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Israel da 30 días a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos para abandonar su sede en Jerusalén

El Ministerio de Vivienda justifica la medida en una deuda millonaria, hasta ahora desconocida. El Parlamento aprueba, en lectura preliminar, aplicar a la UNRWA la Ley Antiterrorista

Guerra entre Israel y Gaza
Un guardia de seguridad en la entrada de las oficinas de la agencia de la ONU para los refugiados, en Jerusalén, el pasado 10 de mayo.ABIR SULTAN (EFE)
Antonio Pita

El Gobierno israelí ha pisado en apenas 48 horas el acelerador en el acoso a la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés). Primero, este miércoles, con la aprobación parlamentaria en lectura preliminar, por 42 votos a favor y seis en contra, de una ley por la que extendería a esta agencia la aplicación de la Ley Antiterrorista y aboliría los privilegios (fiscales, etc.) de los que goza por pertenecer al sistema de Naciones Unidas.

En la víspera, además, la Autoridad de Tierras de Israel envió una carta a la sede en la parte palestina de Jerusalén ocupada desde la Guerra de los Seis Días de 1967 que empezó a trascender a última hora del miércoles. Daba a la UNRWA 30 días para desalojar el amplio complejo, por deber más de 27 millones de séquels (unos 6,7 millones de euros) por “operar en terrenos estatales sin autorización” en los últimos siete años. En la carta, el organismo gubernamental israelí obliga a la agencia a “detener de inmediato todo uso ilegal, destruir todo lo construido en violación de la ley, desalojar el terreno de cualquier persona u objeto y devolverlo en los 30 días siguientes a la fecha de esta carta”, el pasado martes. “Si no lo cumple, la Autoridad se reserva el derecho de actuar contra usted por todos los medios legales y tendrá que asumir las costas que implique. No se enviará otra advertencia”, agregaba.

El ministro israelí de Vivienda y Construcción, Itzhak Goldknopf, del partido ultraortodoxo Judaísmo Unido de la Torá (coaligado con ultranacionalistas y el Likud bajo la batuta del primer ministro Benjamín Netanyahu), ya pidió en febrero al director general de la Autoridad que expulsase a la agencia porque “actúa al servicio de Hamás e incluso participó en la brutal masacre del 7 de octubre”. Ahora, con la luz verde del asesor legal, ha enviado la misiva.

La directora de Comunicaciones de la UNRWA, Juliette Touma, ha señalado a este diario que las autoridades israelíes no han comunicado a la agencia en todos esos años que existiese deuda alguna, ni tampoco ahora han recibido notificación formal. Para Touma, “se trata simplemente de una ampliación de la campaña que Israel mantiene contra la UNRWA”. Según el diario israelí The Times of Israel, la Autoridad de Tierras hizo durante años la vista gorda ante la deuda.

El teniente alcalde de Jerusalén, el ultraderechista Arieh King, ya ha difundido este miércoles en la red social X (antes Twitter) un proyecto de construcción de un asentamiento judío en los terrenos que ocupa hoy el complejo de la UNRWA, amplio y pintado con el azul de Naciones Unidas. “Acostumbraos […] Y esto es solo el principio”, concluye su tuit. King ―que ha participado en las manifestaciones frente a la sede y tildado a la agencia de “antisemita” y “malvada”― nombró en abril al proyecto “Espadas de Hierro”. Igual que la operación del Ejército israelí en Gaza.

Una acusación sin pruebas

El pasado enero, la UNRWA vivió uno de los mayores terremotos de sus siete décadas de historia. Israel ―que libra desde hace años una campaña para desmantelarla y ya ha adelantado que no le permitirá desempeñar ningún papel en la Gaza de posguerra― acusó a 12 de sus empleados locales en Gaza de haber participado en el ataque del 7 de octubre y a otros más de 2.000 de vinculación con Hamás o la Yihad Islámica. Su máximo responsable, el comisionado general Philippe Lazzarini, voló de urgencia a Nueva York para reunirse con el secretario general de la ONU, António Guterres, y decidió despedir a nueve de ellos de inmediato, por la gravedad de las acusaciones, sin mediar investigación. La UNRWA, que provee servicios como educación y sanidad a 5,9 millones de palestinos y era el principal actor humanitario en una Franja invadida, comunicó la medida y vio en pocos días cómo se sucedían los anuncios de retirada de fondos. Perdió 16 países donantes, que aportaban la mitad de su presupuesto, entre ellos los dos principales: Estados Unidos y Alemania.

Tras el huracán, otros países acudieron en su ayuda. Siguió funcionando gracias a las reservas y a que otros donantes como España respondieron al llamamiento de urgencia aumentando su contribución. Durante semanas, la UNRWA desapareció del foco en Israel, salvo pequeñas manifestaciones de ultraderechistas frente a la sede en Jerusalén para pedir su cierre.

En abril, la exministra francesa de Exteriores Catherine Colonna presentó las conclusiones del informe que le pidió la ONU y que efectuó con tres organizaciones de investigación. El resultado: Israel no aportó prueba alguna de complicidad con Hamás, pese a pedirle reiteradamente “nombres y pruebas” para poder abrir una investigación interna. Y debe reforzar los procedimientos para garantizar su neutralidad, pero tiene mecanismos “sólidos” que no la comprometen.

Tres semanas más tarde, un grupo de adolescentes y jóvenes ultranacionalistas intentó incendiarla. El fuego no cruzó al interior ―que alberga una gasolinera para los vehículos de la agencia y donde había personal en ese momento― ni causó heridos, pero sí “dañó notablemente” la zona exterior, denunció entonces Lazzarini. El personal de la UNRWA corrió a extinguirlo mientras las autoridades israelíes tardaban en llegar, criticó.

Varios países comenzaron a dar marcha atrás y reanudaron sus contribuciones, entre ellos todos los de la UE, incluido el principal aliado de Israel, Alemania, en una decisión que el Ministerio israelí de Exteriores calificó de “lamentable y decepcionante”. El último en hacerlo ha sido Italia, la semana pasada.

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Sobre la firma

Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.
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