Europa bate récords en peticiones de asilo sin respuesta
La UE acumula 682.000 de solicitudes de protección en la primera mitad de año, la mayor cifra desde 2016. Casi 900.000 personas están pendientes de recibir un veredicto
Es una vida sustentada en la incertidumbre. Los 27 países de la UE, Noruega y Suiza acumulan 682.000 solicitudes de asilo, un 34% más en comparación con el mismo periodo del año anterior y la cifra más alta desde 2016, cuando se desencadenó la crisis de los refugiados, según el último informe de la Agencia Europea de Asilo, publicados este martes. Pero en realidad el atasco es más grave: porque la agencia solo incluye a quienes han realizado esta petición solo una vez. Si se suman aquellos que recibieron una respuesta negativa y volvieron a intentarlo, la suma asciende a 897.825, según los datos más recientes de Eurostat, de febrero de 2023. Cientos de miles de personas que no saben si puede rehacer su vida o serán devueltas al infierno del que escaparon.
La subida obedece a que también han aumentado las solicitudes presentadas: 519.000 desde enero, lo que supone también un récord que no se veía desde hace ocho años. Pero no es la única razón. Para Elena Muñoz, coordinadora del servicio jurídico de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), hay una falta de recursos que no se solventa. “Está claro que, cuando aumentan las solicitudes, si no se dotan a las autoridades decisorias de medios materiales y humanos, estas no tienen capacidad de tramitarlas”, explica la experta.
Luisa Izuzquiza, abogada experta en migraciones, indica que los patrones son parecidos en la mayoría de países. “Falta de recursos para el procesamiento rápido de las solicitudes; procesos dolorosamente lentos; falta de asistencia y/o alojamiento para las personas solicitantes que esperan; en algunos casos, verdaderas crisis humanitarias como resultado”, enumera. Y recuerda el caso de Bélgica, donde existe una grave escasez de plazas de acogida.
Muñoz cuenta que lo primero que le dicen las personas que conoce cuando el Estado les concede la protección internacional es “ahora ya puedo empezar a rehacer mi vida”. Todo su tiempo anterior desde que llegaron de su país de origen viven en un estado de incertidumbre. “La provisionalidad se instala en toda su vida, de tal manera que cuando van a buscar un trabajo o se quieren apuntar a un curso, por ejemplo, se ven ante la espada de Damocles: si finalmente les niegan su solicitud, el proyecto de vida que estaban iniciando se les acaba”, asegura la abogada.
Durante el primer semestre de 2023, la tasa de reconocimiento de la UE+ (la UE, Noruega y Suiza) ha sido de un 41%, es decir, que más de la mitad de las solicitudes son rechazadas. Tampoco a todos los extranjeros se les concede o deniega de manera proporcional: Los sirios ostentan una tasa del 94%, mientras que en el caso de los marroquíes, solamente se acepta el 7% de sus solicitudes.
No hay sorpresas en las principales nacionalidades de los ciudadanos que han pedido asilo en Europa. Siria, encallada en una guerra civil desde hace 12 años, es, la mayoritaria, con 67.000. Le sigue Afganistán, Venezuela, Turquía y Colombia, y estas cinco nacionalidades conforman el 44% de todas las solicitudes de asilo. En España, Venezuela, Colombia y Perú son las nacionalidades que presentaron más solicitudes de asilo por razones culturales e idiomáticas. Son el 90, 86 y 65% del total europeo.
En cuanto a los países receptores, Alemania, de nuevo, es el que más recibe, con el 30%, España con el 17% y Francia con el 16% Estos tres países cuentan con importantes retrasos en la resolución de estas peticiones: 158.000 personas esperaban su resolución en España en junio de 2023, según Eurostat, 143.000 en Francia y 303.000 en Alemania. “En España se han aumentado los funcionarios adscritos a las oficinas de asilo, pero hay que hacer cambios estructurales para que estas sean más eficientes”, sostiene Muñoz.
La experta recuerda que la ley permite usar procedimientos acelerados para conceder la protección internacional cuando una solicitud es muy clara. Se hizo en España con los ciudadanos de Afganistán en agosto de 2021, a raíz de la toma del poder del régimen talibán en ese país. “No hace falta tener las solicitudes paradas durante meses. Se debe hacer el primer mes un triaje para determinar si la solicitud va a ser admitida a trámite y, en caso afirmativo, decidir si es un procedimiento de urgencia u ordinario. Está en la ley española y en las directivas europeas, así que se puede utilizar, pero para ello hacen falta medios humanos y materiales”, asegura.
Las consecuencias de la espera
Cuando una persona llega a un país europeo y solicita protección internacional, debe esperar a que este le diga si puede quedarse definitivamente y gozar de ese apoyo o no. En España, el Estado debe responder a las solicitudes en seis meses como máximo, y durante ese tiempo, los refugiados tienen derecho a residir y a trabajar, a que le expidan una documentación de identidad, a acceder a servicios de empleo, educación y sanidad, tienen libertad de circulación y ayuda para el mantenimiento de la unidad familiar. Pero la respuesta nunca llega en ese plazo y, mientras, hay que renovar esa documentación que te otorga derechos. Algo que no resulta sencillo.
“Es verdad que pueden trabajar, pero cuando vas a buscar empleo y tienes un documento provisional que no es muy conocido, porque no es lo mismo que una tarjeta de residencia, que ya es mucho más común, los empleadores y las empresas desconfían”, explica Muñoz.
Otro problema es que la documentación se debe renovar pidiendo cita previa, y actualmente hay muchos problemas para conseguir una. “Tienes autorización para trabajar, pero si no presentas un documento renovado, la empresa no te contrata. Y suele pasar que la persona empieza a trabajar, se le caduca la documentación en vigor, no consigue cita y se expone a perder el empleo o a que no le contraten hasta que vuelva a entrar en vigor. La búsqueda de empleo se dificulta”, añade la experta.
También encuentran bastantes dificultades en la apertura y mantenimiento de la cuenta bancaria. Legalmente, se puede abrir, pero la política de seguridad de los bancos obliga a requerir una identificación en vigor. Los solicitantes deben acudir cada seis meses al banco para que no les cierren la cuenta y, con los problemas de renovaciones que hay, se acaban quedando sin ella o no pueden acceder a su dinero.
Y luego, recuerda Muñoz, hay cosas a las que los solicitantes no tienen derecho: las ayudas económicas para acceder al parque público de vivienda, las ayudas para la discapacidad… Se exige permiso de residencia —el del solicitante de asilo es de permanencia— y haber residido en el país al menos cinco años.
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