Socialdemócratas y verdes se rebelan frente a los recortes presupuestarios en Alemania para 2025
Las estrictas reglas de gasto marcadas por el ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, tensan el Gobierno de coalición
Cerrar los planes presupuestarios siempre es un tema delicado y complicado en cualquier país. Pero si a eso se le suman tres socios de Gobierno —uno de ellos muy diferente ideológicamente—, un momento de debilidad económica y un incremento histórico de la partida de defensa, el ejercicio puede convertirse en una tarea hercúlea.
El plazo fijado por el ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, para que los diferentes ministerios presenten sus propuestas de ahorro y sus peticiones de gasto para el presupuesto de 2025 expiró este jueves, después de haber conseguido una prórroga de dos semanas.
Según información filtrada en diversos medios, muchos departamentos en manos de los socios ecologistas o socialdemócratas no han seguido las directrices del político liberal. Es el caso, por ejemplo, de Exteriores, que según recoge el semanario Die Zeit comunicó este jueves a Lindner una necesidad de financiación de 7.390 millones de euros, muy por encima de los 5.100 millones fijados por el Ministerio de Finanzas para el próximo año.
El Gobierno de Olaf Scholz se enfrenta así a una ardua tarea y todo apunta a que cuadrar las cuentas será incluso más complicado que el año anterior, cuando se aprobaron casi in extremis. Con un elevado desfase presupuestario de más de 20.000 millones de euros debido, entre otras cosas, al estancamiento de la economía que este año apenas crecerá un 0,3% según el último pronóstico del Gobierno, el ministro de Finanzas alemán ya advirtió hace meses de que tendrían que ahorrar. Sin embargo, sus socios se oponen a un presupuesto de austeridad que pueda dar más alas a la extrema derecha.
De momento, Sven-Christian Kindler, responsable de presupuestos del grupo parlamentario de Los Verdes, advertía este jueves en el diario alemán Rheinische Post de que “un programa de austeridad duro agravaría la situación económica y pondría en peligro la paz social y la estabilidad democrática”.
“Hay una guerra en Europa, la economía está estancada, la crisis climática se agrava y el ambiente social está polarizado”, indicó el diputado sobre unos tiempos que recordó que “no son normales” y en los que es necesario “invertir en el futuro, garantizar la seguridad social y proteger la democracia”.
Elecciones en 2025
Más allá de estas circunstancias, y aunque queda aún más de un año para las elecciones generales, los partidos políticos se encuentran ya en modo electoral. Y son conscientes del efecto que pueda tener el resultado de las negociaciones presupuestarias entre sus votantes. También de cara a los comicios regionales de septiembre en los estados de Sajonia, Turingia y Brandeburgo, en los que las encuestas sitúan al partido de ultraderecha Alternativa para Alemania en primera posición.
“Las negociaciones ya han demostrado ser muy duras en los dos últimos años y la voluntad de compromiso parece haberse agotado en todas las partes”, explica Florian Neumeier, economista del Instituto Ifo.
Las filtraciones sobre los problemas en el seno de Gobierno ya adelantaban que todos los departamentos encontrarían razones para no presentar planes de ahorro y que ningún departamento presentará cifras que satisfagan al ministro de Finanzas. Sin embargo, el proyecto de presupuesto debe pasar por el Ejecutivo alemán el 3 de julio.
Lindner se opone firmemente a subir impuestos y a contraer más deuda, como piden sus socios, y se aferra al llamado freno de deuda que está incluido en la Constitución alemana, que estipula que los presupuestos deben equilibrarse sin ingresos procedentes de préstamos y que solo puede romperse esa regla en situaciones de emergencia.
“El presupuesto exige recortes dolorosos pero necesarios. Si Los Verdes no lo aceptan, entonces están abandonando la base de esta coalición”, declaró este jueves a Der Spiegel Frank Schäffler, político del Partido Democrático Libre (FDP, en sus siglas alemanas). Pero desde el lado socialdemócrata, el vicepresidente parlamentario, Dirk Wiese, recordó a través de la misma publicación que no puede ser “ahorro a cualquier precio”.
Defensa frente a gasto social
El ministro de Defensa, el socialdemócrata Boris Pistorius, ya le ha comunicado a Lindner que quiere 6.500 millones de euros más, además del presupuesto de defensa ordinario de 52.000 millones de euros previsto actualmente y del fondo especial de 100.000 millones de euros aprobado hace dos años, que se utilizará casi en su totalidad a finales de este año. Si el presupuesto ordinario no se incrementara en 2025, a Pistorius solo le quedarían 500 millones de euros para inversiones, debido a los elevados costes operativos y de personal del ejército. Además, espera que el presupuesto se sitúe en torno a los 95.000 millones de euros en 2028.
Pero la guerra en Ucrania y el histórico incremento del gasto en defensa hasta el 2% del PIB, como exige la OTAN, no puede ir en detrimento del beneficio social, como alertan desde el partido socialdemócrata, el SPD. Por su parte, el ministro de Economía, el ecologista Robert Habeck, vela por la protección del clima.
Según el economista Neumeier, a pesar de las críticas que suscita recortar prestaciones sociales, tendrán que hacerlo. “El gasto social es, con diferencia, la mayor partida del presupuesto federal, por lo que tiene sentido buscar ahí posibles ahorros. Sin embargo, los recortes en este ámbito tienen ventajas e inconvenientes”, explica. Pero al mismo tiempo alerta de que el argumento esgrimido por Lindner de no crear más deuda para proteger a las generaciones más jóvenes de cargas excesivas, si bien no puede descartarse de plano, hay que matizarlo. Porque “si no se realizan inversiones futuras importantes como consecuencia de la adhesión al freno de la deuda, sobre todo en educación, infraestructuras y protección del clima, el daño para la generación joven actual también podría ser enorme”, argumenta.
De la misma manera lo ve Friedrich Heinemann, economista del Instituto Económico ZEW, que recomienda que el Gobierno gaste de forma más selectiva y que se analice el gasto social también. “Hay mucho margen para mejorar la eficiencia de los presupuestos”. En su opinión, para hacer frente al agujero presupuestario se deberían aplicar “sanciones más duras en la ayuda social y una reducción moderada de las prestaciones”. “También necesitamos una reforma de las pensiones con un nuevo aumento de la edad de jubilación. Puede que esto no consiga mucho a corto plazo, pero puede aliviar el presupuesto federal a largo plazo”, apunta.
Las tensiones seguirán creciendo. El diario Süddeutsche Zeitung lo resume así: “El conflicto no ha hecho más que empezar”.
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