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La investigación sobre la gestión de la covid en el Reino Unido vuelve a mostrar la incompetencia de Boris Johnson

“¿Para qué estamos destrozando la economía por defender a unas personas que se van a morir pronto de todos modos?”, se preguntó en una reunión el ex primer ministro

Gestión de Boris Johnson
Boris Johnson brinda, el 19 de junio de 2020, en una de las fiestas celebradas en Downing Street durante el confinamiento.Imagen extraída del informe Partygate
Rafa de Miguel

No es lo mismo que muchos ciudadanos británicos intuyeran el gran descontrol reinante en el Gobierno británico durante los primeros meses de la pandemia a poder escuchar o leer de primera mano cómo el equipo que rodeaba a Boris Johnson se echaba cada día las manos a la cabeza por su incompetencia. “Cambia de estrategia cada día”, escribió en mensajes de WhatsApp fechados en septiembre de 2020 Simon Case, quien ya era entonces —y sigue siéndolo hoy— secretario del Gabinete y jefe máximo del cuerpo de altos funcionarios británicos.

Los textos han sido revelados este lunes por la comisión independiente que investiga desde hace meses la gestión del Gobierno de la crisis sanitaria desatada con la irrupción del coronavirus. Case, en un tono desesperado, acusaba en sus mensajes a Johnson de “hacer que fuera imposible gobernar”, y sugería que “no podían seguir apoyándole si mantenía ese modo de actuar”. “Estoy al límite de mi paciencia”, escribía el secretario del Gabinete. “El capitán del equipo no puede cambiar de guion cada día (...) Corremos el riesgo de llegar al nivel de locura de Trump o de Bolsonaro”, advertía el alto funcionario.

El lunes estaba destinado a inaugurar una semana de comparecencias potencialmente dañinas para la imagen de aquel Gobierno de Johnson que muchos británicos preferirían olvidar. Los testimonios escuchados en la sala que preside la baronesa Heather Hallett, una exmagistrada del Tribunal de Apelación, han dejado claro el caos y descontrol que reinaron en Downing Street durante aquellos días.

El primero en comparecer ha sido Martin Reynolds, el secretario privado del ex primer ministro, conocido como Party Marty (Marty el fiestero). Fue el autor del correo electrónico enviado a más de 100 personas del equipo de Gobierno durante la pandemia, para celebrar una fiesta en el jardín de la residencia oficial de Johnson en mayo del 2020 —”que cada uno traiga su propio alcohol”, sugería—. Reynolds ha puesto su cara más compungida para pedir perdón públicamente por aquella iniciativa, pero el interrogatorio certero del abogado Hugo Keith, que lidera el equipo de la acusación en los trabajos de la comisión, le ha ido acorralando en un doble sentido: el de reconocer que su contrición carecía de credibilidad, y el de revelar la irresponsabilidad de su entonces jefe y primer ministro.

Reynolds ha sido incapaz de explicar por qué, semanas antes de que fuera a anunciarse que habría una investigación oficial e independiente de la gestión de la pandemia, activó la función de privacidad de WhatsApp por la que los mensajes del grupo que trabajaba en Downing Street desaparecían prácticamente después de ser leídos. Fue en abril de 2021, y lo único que Reynolds ha sido capaz de balbucear ha sido la conjetura de que quizá “estaba preocupado de que alguien hiciera una captura de pantalla y filtrara algunos de los mensajes”.

El despiste del “modo Brexit”

La revelación más sobrecogedora de Reynolds, sin embargo, ha sido la de admitir que la pandemia pilló al Gobierno de Johnson sin una mínima estrategia ante la crisis, y en estado de descontrol. Acababan de abandonar el “modo Brexit”, que había consumido los esfuerzos del inicio del mandato, para sumergirse en una guerra de poder y terror entre Dominic Cummings, el entonces poderoso asesor de Johnson, y el equipo de altos funcionarios, un “listado de mierda” de servidores públicos, según Cummings, del que había que deshacerse cuanto antes.

“El Número 10 [como se llama a la oficina del primer ministro en Downing Street] se había convertido en una oficina disfuncional, misógina y en guerra consigo misma”, ha admitido Reynolds, quien también revelaba que Helen McNamara, por aquel entonces la vicesecretaria de Gabinete y número dos de Case, escribió un demoledor informe en mayo de 2010 que señalaba la “muy mejorable” gestión del Gobierno durante la primera fase de la pandemia. “Disfuncional, falto de disciplina, caótico y con un elevado grado de machismo”, ha leído en voz alta parte del informe el abogado Keith. “Estoy de acuerdo con lo que dice”, admitía Reynolds.

“Los que van a morir”

La comisión ha podido interrogar también a Imran Shafi, uno de los múltiples asesores de Johnson que participaba en las reuniones de Gobierno. Guardaba notas manuscritas de uno de aquellos encuentros, en marzo de 2020, que reflejan el diálogo entre Johnson y su entonces ministro de Economía, Rishi Sunak. “Estamos matando al paciente para acabar con el tumor. ¿Para qué estamos destrozando la economía por defender a unas personas que se van a morir pronto de todos modos?”, se preguntaba en voz alta un primer ministro que dudaba, día sí día no, entre no hacer nada y dejar que el virus se extendiera o llevar a cabo el confinamiento que el resto de Europa comenzaba a imponer. Y que, en los días previos a que la crisis estallara, se encerró con su entonces pareja, Carrie Symonds, en la residencia oficial campestre de Chequers sin que nadie le informara de lo que se venía encima, ni mostrara él interés alguno.

Si el aperitivo de la semana ha resultado demoledor para la imagen de Johnson, este martes puede ser aún peor. Comparece Cummings, el ideólogo de la campaña del Brexit, de la campaña de la victoria electoral de 2019 y de los primeros bandazos inexplicables de ese Gobierno, que acabaron provocando la dimisión/expulsión del propio Cummings, quien, desde entonces, se ha dedicado en cuerpo y alma a destrozar a su exjefe.

La comisión tiene previsto terminar sus trabajos en 2026. Cuando Johnson aprobó su puesta en marcha, confiaba en haber sido reelegido para entonces primer ministro y evitar así todo riesgo. Meses después, fueron los diputados conservadores los que forzaron su dimisión.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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