La justicia alemana propina un revés a la coalición de Scholz al paralizar la polémica ley de las calefacciones
El Constitucional impide tramitar la norma antes del fin del curso político, que se cierra con tensiones en el tripartito por los recortes de la ley de presupuestos
El final de curso político se le ha atragantado al Gobierno de coalición de Olaf Scholz en Alemania, que llega a la pausa estival acusando un desgaste acumulado de muchos meses. La puntilla se la dio este miércoles por la noche el Tribunal Constitucional al paralizar la tramitación en el Bundestag (la Cámara baja del Parlamento) de una de las leyes más controvertidas de la legislatura y en la que más capital político han invertido Los Verdes y su ministro de Economía y Clima, Robert Habeck. La llamada ley de las calefacciones debía votarse en el Parlamento antes del viernes, en la última sesión ordinaria antes de las vacaciones de los diputados, pero el Constitucional, en una decisión insólita, ha decidido aceptar la petición de medidas cautelares de un diputado conservador y paralizar el proceso.
La noticia pilló con el pie cambiado a los tres partidos de la coalición, socialdemócratas, verdes y liberales, con algunos de sus diputados celebrando el fin del curso político en fiestas de partido o de los ministerios, según ha relatado la prensa alemana. El Constitucional comunicó cerca de las 22.00 que suspendía la segunda y tercera lecturas de la ley en el Bundestag, lo que hace inviable su aprobación al menos hasta el otoño. El diputado democristiano Thomas Heilmann había alegado que la rapidez del procedimiento violaba sus derechos como parlamentario. El tribunal, que no entra en el fondo del asunto, le da la razón al considerar que, si finalmente determinara que esa violación existe, el daño ya se habría producido al estar la ley aprobada.
El enésimo contratiempo al que se enfrentan los tres socios de Gobierno ha vuelto a evidenciar las tiranteces que hay entre ellos. Varios pesos pesados de los liberales, muy críticos con la ley, se lanzaron a echarle la culpa de lo sucedido a Los Verdes. La ley de calefacciones pretende evitar que se instalen nuevas calderas de gas o gasóleo a partir del 1 de enero de 2024 y que en su lugar los nuevos edificios incorporen bombas de calor (que calientan o enfrían aire o agua usando electricidad) que funcionen con fuentes de energías renovables. Es la gran apuesta de Los Verdes, que la consideran necesaria si Alemania quiere cumplir sus compromisos de descarbonización. Pero el tripartito lo está pagando con un enorme desgaste. Muchos analistas creen que la discusión sobre esta norma —amplificada por una campaña negativa de medios de comunicación conservadores— ha contribuido a hundir la percepción ciudadana sobre los ecologistas y, por extensión, sobre el resto del Gobierno.
Regreso de la austeridad
Los tres socios confiaban en poder aprobar la ley antes del verano y que así saliera del debate público la normativa más polémica de la legislatura. Ahora seguirá coleando varios meses más. Y se sumará a las disputas internas que jalonarán la redacción final del proyecto de presupuestos, cuyas líneas maestras presentó el ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, este miércoles. Las cuentas para 2024 consagran la vuelta a la austeridad y prevén recortes muy sustanciales en prácticamente todas las partidas. Socialdemócratas y verdes están sufriendo para aplicar los recortes a sus carteras y se prevén nuevos rifirrafes con los liberales, el socio más pequeño de la coalición pero el que tiene la llave de la caja.
Mientras tanto, el estado de ánimo en la oposición democristiana es excelente. Aunque el grupo parlamentario de la CDU no se sumó a la denuncia de Heilmann ante el Constitucional, ahora se atribuyen el éxito como propio. Su líder, Friedrich Merz, se congratuló de la “grave derrota del Gobierno federal de Olaf Scholz”. Merz está tratando de aprovechar la actual debilidad de la coalición para situarse como alternativa y tratar de aglutinar el descontento que capitaliza el partido ultraderechista AfD, con un 20% de intención de voto. La ley de las calefacciones ha sido la diana perfecta para disparar contra el tripartito. Él no ha sido tan claro, pero otros líderes de su partido, como el exministro Jens Spahn, han anunciado que si ganan las próximas elecciones (previstas en principio para 2025), lo primero que harán será derogar esta norma.
La discusión sobre cómo calentar las casas de forma sostenible está de plena actualidad en media Europa, pero en Alemania es un asunto de máxima relevancia. Más de la mitad de las viviendas alemanas se calientan con gas, que hasta la invasión rusa de Ucrania fluía a un precio muy competitivo por los gasoductos controlados por el Kremlin. La crisis energética desatada tras el inicio de la guerra ha obligado a Berlín a replantearse su política.
El sector verde del Ejecutivo impulsa con decisión el plan alemán de alcanzar la neutralidad climática en 2045 (cinco años antes de lo que se plantea la UE). Con Los Verdes por primera vez en el Gobierno, era previsible que saliera adelante una Ley de Energía de los Edificios (el nombre oficial de la norma) que obligue a los ciudadanos a sustituir las calderas de gas que se estropeen por otras que no consuman energías fósiles. El sector de la construcción es clave si Alemania quiere cumplir sus objetivos medioambientales. El año pasado contribuyó con el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero, alrededor de 112 millones de toneladas. Solo calentar los hogares alemanes supone más del 40% de todo el consumo anual de gas en el país.
La campaña de periódicos como el tabloide Bild ha hecho mucho daño a la propuesta de Los Verdes, pero también estos han cometido errores, y no solo de comunicación. El proyecto de ley se filtró antes de tiempo y salieron a la luz sus carencias. La calefacción en un país donde la temperatura media en invierno oscila entre cero y un grado supone una parte destacable del presupuesto familiar, y el cambio de la caldera es un gasto muy importante. Los planes de Los Verdes, que proponían obligar a instalar bombas de calor en cuestión de meses, a partir del 1 de enero próximo, crearon una enorme incertidumbre. ¿Habría subvenciones? ¿Quién podría beneficiarse de ellas? Divulgar la propuesta sin tener atados todos sus aspectos fue como soltar una bomba cuya onda expansiva seguirá afectando a Los Verdes y a sus socios varios meses más.
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