Estados Unidos ataca con un dron a una milicia proiraní en Bagdad en medio de una fuerte tensión regional
El bombardeo, que tuvo por blanco a un alto mando del grupo, ocurre tras el asesinato en Beirut del número dos de Hamás y aumenta la presión para expulsar a las tropas de Washington de Irak
Las fuerzas de la coalición internacional lideradas por Estados Unidos en Irak llevaron a cabo este jueves un ataque con un dron en el centro de Bagdad en el que mataron a un alto mando de una milicia respaldada por Irán, pero que depende nominalmente del ejército iraquí, según informó el Gobierno del país árabe. La oficina del primer ministro, Mohammed Shia al Sudani, declaró que representa una “peligrosa escalada”. La acción aumenta aún más la presión para poner fin a la presencia de las tropas norteamericanas en Irak, en medio de la brutal ofensiva militar de Israel en Gaza.
El ataque se produce en un clima de alarmante aumento de la tensión en Oriente Próximo que hace temer mayores niveles de violencia y de desestabilización en la región. El martes, el número dos de la milicia palestina Hamás, Saleh al Aruri, fue asesinado en otro ataque en la capital de Líbano, Beirut, que no ha sido reivindicado, pero que todo parece indicar que fue ejecutado por Israel. A ello se le suma la confusión que ha creado un atentado perpetrado por el Estado Islámico el miércoles en la ciudad iraní de Kermán, que se ha convertido en el más mortífero de la historia del país, con al menos 84 muertos y unos 300 heridos, según las últimas cifras de las autoridades locales.
El bombardeo en Bagdad, sobre el que Washington ha guardado silencio hasta ahora, coincide asimismo con un incremento de los ataques cruzados entre Estados Unidos y fuerzas respaldadas por Irán en Siria e Irak, que se inició a raíz de la ofensiva militar israelí en Gaza. Desde su lanzamiento a principios de octubre, esta constelación de grupos armados ha llevado a cabo más de un centenar de ataques contra posiciones de tropas estadounidenses. Si bien en un primer momento el intercambio de golpes fue de alcance limitado, en un aparente intento mutuo de minimizar daños y reducir el riesgo de una espiral de violencia, en las últimas semanas estos han comenzado a ser más agresivos. En la mayoría de ocasiones, sin embargo, los ataques norteamericanos se habían producido tras acciones previas de estos grupos armados, aunque en esta ocasión no parece haber sido el caso.
El ataque de este jueves tuvo por blanco un cuartel general de un grupo integrado en las Fuerzas de Movilización Popular, una coalición de milicias próxima a las autoridades de Irán que depende formalmente del ejército iraquí, pero que en la práctica actúa con una gran autonomía. La figura de mayor rango asesinada en el ataque fue Moshtaq Talib al Saidi, conocido como Abu Taqwa, un alto mando del Movimiento al Nujaba, una milicia muy cercana a Teherán que fue designada organización terrorista en 2019 por Estados Unidos. El número total de bajas que ha provocado la acción no está claro, pero durante la tarde del jueves se celebró el funeral de Abu Taqwa y de otro miliciano.
Irak habla de atentado terrorista
La oficina del primer ministro iraquí comparó el ataque con un atentado terrorista y criticó que se haya cometido contra un grupo que opera bajo la cadena de mando del ejército del país, lo que “socava todos los entendimientos” con las fuerzas de la coalición. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Irak también condenó el ataque y aseguró que Bagdad se reserva su derecho a tomar las medidas oportunas para disuadir de otros actos similares. La coalición internacional que lidera Estados Unidos en Irak se estableció con el objetivo principal de asistir en la lucha contra el Estado Islámico, durante la cual las Fuerzas de Movilización Popular desempeñaron un papel clave. Pero desde su derrota en 2017, la misión se ha centrado en cuestiones de asesoramiento y formación del ejército iraquí.
La mayor frecuencia y contundencia en el intercambio de golpes entre Estados Unidos y estos grupos armados ha generado un creciente malestar entre las autoridades iraquíes, cuya capacidad para frenar la escalada es muy limitada, y ha renovado los llamamientos a la expulsión de las tropas norteamericanas. El propio primer ministro Al Sudani declaró recientemente que su Gobierno está trabajando para acabar con su presencia, y el ataque del jueves ha reforzado esta petición por parte de líderes políticos y militares del país.
Antes de la agresión israelí sobre Gaza, Estados Unidos contaba con unos 2.500 soldados en Irak y otros 900 en Siria, formalmente como parte de la coalición internacional contra el Estado Islámico, pero en los últimos tres meses Washington ha reforzado mucho su presencia militar en Oriente Próximo. El Pentágono afirma que este despliegue responde a tres objetivos principales: disuadir a grupos apoyados por Irán de abrir nuevos frentes más allá de Gaza, blindar la seguridad de Israel durante su operación militar en la Franja y proteger a sus propias tropas en la región, al igual que a sus ciudadanos.
El ataque en Bagdad coincidió con un recrudecimiento de los enfrentamientos entre el ejército de Israel y el movimiento libanés Hezbolá en la frontera entre ambos países, que llevan produciéndose desde principios de octubre, pero que este jueves dejaron una de las jornadas más letales para los segundos tras varios ataques israelíes. Paralelamente, los ataques en el mar Rojo, una de las principales arterias del comercio marítimo mundial, por parte del movimiento Huthi de Yemen, próximo a Irán, han continuado esta semana, lo que está forzando a las principales compañías de transporte marítimo a desviarse de la región.
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