Desmantelado en Italia un grupo terrorista neonazi que quería atentar contra Giorgia Meloni
Detenidas 12 personas en Bolonia y otras ciudades de una célula supremacista llamada Werwolf Division, nombre inspirado en una agrupación nazi de la II Guerra Mundial
Un panfleto con símbolos nazis distribuido en 2022 en Emilia Romaña, la región italiana de Bolonia, de un grupo llamado Werwolf Division que pretendía “destruir el régimen liberal” fue la primera pista, una amenaza considerada seria, de la existencia de un grupo terrorista neonazi en esta zona. Tirando del hilo y tras dos años de investigación, la policía italiana ha arrestado este miércoles a 12 personas, de entre 19 y 75 años, en Bolonia y otras localidades de toda Italia. En total, se ha investigado a 25 personas y se han registrado otras tantas viviendas. Se trataba de una auténtica “célula organizada” que ya estaba “en una fase de organización operativa avanzada en condiciones de realizar atentados”, según ha informado la Policía Estatal. En sus comunicaciones, según medios italianos, los integrantes del grupo hablaban de atacar a la primera ministra, Giorgia Meloni, y a un economista del Foro Económico Mundial.
Es una nueva operación, que sigue a otras similares en los últimos años, y prueba cómo está creciendo el submundo de las formaciones paramilitares neofascistas en Italia. Solo en 2021, el año en que llegó al poder el Gobierno de ultraderecha de Giorgia Meloni, se desmantelaron cinco. El nombre del grupo desmantelado, Werwolf Division, que luego cambió su nombre a Divisione Nuova Alba, es una referencia a un grupo nazi de la II Guerra Mundial, los denominados hombres lobo del jefe de las SS, Heinrich Himmler, que cometían acciones de guerrilla y sabotaje contra los aliados en los últimos meses de la contienda. La agrupación tenía dos canales en Telegram, en los que difundían “ideales supremacistas y neonazis, en su expresión más extrema” que incluían negacionismo y apología del Holocausto. Además, el grupo mantenía relaciones con otras formaciones “extremistas y terroristas, también del extranjero”, e incluso de matriz islámica, con las que tenían en común el odio a los judíos.
En las imágenes de los registros mostradas por la policía italiana se ven uniformes paramilitares, machetes y banderas con símbolos fascistas, en habitaciones con carteles de Mussolini, banderas y libros de ideología nazi. Reclutaban “guerreros”, hombres y mujeres “listos para la revolución”, con el fin de “instaurar un Estado ético y autoritario centrado en la raza aria, con el proyecto de acciones violentas contra altos cargos de las instituciones”.
Los dos principales dirigentes de la célula, según la policía italiana, son Daniele Trevisan y Andrea Ziosi, ambos de 37 años, junto a Federico Trevisan, de 33, y Giuseppe Fallisi, de 75, que hacían labores de organización. Están acusados de asociación con finalidad de terrorismo; propaganda e instigación a la delincuencia por motivos de discriminación racial, étnica y religiosa, y posesión ilegal de armas de fuego. Uno de estos cabecillas del grupo, que animaba a los demás a hacerse con armas, tenía una pistola con la matrícula borrada y con la que hacía ejercicios de tiro.
En 2022 se constataron contactos de este grupo con otra organización supremacista llamada Ordine di Hagal que fue desarticulada a finales de ese año. Sus cuatro responsables acaban de ser condenados a penas entre cinco y tres años de cárcel. En mayo de 2023 volvió a aparecer en una investigación de la Fiscalía de Nápoles, a raíz de una red en Telegram que organizaba “actos subversivos violentos” exaltando el Holocausto.
En el panfleto del grupo captado en 2022 había una cita de Dominique Venner, intelectual de la extrema derecha francesa que se suicidó en 2023 en la catedral de Notre Dame para protestar por la islamización del país, la inmigración y el fin de la familia tradicional. En la cita se llamaba a acabar con el “régimen liberal hasta la última raíz”: “Hay que destruir su organización política, derribar sus ídolos y sus dogmas, eliminar a sus dueños conocidos y a los ocultos, mostrar al pueblo cómo ha sido traicionado, explotado y ensuciado. Después, reconstruir”.
La proliferación de formaciones terroristas de extrema derecha se produce de forma paralela a las crecientes exhibiciones públicas de grupos neofascistas que están creando una atmósfera de normalización de gestos y consignas antes impensables. En enero, un millar de neofascistas se reunieron haciendo el saludo romano, una imagen que parecía de otra época, ante una sede del MSI, el partido heredero del fascismo en democracia en el que Meloni dio sus primeros pasos. Este verano, tras la publicación de un reportaje que revelaba comentarios antisemitas y racistas, y uso de simbología nazifascista entre las juventudes del partido de Meloni, Hermanos de Italia, la superviviente del Holocausto y senadora honoraria Liliana Segre declaró: “Estas cosas han estado siempre ahí, escondidas, y creo que con este Gobierno se aprovecha de este gran poder de la derecha (…) y ya no se avergüenzan de nada”. En ese caso, como en otros, la primera ministra condenó lo ocurrido.
En el goteo de episodios polémicos de afinidad con el fascismo y el nazismo ya tolerados, el último ha sido el nombramiento del jefe del grupo del partido de Meloni en la Cámara de Diputados. Es Galeazzo Bignami, de Bolonia, famoso por una foto que salió a la luz en 2016 y entonces causó un revuelo que ya parece superado: era de su despedida de soltero de 2005 y aparecía disfrazado de uniforme negro de las SS con la esvástica en un brazalete.
En Bolonia, centro de actividades del grupo terrorista desarticulado, se produjo hace un mes una controvertida marcha del grupo neofascista Casapound de Roma. Fue autorizada por el Gobierno pese a la negativa del alcalde, Matteo Lepore, del Partido Democrático (centro-izquierda), porque el itinerario preveía pasar junto a la estación, lugar de un brutal atentado en 1981 con 85 muertos, obra de terroristas neofascistas. La iniciativa terminó con enfrentamientos con colectivos antifascistas y cargas policiales. “Podemos decir que en 2024 existen los neonazis en Italia y, por tanto, cuando alguien se preocupa de denunciar que estos temas son de actualidad y absolutamente importantes, creo que hay que tomarlos en serio”, ha dicho este miércoles el alcalde de Bolonia tras conocer la operación policial.
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