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Netanyahu afirma que el “objetivo supremo” de Israel es impedir que Irán tenga armas nucleares

Israel recalca a EE UU que frenar las amenazas procedentes de Líbano está por delante de cualquier negociación de tregua

Benjamín Netanyahu conflicto Oriente Proximo
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, este jueves durante una ceremonia militar en la base de Mitzpe Ramon (Israel).Amir Cohen (REUTERS)

Israel vuelve a poner en primer plano el arma nuclear iraní para justificar su ofensiva sobre Gaza y Líbano. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha destacado este jueves que el “objetivo supremo” es “impedir que Irán obtenga armas nucleares”. El mandatario ha realizado estas declaraciones durante el acto de graduación de un grupo de militares, pocos días después de que su aviación respondiera al ataque lanzado por Irán el pasado 1 de octubre bombardeando instalaciones militares del régimen de los ayatolás. El mensaje llega en medio de las tensiones entre ambos países ante una posible escalada bélica. “Detener el programa nuclear ha sido, y sigue siendo, nuestra principal preocupación. No me he desviado, no nos hemos desviado y no nos desviaremos de este objetivo”, aunque “obviamente, no puedo detallar nuestros planes para lograr este objetivo supremo”, ha añadido Netanyahu según un comunicado de su oficina.

Mientras, las bombas se imponen a la vía diplomática, pese a que en las últimas horas se han estrechado los contactos para tratar de acercar posturas entre Israel y Líbano en torno a un posible alto el fuego. Netanyahu ha querido dejar claro a su principal aliado, Estados Unidos, que su prioridad, por delante de los detalles de un posible pacto, es que Israel pueda “cumplir el acuerdo y frustrar cualquier amenaza contra su seguridad por parte del Líbano, de tal manera que los residentes regresen seguros a sus hogares”, según un comunicado de su oficina.

Netanyahu, que ha agradecido los esfuerzos mediadores, ha realizado esta declaración tras recibir al enviado de la Casa Blanca, Amos Hochstein y al funcionario de seguridad Brett McGurk. Netanyahu, al menos según se desprende del comunicado, no se ha referido explícitamente a los contactos de Hochstein en las últimas horas con los responsables libaneses, que han expresado cierto optimismo ante un posible cese de hostilidades. “Los acuerdos, documentos, propuestas y números -1701, 1559- [en referencia a resoluciones de la ONU] con todo el respeto, no son el punto principal. El punto principal es nuestra capacidad y determinación para hacer cumplir la seguridad, frustrar los ataques en nuestra contra y actuar contra el armamento de nuestros enemigos”, ha señalado el primer ministro después, durante la graduación de militares.

Ambos enviados de EE UU se han reunido asimismo con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, mano derecha de Netanyahu, con el que han abordado la situación en la región, incluidos posibles “acuerdos de seguridad” en torno a Líbano, así como la liberación del centenar de rehenes que permanecen en Gaza, según fuentes oficiales israelíes. Washington adelantó que también está previsto que ambas partes aborden otros asuntos del conflicto como la violencia y la crisis humanitaria en Gaza o la tensión con Irán, según comentaron fuentes oficiales estadounidenses a la agencia Reuters.

Mientras, dos civiles han muerto en la localidad israelí de Haifa tras el impacto de un proyectil llegado desde el lado libanés. También en Metula, en la frontera libanesa, otras cinco personas —un agricultor israelí y cinco empleados extranjeros— han perdido la vida a causa de otro artefacto. Este municipio de Israel fue evacuado al principio de la guerra, pues su ubicación está en una zona militar, pero siguen estando permitidas algunas actividades. Estas siete víctimas elevan a 41 los civiles que han perdido la vida en la presente contienda por proyectiles de la milicia chií libanesa. Seis de ellos eran extranjeros.

El lanzamiento de misiles ha afectado asimismo a otras zonas de Israel. Seis sanitarios han muerto tras varios ataques israelíes en el sur de Líbano, con lo que ya son 178 los trabajadores médicos fallecidos en el año largo de contienda, que también ha causado casi 300 heridos. Las tropas israelíes han ordenado nuevas evacuaciones forzosas por segundo día consecutivo a la población de Baalbek, en el noreste de Beirut.

Conversación esperanzadora

La víspera de su visita a Israel, Hochstein habló por teléfono con el primer ministro en funciones de Líbano, Najib Mikati. Esa conversación alumbró en el jefe de Gobierno libanés la esperanza de alcanzar un cese de las hostilidades antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos del próximo martes, según ha afirmado él mismo en una entrevista con la cadena de televisión libanesa Al Jadeed.

“La llamada de hoy [por el miércoles] con Hochstein me ha sugerido que tal vez podríamos alcanzar un alto el fuego en las próximas horas”, ha asegurado Mikati, antes de mencionar explícitamente la fecha de esos comicios y asegurar que es “optimista, pero con prudencia”. Esa cautela fue probablemente lo que llevó a la oficina del jefe de Gobierno libanés a eliminar, en la transcripción oficial de la entrevista, ese plazo de “en las próximas horas” mencionado por Mikati, para sustituirlo por la expresión “en los próximos días”, según recalca en su edición de este jueves el diario libanés L’Orient-Le Jour.

La “magra esperanza de un alto el fuego antes de las presidenciales en Estados Unidos” —ese es el titular que abre la web de ese diario— se topa, sin embargo, con el complejo reparto del poder en Líbano, el vacío en instituciones clave —la presidencia del país lleva vacante desde 2022— y, sobre todo, con el hecho de que quien tiene la última palabra para aceptar una propuesta de alto el fuego es el partido-milicia libanés Hezbolá, el enemigo declarado de Israel en el país árabe. Cualquier compromiso que permita detener la guerra en Líbano pasa, más que por las manos de un Ejecutivo que lleva en funciones desde 2022, por que den luz verde los milicianos chiíes, que negocian ese posible alto el fuego a través del presidente del Parlamento, el también chií Nabih Berry.

Hochstein visitó Líbano la semana pasada y allí escuchó de las autoridades locales que estaban dispuestas a implementar la resolución 1701 de la ONU, que impide a Hezbolá mantener armamento y hombres en el sur del país, algo que no se ha cumplido. Pero Israel, que sistemáticamente ha violado el espacio aéreo libanés en los últimos años, ya no se conforma solo con esa resolución, según el medio Axios.

Ahora, el Estado judío reclama tener margen de maniobra para seguir actuando con sus tropas en el país vecino, sobre el que lanzó una invasión terrestre hace un mes que se une a los bombardeos diarios desde el aire. Además, exige participar de manera directa en la implementación de la resolución 1701, aunque son los cascos azules de la ONU sobre los que recae el mandato.

El principal objetivo del Gobierno que lidera Netanyahu es conseguir que regresen a su casa de manera segura los aproximadamente 60.000 vecinos evacuados de localidades del entorno fronterizo por los ataques de Hezbolá en solidaridad con la operación militar israelí contra Hamás en Gaza, donde han muerto ya más de 43.000 personas, según datos de las autoridades del Gobierno del movimiento islamista.

Condiciones de Hezbolá

En su primer discurso a sus seguidores este miércoles, Naim Qasem, el sucesor del asesinado Hasan Nasralá como secretario general de Hezbolá, no rechazó de entrada ese alto el fuego. Sí lo supeditó a que las condiciones de este sean “aceptables”, antes de considerar que Israel aún no ha presentado “un acuerdo viable”.

A pesar de ello, incluso esta primera alocución de Qasem, —grabada, al igual que las de Nasralá— alumbra un tímido atisbo de esperanza. Desde el inicio de la guerra de Gaza, hace ya más de un año, Hezbolá había insistido en que solo detendría sus ataques con cohetes contra el norte de Israel si se alcanzaba un alto el fuego en ese territorio palestino ocupado. Sin embargo, el nuevo secretario general del partido-milicia no hizo este miércoles alusión alguna a esa condición, lo que apunta a que el grupo podría haber abandonado tal exigencia.

El propio primer ministro libanés lo ha confirmado en su entrevista con Al Jadeed. Mikati sostiene que Hezbolá ya no vincula el alto el fuego en Líbano a una tregua en Gaza. De confirmarse esa renuncia, sería un pequeño paso adelante hacia el fin de la ofensiva israelí en el país árabe, toda vez que esa es una de las condiciones irrenunciables para Israel: el cese inmediato de los ataques contra su región septentrional mientras continúa con su guerra en la Franja.

Tanto Mikati como el presidente del Parlamento, la voz de Hezbolá en la mesa de negociaciones, han reiterado en los últimos días la disposición de su país a respetar la resolución 1701 de la ONU a cambio de un alto el fuego. Esa resolución, hasta ahora incumplida, puso fin a la guerra de 33 días entre Hezbolá e Israel de 2006, pero la milicia chií nunca ha respetado la obligación que recoge de retirar sus armas y a sus milicianos de la frontera sur de Líbano, en la franja comprendida entre el río Litani y la linde con Israel.

El cumplimiento de esa resolución, que ahora Israel considera insuficiente, depende de la capacidad del debilitado Estado libanés y de su también frágil ejército de garantizar el repliegue de Hezbolá y de desplegar para contribuir a ello a unos 15.000 soldados. Esa condición es posible, ha dicho Mikati en su entrevista. El jefe del Gobierno libanés en funciones obvia así la debilidad de unas Fuerzas Armadas que carecen incluso de fuerza aérea y cuyo arsenal no puede compararse, no ya con el del ejército israelí, uno de los mejor armados del mundo, sino incluso con los entre 100.000 y 150.000 proyectiles que se calculaba poseía Hezbolá antes de esta guerra.

“El ejército libanés está preparado para fortalecer su presencia en el sur de Líbano” y asegurarse de que los únicos hombres armados en esa área estén bajo el control del Estado, ha asegurado Mikati. En un contexto de guerra, de aguda crisis económica y de grave parálisis política en Líbano, los 200 millones de dólares comprometidos en la conferencia internacional de apoyo a Líbano celebrada en París la semana pasada no parecen suficientes para fortalecer al ejército del país árabe y permitirle contrarrestar la hegemonía militar de Hezbolá, apuntalada también por su importante poder en las instituciones libanesas.

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