Liberados 26 presos en el mayor canje entre Rusia y Occidente desde la Guerra Fría
Turquía afirma haber coordinado el intercambio de personas presas en siete países. Entre los liberados está Evan Gershkovich, de ‘The Wall Street Journal’, y el español Pablo González. El presidente Biden y la vicepresidenta Harris reciben a los estadounidenses liberados
Rusia ha liberado este jueves al periodista estadounidense Evan Gershkovich, corresponsal en Moscú de The Wall Street Journal, en el mayor intercambio de presos con Occidente desde el fin de la Guerra Fría. El Kremlin, junto con Bielorrusia, también ha dejado en libertad al exmilitar estadounidense Paul Whelan, al disidente ruso Ilia Yashin, al alemán Rico Krieger, acusado de terrorismo, y a otra decena de personas. A cambio, Estados Unidos, Alemania y otros países europeos han entregado conjuntamente a Moscú a varios ciudadanos acusados de espionaje o asesinato. Entre ellos está el español de origen ruso Pablo González, que llevaba más de dos años recluido en Polonia sin cargos en su contra. El canje de las 26 personas —entre las que hay dos menores— ha tenido lugar en Ankara, la capital turca.
El presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris han recibido a última hora de este jueves (madrugada en la España peninsular) a Gershkovich, Whelan y la periodista ruso-estadounidense Alsu Kurmasheva en la base aérea de Andrews (Maryland), donde aterrizó el avión que les trasladó desde Ankara. Junto con ellos fue liberado el conocido opositor ruso Vladimir Kara-Murza, que está casado con una ciudadana estadounidense y reside en el país. Un pequeño grupo de periodistas de The Wall Street Journal, entre ellos Emma Tucker, la directora, se unió a pie de pista a la comitiva de prensa para dar la bienvenida a su compañero. El primero en bajar la escalerilla fue Whelan, seguido por Gershkovich y Kurmasheva.
Tras saludar sucesivamente a Biden y Harris, corrieron a abrazar a sus familiares, donde permanecieron unos minutos mientras el presidente y la vicepresidenta se acercaban a los periodistas, ante los que el primero volvió a agradecer la colaboración de los aliados en las negociaciones, especialmente aquellos que “tomaron la decisión más difícil”, como Alemania y Eslovenia. El presidente afirmó que siempre había creído posible la liberación y, preguntado por si tenía algún mensaje que enviar a Putin, contestó: “Pare”. Consciente de que la liberación es un punto a favor de los demócratas en una campaña electoral convulsa, Harris manifestó que el acuerdo de canje era “un testimonio extraordinario de la importancia de tener un presidente que entiende el poder de la diplomacia.”
Gershkovich se dirigió mientras al corrillo de periodistas, donde se abrazó a sus compañeros. “¿Cómo se siente uno cuando está finalmente de vuelta?”, le preguntó uno. “Nada mal, estoy muy bien”, contestó el reportero del WSJ, que demoró su presencia en la pista intercambiando impresiones con numerosos colegas. Fue el último que abandonó el lugar rumbo a la caravana de automóviles que les esperaban.
La Organización Nacional de Inteligencia (MIT), los servicios secretos de Turquía, han mediado en la operación, según un comunicado citado por la prensa local: “Hoy se producirá un intercambio (de prisioneros) bajo la coordinación de nuestra institución. Se trata de una de las operaciones de intercambio más grandes de los últimos tiempos y nuestra organización ha tenido un importante papel como mediadora”. Washington y Moscú solicitaron a Turquía su intervención, ya que el país euroasiático mantiene buenas relaciones con ambas capitales: pese a ser miembro de la OTAN casi desde su fundación no ha decretado sanciones contra Rusia por su invasión de Ucrania y los mandatarios de ambos países mantienen constantes contactos.
Según explicaron fuentes de la inteligencia turca a EL PAÍS, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, encomendó al jefe del MIT, Ibrahim Kalin (antiguo asesor presidencial de seguridad nacional y política exterior), que manejase personalmente el caso y, por ello, mantuvo en las últimas semanas constantes reuniones con las partes para preparar el intercambio, que estuvo precedido, el mes pasado, por una reunión de las partes implicadas en Turquía.
Dado lo delicado de la misión, la logística del intercambio ha sido supervisada y controlada por el MIT desde inicio a fin, según las fuentes turcas. Siete aviones aterrizaron esta tarde en el aeropuerto de Esenboga en Ankara. Dos de ellos procedían de EE UU, y el resto de Alemania, Polonia, Eslovenia, Noruega y Rusia. En ellos viajaban los 26 individuos, que estaban detenidos en los mencionados países, además de en Bielorrusia.
“Por el alto número de presos que iban a ser intercambiados, todos los individuos fueron extraídos de los aviones bajo la supervisión de personal del MIT y transferidos a una zona segura”, ha explicado la presidencia turca en un comunicado. “Tras completar los necesarios procesos de verificación de identidad, reconocimientos médicos y otras peticiones, fueron embarcados en los aviones de los países a los que serían enviados, tras recibir la aprobación del MIT”, ha agregado. Una vez aprobado el intercambio de los 26 individuos, 10 —incluidos los dos menores—, fueron transferidos a Rusia; 12 a Alemania y cuatro a EE UU.
Washington llevaba meses negociando la liberación de Gershkovich, detenido en marzo de 2023, cuando preparaba una información acerca de la guerra en Ucrania. El periodista, acusado de espionaje, fue condenado a 16 años de cárcel el 19 de julio en un juicio relámpago (con solo tres sesiones a puerta cerrada), en la primera señal de que el Kremlin quería acelerar el canje. El presidente de EE UU, Joe Biden, dijo entonces que no cejaría “en los esfuerzos por devolverlo” a su casa, mientras seguía trabajando “intensamente” en su liberación. El mismo día, la justicia rusa sentenció a seis años a la periodista ruso-estadounidense Alsu Kurmasheva, del medio Radio Free Europe/Radio Liberty, que también ha sido liberada este jueves.
El Gobierno ruso ha sido el primero en comentar la operación. El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, ha instado a los “enemigos” que abandonaron las cárceles rusas a que se mantengan alejados de Rusia. Además, “todos los que no son nuestros enemigos deben regresar”, ha señalado, citado por la agencia de noticias estatal TASS.
Biden ha calificado de “hazaña de la diplomacia” las negociaciones que concluyeron en el canje. Tras agradecer la colaboración de los países que han participado en las negociaciones, el mandatario ha reiterado la importancia de las alianzas. “Lo de hoy demuestra por qué necesitamos tener amigos en el mundo”, ha afirmado. Al ser preguntado sobre Donald Trump, que ha afirmado en numerosas ocasiones que podría conseguir la liberación de los presos sin un canje, Biden ha respondido: “¿Por qué no lo hizo cuando era presidente?”.
También se ha manifestado la ONG Reporteros sin Fronteras, que ha expresado su alivio por el fin del calvario de Gershkovich y ha recordado que más de 40 periodistas siguen detenidos en Rusia. “No debería haber pasado ni un solo día en una prisión rusa por hacer su trabajo como periodista”, ha declarado la organización.
La prensa rusa informaba desde hacía varios días sobre las posibilidades de este intercambio. Llamaban la atención los traslados inadvertidos de varios disidentes detenidos, como el del político opositor Yashin y el del activista Orlov de las prisiones en las que estaban recluidos, o las “desapariciones” del sistema penitenciario ruso de varios presos extranjeros. A esto se sumaron otras decisiones inusuales, como la del régimen del bielorruso Aleksandr Lukashenko de indultar el martes al alemán Krieger —acusado de terrorismo y que había sido condenado a muerte a mediados de julio—, o la deportación injustificada de dos supuestos espías rusos desde Eslovenia, que habían sido condenados a cadena perpetua.
Entre los liberados por Moscú destacan otros nombres, además de Gershkovich, como el del periodista Vladímir Kara-Murza, ciudadano con doble nacionalidad rusa y británica que estaba cumpliendo una pena de 25 años por criticar la invasión en Ucrania. De 42 años, es una de las figuras más destacadas de la oposición rusa y uno de los principales críticos de Vladímir Putin. También se encuentra Ilia Yashin, condenado a ocho años por cuestionar la versión rusa de la masacre de Bucha, en marzo de 2022, la cual sostiene que los cadáveres en la calle de la ciudad ucrania fueron una “producción para los medios occidentales”. Oleg Orlov, copresidente de la ONG Memorial, reconocida con el Nobel de Paz en 2022, fue acusado de ser un agente extranjero tras publicar una columna de opinión crítica con el Kremlin.
El otro canje más reciente tuvo lugar en diciembre de 2022. Rusia intercambió entonces a la baloncestista Brittney Griner —condenada a nueve años por posesión de drogas— por el traficante de armas ruso Viktor Bout, que estaba preso en EE UU. Washington buscaba incluir en el intercambio al exmilitar Paul Whelan, pero Moscú pidió a cambio a Vadim Krasikov, sentenciado a cadena perpetua en Alemania por asesinar a un disidente checheno. Pese a que aquella negociación no tuvo frutos —por el rechazo del Gobierno alemán— ahora ambos han quedado en libertad. El Ejecutivo alemán ha admitido que la liberación de Krasikov “no fue una decisión fácil”. “Nuestra obligación de proteger a los ciudadanos alemanes y nuestra solidaridad con Estados Unidos fueron motivaciones importantes”, ha indicado en un comunicado.
En 2010 se produjo otro intercambio importante, cuando Washington entregó a 10 rusos acusados de espionaje, a cambio de otros cuatro ciudadanos acusados de espiar para EE UU y el Reino Unido.
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