La retirada de una concursante de Miss Sudáfrica deja al descubierto las tensiones raciales
La modelo Chidimma Adetshina, de padre nigeriano y madre de origen mozambiqueño, ha abandonado la competición de belleza tras verse envuelta en una tormenta mediática en la que algunos expertos ven señales de odio hacia los extranjeros negros
La retirada de una participante del certamen de Miss Sudáfrica ha puesto estos días en evidencia las complejas dinámicas de este país respecto a la identidad, la raza y la inmigración, 30 años después del fin del régimen racista del apartheid.
La participación de Chidimma Adetshina, de 23 años, en el certamen nacional de belleza llevaba semanas causando polémica en Sudáfrica tras conocerse que su padre es nigeriano y su madre tiene orígenes mozambiqueños. Algunos sudafricanos consideraban que no debería representar a este país internacionalmente, ya que las bases del concurso establecen que las aspirantes al título deben tener la ciudadanía sudafricana. Para obtenerla es necesario haber nacido en este país y que al menos uno de sus progenitores sea ciudadano sudafricano o residente permanente. Pero los debates se mezclaban en redes sociales con insultos como “makwerekwere”, una forma despectiva de referirse a los extranjeros. El tono subió cuando empezaron a circular rumores de que la madre de Adetshina tiene supuestamente documentación falsa, por lo que la Alianza Patriótica, el partido liderado por el ministro de Cultura, Gayton McKenzie, anunció esta semana que emprenderá acciones legales contra ella.
El Ministerio del Interior inició el lunes una investigación, a petición de los organizadores de Miss Sudáfrica, para verificar la nacionalidad de su aspirante a miss. Dos días después, comunicó que “a primera vista” existían razones para creer que la madre de Adetshina ha cometido delitos de “fraude y robo de identidad”, lo que complica la situación legal de la modelo. Poco después, la modelo anunció en una publicación de su cuenta de Instagram que abandonaba el concurso de Miss Sudáfrica. “He tomado la difícil decisión de retirarme de la competición por la seguridad y el bienestar de mi familia y de mí misma”, rezaba el comunicado de este jueves.
La polémica respecto a la nacionalidad de Adetshina se ha visto entremezclada con un racismo latente hacia los sudafricanos de piel más oscura, a veces de parte de otros ciudadanos negros (en un país en el que la población blanca ronda el 7%). Adetshina, que se ha mantenido en silencio durante estas semanas, concedió una entrevista al medio sudafricano Sowetan Live a mediados de julio, cuando ya empezaban a surgir las críticas: “No siento que esté recibiendo el amor de las personas que represento”, se quejó entonces. “Siento que todo trata de odio entre negros, ya que no soy la única en esta competición que tiene un apellido que no es sudafricano. Creo que la atención se centra en mí por el color de mi piel”.
“Los ataques a Chidimma Adetshina no se originaron por preguntas sobre su elegibilidad como ciudadana, sino en su apariencia, su supuesta extranjería, la etnia de sus padres”, opina Michael Morris, portavoz del Instituto de Relaciones Raciales (IRR) de Sudáfrica por correo electrónico. La doctora en Sociología de la Universidad de Free State Nombuelo Shange incide en el aspecto racial de esta controversia: “Existe todavía una mentalidad de apartheid por la que se cree que la negritud es fea, inferior, mala. Incluso las personas negras la hemos asimilado”. Que Adetshina tenga un tono de piel oscuro la coloca de forma especial en el punto de mira, asegura en una videollamada. “En un concurso de belleza, la gente que ha sido condicionada para pensar que su propia piel es fea, se indigna: ‘¿Cómo se atreve esta a tener tanta confianza en sí misma?”.
Hostilidad hacia el migrante
Sudáfrica experimenta una creciente hostilidad hacia los inmigrantes (2,4 millones en un país de 60 millones de habitantes, aunque las cifras no oficiales seguramente sean más altas), aseguran expertos como Shange. Especialmente si estos migrantes no son blancos. “Se está usando a otros nacionales africanos como chivo expiatorio por las dificultades que vive el país, una visión equivocada”, subraya la socióloga.
En este, uno de los países más desiguales del mundo, el 32,6% de los ciudadanos no tienen trabajo, según la encuesta nacional de empleo de 2023, y esto no incluye a quienes han dejado de buscar (así, la tasa sube al 44,1%). “El 80% de la gente sobrevive con solo el 20% de los recursos, los ricos acaparan tierras y no hay movilidad social posible. Como africanos negros, luchamos entre nosotros por los escasos recursos, y eso acaba produciendo frustración”, añade Shange.
Sudáfrica ha experimentado un auge de casos de xenofobia en los últimos años, con incidentes protagonizados, a menudo, por integrantes de la llamada Operación Dudula, un violento grupo que asalta negocios pertenecientes a ciudadanos extranjeros. El número de extranjeros residentes en Sudáfrica ha pasado de un millón escaso en 1996 a 2,4 millones en 2022, según el Consejo de Investigación en Ciencias Humanas de Sudáfrica.
Ayanda Sishi-Wigzell, analista política y periodista, recuerda cómo vivió en su propia piel el racismo que a veces vuelve a prender en Sudáfrica, cuando a los 17 años fue cuestionada en la calle por la policía, que le preguntaba en lengua zulú “cómo se decía ‘codo”, una técnica habitual para descubrir a extranjeros. “Existe una afrofobia profunda, un cierto odio hacia otras personas también negras, pero no sudafricanas (...) que parece estar conectado a cierto sentido de superioridad porque nuestro país cuenta con infraestructuras que otros no tienen”, señala Sishi-Wigzell por teléfono. “Esto ha construido en algunas personas una percepción de que [los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo] vienen a quitarnos recursos”. Ella culpa especialmente a las redes sociales de alimentar el discurso de odio. “A medida que el uso de redes sociales aumenta, crece la desinformación en lenguas nacionales, no solo en inglés”. Y la desinformación acaba trasladándose a sitios más difíciles de monitorear, como los grupos de WhatsApp.
La salida de Adetshina del concurso de belleza parece dar la razón a quienes estos días dieron rienda suelta a la xenofobia, como la cuenta en X que sentenciaba, tras conocerse el supuesto robo de identidad de la madre de la modelo: “Los nigerianos son unos ciudadanos terribles en cualquier país, y siempre nos acaban dando la razón”. “Los chovinistas y los xenófobos se sentirán justificados, y la causa del nacionalismo estrecho de miras parecerá más fuerte [con el abandono de Chidimma Adetshina de Miss Sudáfrica]”, lamenta Michael Morris, del Instituto de Relaciones Raciales de Sudáfrica. Shange matiza: “No somos un país racista, somos hospitalarios, pero las voces de odio acaban oyéndose más”.
Ante la avalancha de odio contra Adetshina y los inmigrantes, una joven usuaria de TikTok proclamaba la semana pasada: “Quiero decir a todos los africanos que no todos somos así [en Sudáfrica]”. Este miércoles, después de que el Ministerio del Interior sudafricano anunciara la investigación por el asunto de la nacionalidad de la joven, retomaba el tema: “¿Estáis contentos ahora que le habéis arruinado la vida a esta chica? ¿Os va a traer esto más trabajo, más tierra, va a hacer vuestras comunidades más seguras?”.
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