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24 horas para decidir un asilo exprés: el experimento de Suiza para dar o denegar la protección a los norteafricanos

El plan para evaluar en un día si los solicitantes reúnen los requisitos para convertirse en refugiados se extiende a todo el país. Los críticos temen que el procedimiento viole la legalidad

Asilo Suiza
Un solicitante de asilo en el centro de acogida de Provence (Suiza).Denis Balibouse (Reuters / ContactoPhoto)
Lola Hierro

Phatime, afgana de Kabul, sonríe satisfecha. Apenas comprendía qué le estaban explicando en la ventanilla de la oficina de inmigración de Lucerna, una pintoresca ciudad de los Alpes suizos, porque no entiende el francés, ni el italiano, ni el alemán, las tres lenguas oficiales del país. Pero allí ha coincidido con Karim, un compatriota, de su misma edad, 18 años, que sí conoce los tejemanejes de la Administración porque llegó como refugiado cuando era niño, así que le está echando una mano como intérprete. Ella es una de las más de 12.000 personas que han pedido asilo en Suiza en lo que va de 2024, un año en el que el Gobierno espera superar las 30.000 solicitudes, algo que ya ocurrió en 2023. No se llegaba a una cifra tan alta desde la crisis de refugiados de 2015. Suiza explora ahora el asilo exprés, un procedimiento para aceptar o rechazar peticiones de protección en 24 horas.

Desde 2022, las cifras suben más de lo habitual por la mezcla de llegadas de ucranios que escapaban de la invasión rusa de febrero de ese año —actualmente hay 66.000 acogidos en este país— y los llegados de países como Afganistán, Turquía y Eritrea, que suponen la mitad de las solicitudes. Los centros de asilo no daban abasto y hubo que recurrir al ejército para que cediera temporalmente algunos barracones.

Ante tal situación, la Secretaría de Estado de Migraciones (SEM) puso en marcha un controvertido plan: gestionar las solicitudes de asilo en solo 24 horas en los casos en que los afectados fueran de un país con una tasa de aceptación de menos del 1%, y especialmente las de los ciudadanos provenientes de Túnez, Marruecos, Argelia y Libia, que juntas suman un 20% de todas las peticiones, según el organismo.

Los partidarios de este procedimiento exprés defienden que sirve para disuadir de inmigrar, no saturar los centros y dar cobijo a quienes de verdad lo necesitan. Su adalid es Christine Schraner Burgener, al frente de la SEM desde 2022. “Si aceptamos a todos los que vienen solo porque quieren trabajar o tener una vida mejor, no tenemos espacio”, argumenta durante una entrevista en su luminoso despacho de Berna.

Los detractores de la medida temen que no se salvaguarden los derechos procesales de los afectados. Una de las organizaciones que la cuestiona es el Consejo Suizo para los Refugiados. Su portavoz, Eliane Engeler, explica que existe el riesgo de que los casos no se investiguen a fondo y se tomen decisiones incorrectas. “Esto puede tener graves consecuencias. Las personas vulnerables, como las que están enfermas o traumatizadas, corren el riesgo de no ser identificadas en estas condiciones”, advierte. Schraner Burgener certifica que se analiza cada caso individualmente para no pasar por alto ninguno que necesite protección. Suiza ha sido tradicionalmente un país solidario a la hora de acoger refugiados, pero en los últimos años ha endurecido sus condiciones. En el país, de nueve millones de habitantes, hay ciudadanos que temen acabar superados en número por los extranjeros, que ya suponen un cuarto de la población. La tasa de aceptación de asilo fue de un 54,4% en 2023, superior a la media europea, del 40%.

La nueva medida estrella se puso en marcha como programa piloto en Zúrich en noviembre de 2023; en abril se expandió al resto del país, en seis centros de recepción y acogida. El Gobierno atestigua su éxito con datos: en Zúrich se han reducido un 60% las solicitudes de los ciudadanos provenientes de los cuatro países norteafricanos mencionados. En el resto de los cantones, han descendido un 40%.

Engeler advierte que los datos deben evaluarse a la luz de las fluctuaciones estacionales, ya que las solicitudes de asilo del Magreb en 2023 y 2024 han mostrado una tendencia similar: las de enero a abril de 2023 disminuyeron un 47,5%, y las del mismo periodo de 2024, un 30,2%; es decir, menos que cuando no había procedimiento exprés. “Hasta la fecha no ha habido ninguna evaluación independiente de los efectos del procedimiento de 24 horas”, comenta la portavoz.

Uno de esos centros es el de Chiasso (en el sur, cerca de la frontera con Italia), donde Phatime está residiendo desde que llegó al país alpino. “No está saturado, yo me encuentro bien”, afirma la adolescente, que se marchó de su país hace ahora un año porque no quería seguir bajo el yugo del régimen talibán. Hizo toda la travesía a pie y sola. “Llegué hace dos meses aquí y estoy tramitando mis documentos”, cuenta con orgullo pese a sus rudimentarios conocimientos de inglés. Por ahora se siente conforme con el trato recibido, aunque su solicitud se está alargando. Ella se encuentra actualmente en la fase preparatoria, que en teoría dura unas tres semanas, pero lleva ya dos meses de papeleo y entrevistas.

Para Engeler, las cifras no son el problema, sino la falta de capacidad de alojamiento suficiente. “El sistema no está preparado y llega a sus límites cuando el número de solicitudes es elevado. Sin embargo, hasta ahora todos han tenido un techo bajo el que cobijarse”, reconoce. De hecho, para aliviar la presión sobre las instalaciones federales de asilo, el Consejo Federal solicitó al Parlamento 132,9 millones de francos suizos (138 millones de euros) para construir alojamientos con capacidad para 3.000 personas.

No es la primera vez que Suiza implementa un procedimiento acelerado. En 2019 entró en vigor una profunda reforma del sistema de asilo que aceleró los procesos y los organizó de forma descentralizada en centros federales, pero desde incluso antes se estaba aplicando un procedimiento de 48 horas con quienes llegaban desde países de la antigua Yugoslavia. Y ya entonces arreciaron las críticas. La plataforma Sociedad Civil en los Centros Federales de Asilo (SCCFA) recuerda que funcionó, pero se ignora cuántas personas pasaron a la clandestinidad o cruzaron ilegalmente la frontera hacia otros países europeos.

Schraner Burgener asegura que el procedimiento exprés cumple con todas las garantías y provee asistencia letrada individualizada y gratuita. Además, insiste en que el trámite no tiene que limitarse obligatoriamente a 24 horas. “Si vemos que necesitamos más información, continuamos. Pero, en la mayoría de los casos, llegamos a una conclusión al final del día”. Además, añade que solo han tenido 14 apelaciones desde el pasado noviembre. Anja Klug, jefa de la Oficina del ACNUR para Suiza y Liechtenstein, explica por correo electrónico que su agencia apoyó la reforma de 2019 y asegura que el nuevo sistema ha demostrado su eficacia y cumple los criterios para que quienes buscan protección tengan acceso a un procedimiento de asilo justo y eficaz. “Sin embargo, al acelerar aún más este procedimiento, tal vez se corra el riesgo de desestabilizar este equilibrio y que estos criterios dejen de cumplirse en todos los casos”, advierte.

Criminalización

La portavoz del Consejo Suizo para los Refugiados piensa que las medidas como el procedimiento exprés también conllevan el riesgo de estigmatizar a los ciudadanos norteafricanos. Coinciden desde la plataforma SCCFA, donde asumen que otro motivo por el que se puso en marcha es por los actos delictivos de un pequeño grupo de solicitantes de estos países. Se refieren a los frecuentes titulares de medios de comunicación contrarios a la inmigración que alertan en sus artículos sobre la creciente actividad delictiva de los norteafricanos. No obstante, las estadísticas policiales de 2023 indican que solo el 6,6% de las personas acusadas de un delito proceden de la población asilada, si bien la mayoría eran ciudadanos argelinos. “Lo que vemos en el debate público es una narrativa que criminaliza sistemáticamente a los solicitantes de asilo en general”, lamenta Engeler.

Phatime no ha tenido que pasar por el procedimiento de 24 horas porque las mujeres afganas disfrutan de una protección especial que Suiza aprobó el año pasado siguiendo las recomendaciones de la Agencia Europea de Asilo, así que ella, en principio, no tendrá problemas para conseguir el estatus de refugiada. En el tiempo que lleva en el centro de Chiasso ha hecho amistades de su país, también de Turquía, sobre todo, pero no ha conocido norteafricanos. En dos meses que lleva allí, no le ha dado tiempo a entablar conversación con ninguno. “Se van muy rápido”, afirma.

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Sobre la firma

Lola Hierro
Periodista de la sección de Internacional, está especializada en migraciones, derechos humanos y desarrollo. Trabaja en EL PAÍS desde 2013 y ha desempeñado la mayor parte de su trabajo en África subsahariana. Sus reportajes han recibido diversos galardones y es autora del libro ‘El tiempo detenido y otras historias de África’.
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