El presidente del partido de Le Pen: “Habrá moción de censura, salvo milagro de última hora”
El Reagrupamiento Nacional se prepara para tumbar el Gobierno de Michel Barnier en Francia si este lunes no cede a sus exigencias y aprueba los presupuestos por decreto
El camión de las mudanzas se prepara para volver a Matignon, sede del Gobierno francés, apenas 90 días después de descargar el mobiliario de su actual inquilino, Michel Barnier. Este lunes termina el plazo fijado por el Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen para que el primer ministro acepte sus exigencias presupuestarias. De lo contrario, ha recordado esta mañana Jordan Bardella, presidente del partido ultraderechista, votarán una moción de censura para tumbarlo: “Salvo milagro de última hora, así será”. El ultimátum forma parte de una negociación in extremis que se mantendrá hasta las 15.00, cuando Barnier deberá desvelar sus cartas en el Parlamento y decidir si somete a votación la parte del presupuesto que atañe a la Seguridad Social o recurre a su aprobación por decreto, una elección que activaría una moción de censura de la izquierda y la ultraderecha.
Barnier ha convocado a las 13.45 a los presidentes de los grupos parlamentarios que forman el Gobierno. La reunión será la última oportunidad para encontrar una solución de consenso que permita ceder a algunas de las exigencias de Le Pen sin dar la impresión de lo evidente, que el Gobierno está en manos de la ultraderecha desde que nació. Le Pen logró una importante victoria la semana pasada cuando Barnier anunció que no subiría el precio de la luz, renunciando a más de 3.000 millones de ingresos extra para hacer frente al agujero presupuestario de 60.000 millones que el Gobierno necesita cubrir. Además, obtuvo también la promesa de que se reducirá la asistencia médica gratuita para migrantes irregulares. Pero la líder ultraderechista quiere también cesiones en el reembolso público a los medicamentos y la revalorización de las pensiones. Es decir, cuestiones relacionadas con el poder adquisitivo de los franceses.
Bardella, cabeza de cartel en las pasadas legislativas, ha asegurado que Barnier tiene hasta las 15.00 horas para cambiar totalmente el proyecto de Presupuestos que fue adoptado la pasada semana por una comisión mixta de diputados y senadores, entre los que sí tiene mayoría absoluta. “Pero tengo pocas esperanzas de que sea iluminado por la gracia”, ha sentenciado en una entrevista. Las mismas que los mercados, que comenzaron la jornada con nerviosismo. El diferencial de tipos entre Francia y Alemania vuelve a ampliarse, situándose cerca de los 86 puntos básicos frente a los 81 al cierre del viernes.
El Nuevo Frente Popular, el artefacto electoral que reunió a toda la izquierda en las pasadas elecciones, ya ha anunciado que si los presupuestos se aprueban por decreto, activará la moción de censura. Y la ultraderecha ha confirmado que, en ese caso, la apoyará, sin importarle la extraña alianza que se formaría. La clave para la supervivencia del Ejecutivo, pues, es esquivar la necesidad de recurrir a ese método comúnmente conocido como el 49.3 (por el artículo de la Constitución) e intentar ganar tiempo sometiendo los presupuestos a una votación en el Parlamento. Pero si eso no fuera posible, si la izquierda y el Reagrupamiento Nacional, el primer grupo en la Asamblea, unen finalmente sus votos, el Gobierno caerá. Sería la primera vez que se emplea esta fórmula desde la caída del Ejecutivo de Georges Pompidou en 1962. El Gobierno de Barnier se convertiría entonces en el más breve de la historia de la V República.
La caótica situación es fruto del resultado de las últimas elecciones legislativas, en las que el Parlamento quedó fragmentado en tres bloques casi iguales. El Nuevo Frente Popular (NFP) —la alianza integrada por La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, socialistas, comunistas y ecologistas— logró 193 de 577 diputados, pero quedó muy lejos de la mayoría absoluta de 289. El bloque presidencial, formado por tres partidos de centro y centroderecha, obtuvo 166; y el ultraderechista Reagrupamiento Nacional (RN), 126. El partido de Le Pen, pese a terminar tercero en ese esquema de bloques, se convirtió en el árbitro de la contienda al no encontrar el presidente Emmanuel Macron una mayoría absoluta estable en el Parlamento.
En caso de censura del Gobierno de Barnier, Macron, que se encuentra completamente fuera de juego en la política nacional y que el lunes comenzaba un viaja Arabia Saudí, tendrá que nombrar un nuevo Ejecutivo, algo muy complicado visto este equilibrio parlamentario.
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