Una concejal laborista británica amenazada: “Me dijeron que debía ser arrastrada por la calle y que alguien me disparara”
Tras la conmoción por el intento de asesinato del líder eslovaco, Samantha Townsend exige a los representantes públicos que no flirteen con ideas conspirativas o con los grupos tóxicos que abundan en las redes sociales
La política del Reino Unido mantiene todavía el tono cercano de la campaña puerta a puerta. Así se postulan los candidatos a diputados o a concejales, en sus respectivas circunscripciones. Sin embargo, el día en que Samantha Townsend (Durham, 36 años) escuchó cómo un votante le decía en su cara que gente como ella “debía ser arrastrada por la calle y que alguien la disparara”, se le heló la sangre.
De izquierdas, combativa, con ganas de dejar una huella en Durham, ciudad del noreste de Inglaterra donde ejerce como concejal, recuerda un momento de su breve trayectoria política —entre 2017 y 2019— en el que estuvo a punto de arrojar la toalla. Eran los años más tensos del debate en torno al Brexit. En el recuerdo de muchos estaba aún el asesinato de la diputada Jo Cox a manos de un ultraderechista obsesionado con el mensaje xenófobo y nacionalista de la campaña para sacar al Reino Unido de la UE.
La concejala estaba este jueves impactada con el intento de asesinato sufrido el día anterior por el primer ministro eslovaco, Robert Fico. Lo ocurrido la pilla lejos, sí, pero reaviva el mismo temor que ha sufrido durante años: “El mundo está lleno de personas razonables. Pero poca gente tiene en cuenta que también hay muchos casos personales aislados, con algún tipo de enfermedad mental, que son objetivo fácil para todas aquellas teorías de la conspiración que circulan por las redes”, advierte a EL PAÍS.
Townsend es una mujer alegre y expresiva, de naturaleza corpulenta, lo que le hace un blanco fácil para los insultos hirientes que proliferan en el anonimato de las redes sociales. “Muchos políticos locales huyen de este tipo de comunicación, pero a mí me gusta ser activa en internet. Si no te ponen cara, no valoran tu trabajo. Hay votantes que aún piensan que su concejal es alguien que a lo mejor ya no está en política”, explica. “Pero entre 2017 y 2019 comenzaron a proliferar cuentas en Twitter (hoy X) con identidades falsas. Me insultaban por mi tamaño, hacían bromas sexuales de mal gusto, y proferían amenazas”, cuenta.
—¿Y no fue posible identificar o denunciar a los autores?
“Al escribir todo aquello con una identidad anónima, la policía me dijo que no podía hacer gran cosa. Lo peor fue cuando el personaje, al que yo ya había más o menos situado en un grupo de ultraderecha, comenzó a inundar la ciudad con carteles electorales de un candidato falso y señales amenazantes que solo yo podía entender. Fue cuando mis amigos se conjuraron para que yo no fuera sola por la calle. Ahí pasé mucho miedo”, cuenta.
Townsend se apoyó en otros políticos que también habían sufrido acoso, en sus amigos y en sus propias convicciones para salir adelante. Pero tiene claro que, aunque el Brexit puede haberse diluido aparentemente en el debate político del Reino Unido, el odio sigue ahí. En una cuenta reciente de Facebook, visitada por un grupo de apenas 1.500 personas, varios fanáticos acusan a la concejala de cobrar cerca de 6.000 euros por cada inmigrante que llega a la región.
“Estoy muy implicada en la ayuda a los inmigrantes. Esta zona de Inglaterra cada vez está más despoblada, y la idea de que venga gente a trabajar y a crear comunidad me parece estupenda. No todos opinan igual”, admite.
Townsend tiene dos niños autistas de 12 y 10 años, y una niña de ocho. Un día que llevaba a la pequeña a sus clases de ballet, percibió de primera mano el resentimiento inexplicable que acumulaban algunos de sus vecinos. “Un hombre borracho, a la puerta del bar, comenzó a atacarme por el modo en que ayudaba a los inmigrantes. Le dije que como concejal yo no podía cambiar las políticas migratorias. Miró a mi hija y dijo: ‘Siempre podemos pegarles un tiro”.
Por eso tiene un mensaje firme para todos aquellos políticos que flirtean de modo inconsciente con los extremos. Nada es gratis. “Hoy el Partido Conservador, después de estos años de Brexit, está más cerca de la derecha extrema de lo que lo ha estado nunca”, señala. “Muchos de ellos podrían perfectamente pertenecer al UKIP [el Partido Independiente del Reino Unido, fundado por el populista Nigel Farage]”.
Townsend reclama a la clase política británica que sea consciente de la gravedad que arrastran determinadas ideas que hoy circulan fácilmente en el debate público.
Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.