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Ruinas y cadáveres bajo el silbido de los obuses: Rusia prepara su próximo gran asedio en el este de Ucrania

Tras la conquista de Avdiivka, las tropas del Kremlin inician la ofensiva sobre Chasiv Yar, municipio estratégico del frente de Donetsk

Russia siege in Ukraine
Una calle de Chasiv Yar arrasada por la artillería rusa, el domingo.Cristian Segura
Cristian Segura (Enviado especial)

Chasiv Yar ha dejado de existir. Este municipio ucranio en el frente de guerra de la provincia de Donetsk continúa apareciendo en los mapas, pero la mayoría de los edificios y de sus infraestructuras han sido destruidas. Los civiles que continúan allí no superan las 300 personas, según las autoridades militares, cuando la población previa al conflicto era de 12.000. Chasiv Yar ya no es un lugar donde se pueda vivir, excepto por los miles de soldados escondidos bajo tierra que la defienden ante la que se prevé que sea la próxima gran ofensiva rusa en la región de Donbás, en el este del país.

Cada pocos minutos silban por encima de Chasiv Yar los obuses de la artillería rusa. El intercambio de fuego no cesa. A la vista solo hay vehículos militares y soldados que entran y salen de los sótanos. También se repite el martilleo de las ametralladoras intentando derribar el vuelo constante de los drones enemigos. A cuatro kilómetros del pueblo, el pasado sábado, una batería antiaérea daba la bienvenida al recién llegado: uno de sus cohetes traza un ascenso en vertical para derribar un Orlan, según un militar presente, el mejor dron ruso de reconocimiento, que puede volar a una altura máxima de 5.000 metros. El zumbido de los vehículos no tripulados hiela la sangre de los soldados de la 93ª Brigada Mecanizada ucrania que están apostados en la segunda línea del frente, a cuatro kilómetros de Bajmut, ciudad arrasada tras ocho meses de asedio y ocupada por las tropas rusas en mayo de 2023.

En el horizonte pueden verse los esqueletos de edificios de viviendas de la vecina Bajmut. Justo delante se encuentra el canal que llevaba agua a la ciudad de Donetsk antes de 2014, el año en el que las fuerzas separatistas prorrusas tomaron el control de la capital de la provincia. Esta fue en 2022 anexionada ilegalmente por Rusia. Más allá del canal se extienden bosques fantasmagóricos, reventados por los disparos y los morteros, y campos densamente minados por el ejército defensor. Entre los campos de minas, el canal y las posiciones defensivas ucranias, se identifican cadáveres abandonados de soldados rusos.

Un militar de la 93ª Brigada Mecanizada protege su posición en el frente de Chasiv Yar, el 18 de febrero.
Un militar de la 93ª Brigada Mecanizada protege su posición en el frente de Chasiv Yar, el 18 de febrero.Cristian Segura

Chasiv Yar es el próximo objetivo del Kremlin en Donetsk, una vez conquistada Avdiivka la semana pasada. Múltiples indicios apuntan en este sentido. Y se repite la misma táctica de asedio: igual que en Avdiivka, la artillería rusa está castigando sin pausa, en una fase preliminar, las infraestructuras del municipio. Lo confirma Chuprin, el nombre en clave de un oficial al frente de un escuadrón de la 93ª Brigada. Este militar añade que no se están produciendo grandes asaltos de infantería, pero sí incursiones anuladas fácilmente por sus hombres, según su testimonio. El Instituto para el Estudio de la Guerra, centro de referencia de análisis del conflicto en Ucrania, advierte desde principios de febrero de que el Ejército de tierra ruso está poniendo a prueba las defensas de Chasiv Yar.

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Esta valoración coincide con el mensaje hecho público este febrero por el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Ucranias, Oleskandr Sirski: las tropas enemigas están castigando con drones bomba la primera línea de defensa del municipio, anulando las operaciones de los aviones no tripulados ucranios con armas electrónicas y realizando asaltos con pequeños grupos de soldados con el apoyo de un fuego de artillería superior. Unidades militares de primer nivel como los paracaidistas del 331º Regimiento Aerotransportado ruso encabezan la estrategia de tanteo de las defensas de Chasiv Yar por su flanco norte, justo a tres kilómetros del canal de agua de Donetsk.

Estas mismas etapas iniciales de asedio se replicaron en Bajmut, Avdiivka y están sucediendo en el otro objetivo más codiciado en estos momentos de dominio ruso en la guerra, la ciudad de Kupiansk, en la provincia de Járkov. Kupiansk y Chasiv Yar tienen en común una situación orográfica elevada que les da una importante ventaja defensiva. Quien las controla tiene en su haber un bastión idóneo para dominar el territorio. “Estamos convencidos de que resistiremos, pero si cayera Chasiv Yar, la siguiente es Kostiantinivka”, admite Chuprin en referencia a una de las tres ciudades clave de la retaguardia ucrania en Donetsk —las otras son Pokrovsk y Kramatorsk. Kostiantinivka es el nudo logístico entre ellas—.

Los rusos quieren progresar en el frente de Donetsk, pero en bloque, evitando que en un sector avancen más que en otro, explica Chuprin. La lógica de esto es evitar que sus tropas sean rodeadas en la falange más avanzada. Con la toma de Avdiivka, el invasor ha dado un salto adelante y, si Moscú quiere dejar el frente al mismo nivel de norte a sur en el mapa, el siguiente asalto debe ser sobre Chasiv Yar.

Mando bajo tierra

El baile que marca la artillería, el de fuego desde uno y otro lado, es siempre el mismo en todo el frente. A mediodía del sábado, desde las inmediaciones de Chasiv Yar primero disparaban los obuses de la 26ª Brigada de Artillería ucrania; cuando estos terminaban, abandonaban rápido el lugar para evitar ser localizados. Poco después, llegaba el turno de la artillería rusa, desbordando la ciudad con los silbidos de sus proyectiles, seguidos por explosiones y columnas de humo negro, si habían dado en el blanco.

Bajo tierra, en unos sótanos del pueblo, uno de los batallones de la 93ª Brigada tiene su puesto de mando. Hay seis grandes pantallas. En dos se puede observar, en tiempo real, el movimiento en las trincheras rusas en diferentes sectores del frente; en otras dos se informa de la localización al momento de las posiciones amigas y enemigas; finalmente, en otras dos pantallas de ordenador aparecen decenas de cuentas de usuarios de teléfono: son los comandantes en los puntos de defensa del frente. Si en alguna pantalla se detecta movimiento, o si alguna posición identifica el vuelo de drones, se notifica a las unidades del batallón afectadas.

Un vehículo blindado de infantería ucranio destruido por el fuego ruso en el frente de Chasiv Yar, el pasado sábado.
Un vehículo blindado de infantería ucranio destruido por el fuego ruso en el frente de Chasiv Yar, el pasado sábado.Cristian Segura

Las imágenes en directo de la línea cero del frente las toman drones Mavic, habitualmente de uso comercial, que se sitúan a no más de 100 metros de altura. Ucrania también cuenta con drones que vuelan a miles de metros de altura, pero en número menor que el enemigo. Rusia ha dado un vuelco a la guerra de los drones, sobre todo con el uso de los Orlan y los aparatos bomba Lancet. Dmitro, soldado apostado en el canal de Donetsk, certifica que es difícil estar mucho tiempo fuera de los búnkeres sin ser avistado por las aeronaves rusas. “Otro cambio desde hace dos meses es que están utilizando mucha más artillería”. El general Oleksander Tarnaski, comandante del frente de Avdiivka, aseguró la semana pasada que Rusia tiene 10 veces más proyectiles que sus tropas, además de la superioridad en número de combatientes.

En Chasiv Yar domina una sensación de espera, de que en los próximos meses llegará otro momento crítico de la guerra. Muchos soldados aguardan bajo tierra o en los búnkeres de las trincheras. Un mensaje por radio avisa del despegue de un dron bomba ruso hacia la posición en la que se encuentra el enviado de EL PAÍS. Un Humvee, vehículo blindado estadounidense de infantería, recoge al grupo y sale de la zona a todo trapo. El alto mando de este sector del frente está sopesando cerrar en las próximas semanas el acceso de los medios a Chasiv Yar, según indica a este diario un militar informado de la situación. Sería una señal más, como sucedió en Bajmut o en Avdiivka, de que sus generales se preparan para una nueva batalla al límite.

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Sobre la firma

Cristian Segura (Enviado especial)
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.
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