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Cientos de detenidos en Georgia tras cuatro noches de protestas multitudinarias contra el Gobierno prorruso

Las manifestaciones de la oposición se han reavivado después de que el Ejecutivo suspendiese hasta 2028 el proceso de integración en la Unión Europea

La policía georgiana carga con un cañón de agua contra los manifestantes, este domingo en Tbilisi.
La policía georgiana carga con un cañón de agua contra los manifestantes, este domingo en Tbilisi.Irakli Gedenidze (REUTERS)

Meses de manifestaciones pacíficas contra el giro represor del Gobierno georgiano han derivado en una ola de enfrentamientos con la policía en las calles de las principales ciudades del país. La nación del Cáucaso encadena cuatro jornadas consecutivas de protestas después de que el Gobierno anunciase la suspensión de su adhesión a la Unión Europea. Los choques de este domingo culminaron con al menos 44 personas atendidas en un hospital, según el Ministerio del Interior. La policía ha empleado indiscriminadamente gases lacrimógenos y cañones de agua contra los manifestantes, que a su vez emplearon bengalas y artefactos incendiarios, según las imágenes difundidas por los medios oficiales. Al menos 224 personas han sido arrestadas estos días, incluidos periodistas y un líder opositor que fue liberado al cabo de unas horas.

Desde inicios de noviembre, la oposición estaba en pie de guerra y había llamado a mantener las manifestaciones de forma continuada en las calles en protesta por lo que considera un “fraude a gran escala” en las elecciones del pasado 26 de octubre, en las que Sueño Georgiano revalidó su mayoría absoluta con un apoyo muy superior a lo esperado. Sin embargo, las protestas habían ido decayendo hasta que la semana pasada, el Gobierno anunció que pospone hasta 2028 el proceso de adhesión a la Unión Europea —que, según las encuestas, apoya más del 80% de la población—, lo que ha enardecido los ánimos.

Las protestas del domingo fueron las más multitudinarias que se recuerda en años, y además de Tbilisi, se extendió por numerosas ciudades del país. En la avenida Rustaveli de la capital se congregaron decenas de miles de personas y la policía hubo de refugiarse tras los paneles metálicos instalados en la escalinata del edificio del Parlamento, adonde los manifestantes lanzaron numerosos fuegos artificiales. Una veintena de agentes resultaron heridos, según el Ministerio de Interior, así como un gran número de manifestantes contra los que cargó la policía.

“Palizas sistemáticas”

“La mayoría de los manifestantes arrestados presentan heridas en la cabeza, huesos rotos en la cara, heridas abiertas. Han sido objeto de palizas sistemáticas hasta el transporte a centros de detención abarrotados, según informan los abogados”, ha denunciado la presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili, enfrentada al Ejecutivo.

La protesta en Tbilisi se prolongó hasta las 6:30 de la mañana (tres horas menos en la España peninsular), cuando los agentes antidisturbios cargaron contras las barricadas levantadas por los manifestantes. Los policías persiguieron a los manifestantes por todo el centro e incluso en las estaciones de metro, reprimiéndoles duramente. Organizaciones de la sociedad civil y la Unión Europea han criticado la violencia policial de los últimos días.

Entre los detenidos está Zurab Japaridze, uno de los líderes de la Coalición por el Cambio, el grupo opositor que más apoyo cosechó en los últimos comicios. “Zurab y otros fueron detenidos en el Parque de Vake, que está a cinco kilómetros de la avenida Rustaveli. Parece que no van a limitarse a los alrededores del Parlamento, sino que la represión se va a extender por toda la ciudad. [El Gobierno] se está volviendo cada noche más brutal, y detener a un líder opositor no es un incidente aislado”, sostiene, en declaraciones a EL PAÍS, Nino Dolidze, de la Coalición por el Cambio.

Al cabo de unas horas, Japaridze fue liberado en virtud de la inmunidad que le otorga su estatus de parlamentario electo. “El resto [de los detenidos] continúan bajo arresto y no sabemos apenas nada de ellos”, agregó Dolidze, quien afirma temer que se intensifique la represión contra los miembros de la oposición (antes de las elecciones, Sueño Georgiano había prometido ilegalizar a varios partidos opositores).

Irónicamente, todos los miembros de la oposición, incluido Japaridze, han renunciado a tomar posesión de su escaño y han pedido a la Comisión Electoral que anule sus actas de diputado, pero el Parlamento aún no ha tomado nota oficialmente de estas renuncias. Esto se debe a que, según la Constitución, para que el órgano legislativo adquiera plenos poderes, debe ser reconocido al menos por dos tercios de los diputados electos, pero Sueño Georgiano únicamente cuenta con 89 de los 150 escaños. De ahí que la oposición considere ilegítima toda actuación parlamentaria actual, incluida la reelección del Gobierno, que se produjo la pasada semana.

A las protestas se han sumado también sacerdotes, un importante apoyo en un país donde la influencia de la iglesia es muy profunda y donde los líderes eclesiásticos habían pedido el voto para el partido gobernante por su giro ultraconservador de los últimos años. También hubo personalidades de la cultura. “Tres robocops [policías] me llevaron a una calle lateral y me preguntaron dónde estaban mis amigos. Cuando respondí, uno de ellos me golpeó dos veces en la cabeza. Me sangró la nariz dos veces”, ha denunciado la actriz Natia Bunturi al medio Publika. La artista fue una de las decenas de personas heridas por la represión policial en las protestas.

Apoyo de grandes empresas

Algunas grandes empresas del país también han manifestado su apoyo a las protestas. Entre ellas dos grandes entidades financieras, Bank of Georgia y TBC Bank; las compañías de telecomunicaciones Magticom y Silknet; el gigante de la construcción Orbi; y el mayor distribuidor de automóviles de Georgia, Tegeta.

“Para Bank of Georgia no hay alternativa a la integración europea. No os detengáis en el camino a Europa”, ha proclamado la entidad financiera en sus redes sociales. “El Grupo Orbi apoya el futuro europeo de Georgia. ¡Rechacen la violencia, avancen hacia Europa, Georgia ganará!”, ha declarado por su parte la constructora.

La relatora especial de la ONU para la libertad de manifestación, Gina Romero, ha denunciado la violencia empleada por la policía, mientras que la OSCE, que validó las elecciones de octubre, ha tachado la intervención de los agentes como una “una grave violación del derecho a la libertad de reunión pacífica”.

Sueño Georgiano ha intentado apaciguar a la población matizando su giro hacia Europa. “Estamos comprometidos con la integración europea y seguiremos en nuestro camino hacia el sueño europeo”, ha asegurado este fin de semana el primer ministro georgiano, Irakli Kobakhidze. Su partido, sin embargo, mantiene un equilibrio imposible entre las promesas hechas a su población y los vínculos con el Kremlin de su fundador y verdadero líder en la sombra, el magnate Bidzina Ivanishvili.

“Paralelismos” con la Ucrania de 2013

En Rusia y en Sueño Georgiano ven paralelismos entre estas protestas y las manifestaciones ucranias de Maidan en 2013 y 2014, cuando el entonces presidente Víktor Yanukóvich suspendió el tratado de libre comercio recién firmado con la Unión Europea ante las presiones de Moscú, que para ello bloqueó el transporte de mercancías y desplegó tropas en su frontera. La ola de violencia vivida en Maidan acabaría con la huida de Yanukóvich a Rusia.

“Todo lo que sucede en Georgia es un asunto interno de Georgia”, ha asegurado este lunes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. “Probablemente, el paralelismo más directo sean los acontecimientos de Maidan en Ucrania”, ha agregado el jefe de comunicación de Putin. Según Peskov, las autoridades georgianas tienen la situación bajo control y Moscú “no pretende interferir” en una crisis que, junto con el reciente revés del régimen de Bachar el Asad, en Siria, compromete la influencia del Kremlin en dos regiones importantes para Rusia.

El Gobierno georgiano también ha apelado al temor a otro Maidan para justificar su reciente ley de agentes extranjeros, la cual dificulta el trabajo en el país de las ONG y pone en peligro las fuentes de los periodistas al obligarles a revelar sus nombres. “Hay una estrategia coordinada y planificada previamente con financiación extranjera”, ha manifestado Kobakhidze sobre las protestas georgianas. “Esto es precisamente el motivo por el que algunos individuos se opusieron a la ley de transparencia. Así los procesos revolucionarios podrían ser financiados de forma opaca en Georgia”, ha agregado.

Estonia, Letonia y Lituania, tres países concienciados por la amenaza de la vecina Rusia, han aprobado sanciones contra el Gobierno georgiano y han conminado al resto de la Unión Europea a seguir sus pasos. “Los tres países bálticos han acordado conjuntamente imponer sanciones contra quienes reprimen las protestas legítimas de Georgia. Los opositores a la democracia y los violadores de los derechos humanos no son bienvenidos en nuestros países”, ha manifestado el ministro lituano de Exteriores, Gabrielius Landsbergis, en su cuenta de X.

La nueva responsable de la diplomacia europea, Kaja Kallas, ha condenado la violencia empleada contra los manifestantes. La Alta Representante para la política exterior del bloque reconoce que los miembros de la Unión Europea discrepan a la hora de adoptar medidas contra Tbilisi. “Tenemos diferentes alternativas, pero debemos llegar a un acuerdo”, ha señalado la política estonia este domingo.

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