El prorruso Míjeil Kavelashvili, elegido presidente de Georgia en una votación boicoteada por la oposición
El político y exfutbolista ha promovido leyes contra la influencia extranjera y los homosexuales. La mandataria Salomé Zurabishvili no reconoce su legitimidad y se niega a abandonar el cargo
El Gobierno prorruso de Georgia ha completado este sábado su control total sobre las instituciones del país con la elección de Mikheil Kavelashvili como nuevo presidente del país. Con unas reglas electorales absolutamente nuevas, el único candidato al puesto ha sido designado por el Parlamento, controlado por el partido Sueño Georgiano, en una votación que fue boicoteada por la oposición.
Kavelashvili, que recibió el apoyo de 224 de los 300 diputados nacionales y municipales convocados, sustituye en el cargo a la opositora europeista Salomé Zurabishvili, que había sido elegida por sufragio universal en los comicios presidenciales de 2018. Zurabishvili se niega a abandonar su puesto, al no reconocer la legitimidad del legislativo que salió de las elecciones parlamentarias celebradas en octubre.
El nombramiento de Kavelashvili llega justo un año después de que la Unión Europea concediese a Georgia el estatus de país candidato a la adhesión. Desde entonces, Sueño Georgiano ha aprobado varias leyes represoras con las que ha fortalecido su poder, lo que facilitó su victoria en las elecciones legislativas de octubre. Según la misión de la OSCE, estos comicios “ofrecieron una amplia gama de opciones a los votantes”, aunque constató “presiones a los votantes, especialmente a los empleados del sector público” para que votasen a favor del Gobierno. Un mes después, en noviembre, las autoridades suspendieron las negociaciones para unirse al bloque comunitario hasta, como mínimo, 2028.
Kavelashvili se convierte, así, en el sexto presidente del país caucásico desde su independencia de la Unión Soviética, hace más de tres décadas. El alto cargo ejerció como diputado oficialista desde 2016, tras una carrera futbolística de relativo éxito que le llevó incluso a militar en el Manchester City inglés. Nacido en 1971, es fundador de La Fuerza del Pueblo, movimiento que promovió la aprobación de la ley de agentes extranjeros —que permite al Gobierno amordazar a ONG y medios críticos— y la ley que reprime a las minorías sexuales. Estas reformas fueron condenadas por la oposición y Occidente por su semejanza a las draconianas normas promulgadas por Rusia para reprimir a la oposición y a la comunidad LGTBI.
“Hace un año fue un día de consenso, de alegría popular y de grandes emociones. Durante un año, el partido gobernante de un único hombre ha machacado esta gran oportunidad y ha construido un régimen autoritario represivo”, ha denunciado Zurabishvili a través de X. La política hacía alusión así a Bidzina Ivanishvili, el oligarca que controla en la sombra a Sueño Georgiano y mantiene lazos estrechos con el Kremlin.
Las autoridades cambiaron el mecanismo de elección presidencial en la reforma constitucional de 2017. El sistema político georgiano ya beneficiaba antes en el parlamento y la justicia a Sueño Georgiano, el partido más votado, gracias a que la mayoría obtiene una sobrerrepresentación en las instituciones, pero la presidencia estaba fuera de su alcance gracias al sufragio universal. Con el nuevo método, que incluye a delegados de la región separatista de Abjasia en el exilio, Kavelashvili tenía asegurado el umbral de votos necesarios.
La oposición, que se manifiesta diariamente en Tiflis desde que el Gobierno congelara el 28 de noviembre las negociaciones de ingreso en la Unión Europea, ha vuelto a concentrarse este sábado frente al parlamento para protestar contra el nombramiento de Kavelashvili. En las imágenes que han colgado en las redes sociales los manifestantes podía leerse en sus carteles la palabra “marioneta” empleada contra el nuevo presidente. Por su parte, otros participantes llevaron consigo balones de fútbol para expresar con una pachanga que Kavelashvili es tan capaz de gobernar como ellos de ser futbolistas profesionales.
Según las encuestas, el apoyo a unirse a la UE es abrumador en Georgia y alcanza incluso el 80% de la población. Esta aspiración une a las distintas fuerzas opositoras, e incluso esta misma jornada han sido convocadas las peñas del Real Madrid y Barcelona en el país caucásico para marchar unidas en protesta por la capital.
Los manifestantes se enfrentan al riesgo de ser detenidos o ser golpeados. Durante su protesta de este sábado, algunos portaron retratos de conocidos que han sido heridos durante manifestaciones pasadas. Además, la disidencia ha denunciado que al amplio despliegue policial de estos días se ha sumado este sábado una nueva treta de las autoridades: el alcalde de la capital convocó a niños y padres a presenciar la iluminación del árbol de navidad a la misma hora y en el mismo lugar en el que se celebran las manifestaciones diarias.
“Es necesario acabar con el fascismo liberal”, ha manifestado el alcalde de Tiflis, Kaja Kaladze, tras cancelar la ceremonia de encendido del árbol. Las instalaciones fueron blindadas con decenas de policías y vallas, pero la multitud que ocupaba la plaza no gritaba por la navidad, sino que portaba banderas de Georgia y la Unión Europea unida por otro clamor: la dimisión del nuevo presidente.
La presidenta de la oposición ha compartido un sondeo llevado a cabo por la firma georgiana IPM que recoge que un 65% de los ciudadanos apoyan las protestas y un 61% cree que las elecciones legislativas fueron manipuladas. Zurabishvili reiteró en la víspera de la elección de su sucesor que no abandonará la presidencia y calificó la votación de “parodia anticonstitucional”.
La alto cargo acusa además al Kremlin de desestabilizar a sus países vecinos. “Georgia, Moldavia, Rumanía... Rusia está utilizando la interferencia electoral y diversos instrumentos híbridos para intentar descarrilar a esos países de su camino democrático. ¡Es una guerra contra las elecciones, una guerra contra Europa!”, ha asegurado.
El primer ministro georgiano, Irakli Kobakhidze, ha vuelto a insistir por su lado en que su Gobierno, a pesar de sus leyes incompatibles con los valores europeos, sigue mirando a Bruselas. “Nuestro objetivo es la integración europea y se hará todo lo posible para lograrlo. Lo único que no puede ser objeto de compromiso es nuestra soberanía, nuestra independencia y nuestra integridad territorial”, ha afirmado Kobakhidze, que sustituyó a su predecesor en febrero de este año justo al mismo tiempo que reaparecía en la vida pública el dueño del Sueño Georgiano, Bidzina Ivanishvili.
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