La oposición en Serbia impulsa protestas por supuesto fraude en las elecciones de diciembre
La coalición Serbia Contra la Violencia ha recurrido al Tribunal Constitucional para que anule los resultados de los comicios locales de Belgrado, ganados por el partido en el poder
El presidente de Serbia, el nacionalista conservador Aleksandar Vucic, no logra sofocar las protestas que irrumpieron contra su gestión cuando dos tiroteos indiscriminados terminaron en mayo con la vida de 18 personas, nueve de ellas, menores. Para calmar la calle, Vucic adelantó al pasado 17 de diciembre las elecciones legislativas y locales en 65 municipios. Aquella iniciativa espoleó la creación de una coalición opositora de ocho partidos —de izquierda, centro y derecha— llamada Serbia contra la Violencia (SPN). La alianza aspiraba a gobernar al menos en Belgrado, pero el Partido Progresista Serbio (SNS), de Vucic, venció tanto en las legislativas como en la mayoría de las municipales, incluida la capital. El poder de este mandatario de 53 años quedó afianzado, pero su imagen se está viendo asediada. Desde el mismo día en que aparecieron los resultados se han sucedido varias concentraciones masivas frente a la sede de la Comisión Electoral de la República, en las que se acusa al Gobierno de fraude electoral.
Tras más de 10 días sin manifestaciones, miles de personas volvieron a protestar en Belgrado el martes 16 de enero. Esa misma semana, la coalición presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional del país para que se anulen los comicios locales de la capital. Biljana Djordjevic, copresidenta del partido Frente Verde-Izquierda, señala por videoconferencia que el “fraude” no solo se ha dado en las elecciones locales, sino también en las legislativas. “Pero las pruebas más contundentes están en Belgrado”, esgrime. Djordjevic asegura que en Belgrado fue donde se cambió el sentido del voto y “lo que era una mayoría (de la oposición) se convirtió en una minoría”.
Biljana Djordjevic explica que la coalición opositora tenía muchos voluntarios para controlar las mesas electorales. “Por eso vimos cómo llegó a Belgrado mucha gente en autobús procedente de otros municipios y hasta de Bosnia-Herzegovina. Descubrimos que los reunían en el Stark Arena, un gran pabellón deportivo, construido en 2005 para el Campeonato Europeo de Baloncesto, donde se suelen celebrar conciertos. Ahí concentraban a estos turistas electorales; ahí recibieron las indicaciones para que supieran a donde tenían que ir a votar. Cuando los ciudadanos nos alertaron, acudieron al pabellón miembros de la Comisión Electoral, pero el personal de seguridad del recinto no les permitió entrar. La policía no se presentó y, finalmente, la Comisión Electoral alegó que no tenía poderes para ocuparse de esto”.
En las legislativas el Partido Progresista Serbio obtuvo 129 de los 250 escaños del Parlamento, con un 46,8% de los votos, mientras que Serbia Contra la Violencia (SPN), solo cosechó el 23,7% de los votos y 65 diputados. Sin embargo, en las municipales de Belgrado la distancia fue más apretada: ganó el oficialista SNS con el 39,1% de los votos frente al 34,6% de SPN. Menos de cinco puntos porcentuales y 41.810 votos de diferencia bastaron, según la alianza opositora, para darle un vuelco a los comicios de la principal ciudad del país, donde viven 1,4 millones de habitantes y una cuarta parte del electorado serbio.
Vucic, que ha gobernado Serbia en la última década, tres años como primer ministro (2014-2017) y los últimos siete como presidente, mantiene excelentes relaciones con la Rusia de Vladímir Putin, mientras intenta estrechar vínculos con Bruselas, como candidato oficial para la adhesión a la Unión Europea.
Dos días después de las elecciones, el alto representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, y el comisario europeo de Vecindad, Oliver Varhelyi, difundieron un comunicado conjunto en el que expresaban su “preocupación” por las “mejoras tangibles y nuevas reformas” de que adolecía el proceso electoral. Y advertían: “También esperamos que las denuncias creíbles de irregularidades sean objeto de un seguimiento transparente por parte de las autoridades nacionales competentes. Esto incluye también las denuncias relacionadas con las elecciones locales en Belgrado y otros municipios”.
Sin embargo, de la misma manera que Vucic navega entre las aguas de Moscú y Bruselas, las autoridades de la UE intentan cuidar la relación con un socio indispensable para el control de la migración irregular y el mantenimiento de la precaria paz en los Balcanes.
“Migración ilegal de votantes”
El Centro de Investigación, Transparencia y Responsabilidad (CRTA, por sus siglas en inglés), con sede en Belgrado, asegura haber vigilado el proceso electoral con 3.000 observadores sobre el terreno. Este grupo de la sociedad civil ya alertó antes de los comicios sobre algo que, según denuncia la propia formación independiente, terminó sucediendo: la migración ilegal de votantes, el desplazamiento masivo de electores hacia lugares donde no estaban censados.
Rasa Nedeljkov, director de programas de CRTA, pronunció el pasado miércoles un discurso ante los miembros de la Comisión de Asuntos de la Unión Europea del Parlamento alemán en el que les habló de las “presiones políticas” a que fueron sometidos “decenas de ciudadanos” para votar al partido de Vucic. Nedeljkov refirió el caso de una mujer con cáncer que esperaba una intervención quirúrgica que podría salvarle la vida. “Le pidieron que hiciera favores al partido para que, a cambio, le adelantaran la fecha de la operación”, señaló el directivo de CRTA.
Nedeljkov añadió ante los parlamentarios alemanes que el día de las elecciones su organización constató que el 10% de los colegios electorales de Belgrado y el 5% de los de los comicios parlamentarios estaban “contaminados” con “graves irregularidades”, como la compra de votos y la violación del secreto del voto, entre otras. “En Belgrado, CRTA también detectó patrones de migraciones organizadas de votantes y problemas en el registro de votantes en el 14% de los colegios electorales”, precisó.
El activista señaló en su discurso que lo que los observadores de CRTA revelaron “es sólo la punta del iceberg”. Dijo que su organización observó un patrón de conducta en el que “la residencia principal de las personas, necesaria para votar en las elecciones locales, se cambió a Belgrado justo antes de las elecciones, de forma organizada y corrupta; estas personas fueron registradas en grupos, (…) se les acompañaba a votar. Y, tras las elecciones, se procedió a su eliminación del Registro de Votantes”.
“Esta operación”, continuó Nedeljkov, “sólo puede haberse orquestado dentro de las instituciones: el Ministerio del Interior, que mantiene el registro de residentes; el Ministerio de Administración Estatal y Autonomía Local, que mantiene el Registro de Votantes; y las autonomías locales, que actualizan el Registro de Votantes de sus territorios”.
Acciones ante la comunidad internacional
Biljana Djordjevic, la copresidenta del Frente Verde-Izquierda, sostiene que la oposición va a continuar su lucha mediante las manifestaciones, el recurso ante el Tribunal Constitucional y las acciones ante la comunidad internacional.
Un artículo publicado el 13 de enero por el Financial Times se preguntaba por qué la Unión Europea es tan “suave” con Serbia. El autor señalaba: “Cabe preguntarse si el esfuerzo de Occidente por trabajar de forma constructiva con Vucic está produciendo algún beneficio real. En cuanto a la calidad de la democracia serbia, una política exterior prooccidental y la búsqueda de un acuerdo para Kosovo, la respuesta parece ser un rotundo no”.
Nedeljkov, el director de programas de CRTA indicó a este diario por videoconferencia: “El ciudadano medio serbio es víctima de la manipulación de los medios de comunicación por parte del Gobierno. Pero, a pesar de todo, aquí sigue habiendo gente dispuesta a defender los valores europeos. Pero necesitamos un poco de ayuda por parte de naciones como España, Alemania o Francia. Necesitamos que se condene al régimen autoritario de Serbia y que se reconozca la voluntad del pueblo que lucha por los valores europeos”.
Aleksandra Tomanic, directora de la ONG European Fund for The Balkans, indicó por teléfono: “La democracia está amenazada en Serbia desde hace muchos años. Pero ahora el fraude ha alcanzado otra dimensión. Por eso es importante que las organizaciones internacionales reaccionen. No solo por la democracia en Serbia, sino por su propia credibilidad”.
Este periódico ha intentado sin éxito obtener la versión de la presidencia serbia, que ha negado en los medios locales las acusaciones de fraude electoral.
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