El Kremlin tira a la basura las rosas en memoria de Navalni
Decenas de flores adornan este lunes el Muro del Dolor, el monumento de Moscú a las víctimas de la represión política. Grupos aislados de personas llegan, dejan su recuerdo al opositor ruso y se marchan en silencio para evitar ser detenidos
Una joven enfila el pasadizo subterráneo que cruza la avenida Académico Sájarov —en honor al disidente soviético, Nobel de la Paz— hasta el Muro del Dolor, un panel enorme de sombrías figuras en homenaje a las víctimas de Stalin. En su mano derecha lleva dos rosas: los números pares están reservados a los muertos. Con lágrimas en los ojos, acelera el paso cuando oye a alguien identificarse como periodista a un centenar de metros del punto donde algunos rusos homenajean al disidente Alexéi Navalni, muerto en extrañas circunstancias en prisión el pasado viernes. No quiere jugarse el tipo: periodista o policía secreta, los abrigos igualan a todo el mundo y ya son casi 400 los arrestados por depositar flores al que fuera el enemigo político número uno de Vladímir Putin.
Empieza a atardecer y en la plaza hay media docena de ciudadanos con la vista puesta en el monumento. La gente llega, deja sus rosas y se marcha en un sepulcral silencio. Nadie quiere llamar la atención, especialmente en un lugar fortificado por los agentes de policía y las cámaras de identificación facial.
A los pies del mural hay unas pocas decenas de flores. El día anterior había montañas de ellas, pero las autoridades mandan a sus empleados que las aparten y tiren a la basura cada día, entrada la noche. Esto ocurre desde el viernes, cuando el Servicio Penitenciario Federal ruso anunció que Navalni había muerto “de forma súbita”. Por previsible, este final conmocionó menos a los rusos tres años y un mes después de que el activista se atreviese a regresar a Moscú y fuese detenido tras haber sido envenenado con el potente agente químico novichok.
“Pero bajito”, accede a hablar un hombre de unos 30 años que se atreve a contar su opinión ante el Muro del Dolor, inaugurado por el propio Vladímir Putin en 2017. Ha acudido al lugar junto con su pareja y guardan silencio tras haber dejado sus flores en el monumento a las víctimas de la represión política.
Sentimiento de indefensión
“Nos sentimos indefensos”, atina a señalar tras dar vueltas durante un rato al adjetivo que mejor definiría la situación de parte de la población. “Con todo el mundo con el que hablo, piensa igual”, añade entre dientes al describir la impotencia de los críticos con el Kremlin. A su espalda, a algo más de una decena de metros, dos agentes enfundados en sus abrigos vigilan el paso de la gente. “En la Constitución pone que está garantizada la libertad de expresión, pero esta no existe de facto. Ni siquiera podemos venir tranquilos a poner unas flores a un muerto”, subraya.
Otra mujer, tapada por un pañuelo y el gesto roto por el dolor, se acerca a los ramos para poner su flor. “No sé qué será de nosotros en el futuro. Navalni siempre había estado ahí”, asevera el hombre, muy dolido también por la guerra, pues tiene gente cercana en Ucrania. “¿Qué relación vamos a poder tener con ellos?”, lamenta.
Los rusos se resisten a que mueran los homenajes a Navalni, pero donde el domingo había cientos de flores, este lunes había decenas. “Es muy triste”, afirma una moscovita, treintañera, que estuvo el día anterior en el mismo lugar por la noche. “Mira”, dice en el chat mientras comparte otras instantáneas con montañas de rosas. “No dejan nada, no permiten ni siquiera un recuerdo”.
La organización rusa contra la represión política, OVD–Info, ha identificado al menos 389 arrestos en los actos de homenaje a Navalni en 39 ciudades del país. La mayor parte, unos 200, en San Petersburgo. En la mayoría de los casos, las autoridades acusaron a los ciudadanos de participar en “manifestaciones no autorizadas” o “desobedecer a la policía”.
“Las autoridades rusas han recurrido a detenciones arbitrarias y el uso excesivo de la fuerza contra personas que simplemente intentan llorar por Alexéi Navalni”, denuncia a través de un comunicado Oleg Kozlovski, investigador de Amnistía Internacional sobre Rusia. “Estos actos no son solo sorprendentemente insensibles, sino que también son una violación flagrante de los derechos a la libertad de expresión y de reunión pacífica”, subraya el activista.
Las autoridades retendrán el cuerpo dos semanas más
El círculo del disidente ruso exige la entrega inmediata de sus restos mortales para evitar “que borren las huellas del crimen”, según sentenció este fin de semana quien fuera la portavoz del activista, Kira Yarmish. Sin embargo, las autoridades se van a tomar su tiempo para devolver el cuerpo del opositor, que ya fue envenenado en 2020 durante un viaje interno en Rusia.
El Gobierno ruso ha anunciado a la familia de Navalni que no entregará los restos mortales en “al menos dos semanas” porque los forenses deben realizar “un examen químico” para determinar la causa de su muerte, ha revelado este lunes Yarmish en el canal de YouTube de la organización de Navalni. “Entendemos claramente que no mostrarán su cuerpo después y seguirán postergando este examen —acentúa la portavoz del activista— el tiempo que les convenga, al menos hasta las elecciones —del 15 al 17 de marzo”.
La madre de Navalni, Liudmila Navalnaya, llegó el pasado sábado a la recóndita región donde fue encerrado su hijo sus últimos dos meses de vida antes de morir de forma repentina, en la región de Yamalo-Nenets, en el círculo polar ártico. Han pasado tres días, pero las autoridades aún les vetan el acceso a ella y a su abogado a la morgue donde supuestamente se encuentran los restos del disidente.
En el caso de ser enterrado en Rusia, está por verse si podrán acudir al funeral su mujer, Yulia Navalnaya, y sus dos hijos. El canal de propaganda Russia Today filtró en el verano de 2023, citando fuentes anónimas “de las fuerzas del orden”, que la esposa del opositor sería detenida “nada más pisar el aeropuerto” si se atrevía a acudir en persona a su último juicio.
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