La desconfianza en las elecciones se extiende en las democracias en el mundo
Una encuesta de la organización IDEA Internacional muestra que en 11 de 19 países analizados, menos de la mitad de los votantes consideran que los últimos comicios vividos fueron libres y justos
Desconfianza en la limpieza de los procesos electorales, insatisfacción con la gestión de los gobiernos y una visión negativa sobre la justicia. Estas son algunas de las percepciones sobre el funcionamiento de la democracia de los votantes de 19 países de los cinco continentes en los que el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional), con sede en Estocolmo (Suecia), realizó una encuesta entre julio de 2023 y enero de este año. El informe supone “una llamada de atención para las democracias”, señala en un comunicado el secretario general de IDEA Internacional, Kevin Casas-Zamora, que “deben responder al escepticismo de su público”, mejorar “la gobernanza” y combatir una “creciente cultura de desinformación que ha fomentado acusaciones falsas contra elecciones creíbles”.
La encuesta se realizó en tres de las democracias más grandes del mundo: Brasil, India y Estados Unidos, y en países como Dinamarca, Lituania, Irak, Colombia, Chile, Senegal, Sierra Leona o Taiwán. En total, los países analizados representan alrededor de un tercio de la población mundial.
Según los datos del estudio ―el primero de la organización centrado en las percepciones sobre la democracia―, en 11 de 19 países, menos de la mitad de los encuestados consideran que las últimas elecciones fueron “libres y justas”. Es decir, más de la mitad expresan dudas sobre la limpieza del proceso. Entre estos se encuentran Estados Unidos, Rumania, Taiwán o Colombia. “Esta encuesta en concreto no puede decirnos con certeza cuáles son las razones, pero sabemos por nuestras otras investigaciones que hay muchas cosas que contribuyen a disminuir la fe en las elecciones”, como las dudas en torno a la independencia de las autoridades electorales o irregularidades en los colegios del voto, explica Seema Shah, jefa de la Unidad de Evaluación de la Democracia de IDEA Internacional, en una conversación telefónica desde Estocolmo.
La politóloga incide en que hay problemas como la financiación de las campañas o “una cobertura justa del panorama electoral por parte de los medios” que “no se han abordado suficientemente durante décadas” e inciden en la percepción de los votantes, a lo que se añade “que hay dirigentes políticos de alto nivel que difunden desinformación sobre las elecciones”. Un ejemplo es la campaña de Donald Trump sobre el supuesto robo de los comicios que perdió contra Joe Biden en 2020. Entre muchos estadounidenses (un 47%) “hay una desconfianza generalizada en las elecciones porque, incluso sin pruebas, hay un líder que vende este tipo de declaraciones falsas”. Y destaca: “La desinformación siempre ha estado presente. El problema ahora es que es mucho más fácil difundirla a un gran número de personas y hacerlo rápidamente. Y creo que eso definitivamente tiene un impacto”.
El informe también apunta las diferencias en las respuestas sobre la limpieza de las elecciones según haya ganado el partido o candidato del encuestado, una divergencia que destaca en países como Brasil (una distancia de 37 puntos) o de nuevo Estados Unidos (47 puntos). En estos casos, se relaciona este nivel de influencia partidista con los discursos políticos de Trump y el expresidente brasileño Jair Bolsonaro.
Los países más confiados en sus sistemas electorales son Dinamarca y Tanzania, con más del 70% de respuestas positivas. A la cola se sitúa Pakistán, con menos del 20%. En relación con la opinión de las minorías, analizadas asimismo en el informe, si bien en la mayoría de países desconfían más de los comicios que los grupos mayoritarios; en Brasil, Gambia e Italia, por ejemplo, la tendencia es la contraria, hacia una mayor fe en estos procesos. A modo de conclusión, Shah resalta que “la gente quiere participar más en los procesos políticos en todo el mundo. Quiere más mecanismos para poder participar y opinar”.
La encuesta también evalúa la percepción en torno al sistema judicial. En 18 de los 19 países, menos de la mitad de las personas encuestadas (unas 1.500 por país) creen que los tribunales “siempre” o “a menudo” proporcionan acceso a la justicia. Solo en Dinamarca predomina una percepción positiva . Lituania ocupa “un lejano segundo lugar, con solo un 34% de personas que responden que creen que los tribunales “siempre” o “a menudo” proporcionan acceso a la justicia. Sin embargo, “países tan diferentes como Italia, Líbano, EE UU y las Islas Salomón tienen niveles similares de confianza”, mientras que los colombianos son “notablemente negativos” al respecto, con solo un 7,5%.
Diferencias en torno a la libertad de expresión
Mejores notas obtiene en la Encuesta sobre la percepción de la democracia la libertad de expresión, con una ligera mayoría de los encuestados que cree que puede hablar libremente en casi todos los países analizados, pero con una percepción igual o por debajo del 50% en Estados como Brasil, Rumania, Colombia, Senegal y Pakistán. La percepción entre las minorías “difiere significativamente ―a veces mejor, a veces peor― de la de las poblaciones mayoritarias”. En este apartado llama la atención la evaluación negativa de estos grupos (14 puntos porcentuales de diferencia con la mayoría) en Dinamarca y en Chile, y algo menos en Lituania y Taiwán. “Cabe destacar que las minorías que se sienten más limitadas en relación con la población mayoritaria se encuentran en algunos de los países con mejores resultados y más ricos” de la encuesta, destaca IDEA.
En relación con el género, las diferencias en la libertad de expresión sobre temas delicados son “claramente observables entre hombres y mujeres”, y “en casi todos los países las mujeres se sienten menos capaces de hablar libremente en público que los hombres”, con una disparidad “especialmente marcada” en Irak, Senegal y las Islas Salomón.
Otro de los capítulos del informe se detiene en la pregunta a los encuestados de si son favorables o no a la idea de un “líder fuerte” que quiera actuar al margen de los parlamentos y resultados electorales. Las respuestas, apunta IDEA, “dejan claro que vivir en una democracia fuerte no garantiza el rechazo a líderes no democráticos”. En Dinamarca, una cuarta parte de los encuestados tiene algún grado de sentimiento favorable al respecto. Solo en seis países (Dinamarca, Colombia, Italia, Corea del Sur, Taiwán y EE UU) una mayoría declara “sentimientos desfavorables”. Sin embargo, ningún país tiene una mayoría que sea “extremadamente desfavorable” a líderes no democráticos. En el caso de Gambia o Irak, hay más encuestados con una visión positiva que negativa en torno a un “líder fuerte” (en el segundo caso, no tanto por un recuerdo nostálgico de la época de Sadam Husein como por la actual inestabilidad en el país, dice el informe).
“Para algunas personas, es atractivo tener un líder que simplemente puede hacer las cosas rápidamente y no tener que molestarse con las instituciones. Y esa es en realidad una de las formas en que la democracia está realmente amenazada, porque si trabajas con instituciones democráticas, lleva mucho más tiempo conseguir el acuerdo para poner algo en marcha, mientras que si no tienes que lidiar con el acuerdo y el consenso, puedes hacer lo que quieras. El punto más importante es que tenemos que recordar que la democracia o las instituciones y líderes democráticos no son un bien obvio para todo el mundo”, resalta la experta de IDEA.
Dados los resultados en torno a instituciones y derechos fundamentales en democracia, “quizás no resulte sorprendente que los ciudadanos se muestren más insatisfechos que satisfechos” con sus gobiernos nacionales en la mayoría de los países analizados. En 17 de los 19 países, menos de la mitad de la población está contenta con su gobierno. Solo en la India (donde Narendra Modi tiene una alta aprobación) y Tanzania lo está una mayoría, mientras que en Rumania y Líbano, la satisfacción ronda solo el 9%, y no llega al 20% en Colombia o Italia.
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