apuesta clara por establecer estrechos vínculos con el nuevo Gobierno. Mientras el canciller sirio, Al Shaibani, encabezaba el viernes la visita a Riad de una delegación integrada también por el ministro de Defensa y el director de los servicios de inteligencia, un cuarto avión con ayuda humanitaria de Riad aterrizaba en Siria. El Gobierno saudí anunció a principios de esta semana un “puente aéreo” de solidaridad entre ambos países. Otras monarquías del golfo Pérsico, con Qatar a la cabeza, también han enviado delegaciones y han hecho llegar ayuda humanitaria.
Las buenas relaciones con los países del Golfo son especialmente importantes para la nueva élite gobernante en Damasco, sobre todo a causa de la escasez de gasolina que padece el país, y que, de momento, se ha suplido gracias al contrabando desde Líbano. Irán, junto a Rusia el gran pilar de apoyo del antiguo régimen, ha cortado toda exportación de petróleo a Siria desde el pasado 8 de diciembre.
Teherán, el gran perdedor de la caída de El Asad en el tablero geopolítico, proporcionaba hasta el 90% del crudo que consumía el país árabe. Precisamente, ocupar el espacio que han dejado Rusia e Irán, y evitar que lo haga Turquía, un país no árabe, explica el afán de los países del Golfo en establecer relaciones con el Gobierno interino. Al inicio de la guerra civil en Siria, las monarquías del Golfo apoyaron a las milicias rebeldes contra El Asad con el propósito de poner fin al influjo en Damasco de Irán, su gran adversario regional. Sin embargo, durante los últimos años habían cambiado de estrategia e iniciado un proceso de normalización de relaciones con El Asad.
En cambio, dos países de la región, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, han exhibido una actitud mucho más tibia hacia los nuevos gobernantes sirios. Ninguno de estos países, muy hostiles a la ideología islamista, ha enviado de momento un emisario a Damasco. Israel supone un capítulo aparte, pues ha realizado cientos de bombardeos sobre Siria en las últimas semanas; el último, la noche del jueves en las inmediaciones de Alepo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.