El presidente de Lituania: “Occidente debe cruzar todas las líneas rojas en la guerra de Ucrania”

Su trato exquisito contrasta con la rotundidad de sus mensajes. El presidente de Lituania, Gitanas Nauseda (Klaipeda, 58 años), se ha convertido en los últimos 15 meses en uno de los principales aliados del Gobierno ucranio. El mandatario ha reclamado desde el inicio de la invasión rusa un compromiso de Occidente aún mayor: más y mejores armas para Ucrania y la adopción de nuevas sanciones contra Rusia. El jefe de Estado lituano insta a los miembros de la UE y la OTAN a ignorar las “llamadas líneas rojas” y a apoyar a Kiev “con todo lo necesario para ganar la guerra”.

De visita en Madrid, en el marco de una gira europea para abordar la futura cumbre de la Alianza Atlántica, que se celebrará en Lituania en julio, Nauseda atendía este miércoles a EL PAÍS, tras reunirse con el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, en el palacio de La Moncloa y antes de visitar al rey Felipe VI en La Zarzuela.

Pregunta. Usted ha defendido en los últimos meses que es necesario que Occidente entregue mucho más armamento a Ucrania. ¿No cree que haya ninguna posibilidad de alcanzar una solución negociada?

Respuesta. Todos queremos unas negociaciones de paz, pero estas no pueden llevarse a cabo a costa de la integridad territorial de Ucrania; ni debe permitirse que Rusia utilice esa oportunidad para consolidar sus posiciones y preparar otra ofensiva. Ahora mismo hay muchos asuntos en los que no parece posible que las partes enfrentadas lleguen a un acuerdo, por lo que el único modo de forzar una negociación sincera y con posibilidades es a través de los éxitos de Ucrania en el campo de batalla.

P. ¿Qué necesita Ucrania para lograr esos avances sobre el terreno?

R. Creo que los países occidentales estamos cumpliendo con las expectativas de los ucranios, pero desafortunadamente estamos siendo muy lentos a la hora de tomar decisiones importantes. Nos ha costado demasiado cruzar las llamadas líneas rojas. Al principio, había dudas sobre la posibilidad de enviar cualquier tipo de armamento; luego se cruzó una línea roja tras otra, como con los sistemas de lanzamisiles o los carros de combate.

P. ¿Qué líneas rojas deben cruzarse ahora?

R. Hay que enviar aviones de combate modernos y misiles de crucero de largo alcance. Y mejor que lo hagamos lo antes posible, porque todas las vacilaciones del pasado han supuesto una pérdida de tiempo muy valioso. Cada día que tardemos en dar a Ucrania todo lo que necesita para ganar la guerra supondrá más muertes y más infraestructura destrozada.

P. La Comisión Europea trabaja en un nuevo paquete de sanciones contra Rusia. ¿Qué más se puede incluir?

R. Lituania ha abogado en todo momento por adoptar sanciones aún más duras, y nos gustaría que se incluyera en la lista de sancionados a [la compañía de energía estatal] Rosatom y a su junta directiva. También habría que incluir los diamantes y la tecnología de doble uso [civil y militar], además de hacer un esfuerzo mayor para evitar que Rusia pueda eludir las sanciones.

P. ¿Cree que China puede ejercer de mediador?

R. Tiene la oportunidad de demostrar que es un actor protagonista en la escena internacional, pero debe cumplir con un requisito: condenar la guerra en Ucrania y declarar claramente quién es el agresor y quién es la víctima. A partir de este instante, el papel de China puede ser muy constructivo para resolver el conflicto y sentar las bases para unas futuras negociaciones de paz.

P. La próxima cumbre de la OTAN se celebrará en julio en Vilnius, la capital lituana. ¿Qué espera de esa cita?

R. Tenemos una agenda muy ambiciosa para la cumbre. Uno de los asuntos principales será poner en marcha todos los acuerdos alcanzados el año pasado en Madrid en relación con la operación Presencia Avanzada Reforzada de la Alianza en los países bálticos, que es fundamental para la defensa del flanco oriental y servirá como elemento disuasorio frente a las ilimitadas ambiciones imperialistas de Rusia. Otra cuestión primordial será el compromiso de gasto en defensa. El objetivo de invertir el 2% del PIB debe ser considerado un suelo, no un techo. Si queremos aumentar la capacidad productiva de la industria armamentística y seguir suministrando armamento a Ucrania como hasta ahora, es necesario incrementar aún más el gasto militar.

Por otra parte, es esencial que en la cumbre de Vilnius se den pasos para aproximar aún más a Ucrania a la estructura de seguridad euroatlántica. Esto no significa que vaya a haber decisiones relativas a una futura membresía, pero sí que hay que tomar medidas para enviar un claro mensaje a Kiev de que haremos los esfuerzos necesarios para que estén lo más cerca posible de la OTAN.

P. Lituania es el país de la UE que más ha aumentado la inversión militar en el último decenio, y uno de los que más ayuda militar y financiera ha donado a Ucrania en relación a su economía. ¿Se puede mantener ese incremento de gasto tanto tiempo como dure la guerra?

R. Por supuesto que sí. La población ha comprendido perfectamente que la seguridad debe ser la prioridad absoluta; si no se invierte en defensa llegará un punto en el que no haya nada en lo que invertir, porque lo habremos perdido todo. Hay que tener muy presente que si Ucrania no gana la guerra, este no habrá sido el último objetivo de Vladímir Putin. Si Rusia vence, otros países serán agredidos. Quizás sea uno de los bálticos, quizás Polonia, pero no hay ninguno en Europa que pueda sentirse a salvo.

P. Lituania sufre una crisis migratoria en su frontera con Bielorrusia desde hace casi dos años. A finales de abril, el Parlamento lituano aprobó una legislación que autoriza las devoluciones en caliente. ¿Cómo se justifica que se permita una práctica contraria al derecho internacional?

R. Hay que tener muy presente que estos inmigrantes son empleados como una herramienta de presión por parte de Aleksandr Lukashenko, estrecho aliado de Putin. Estas personas vulnerables se convierten a la vez en víctimas y en un arma para los autócratas. Y para frenar el flujo de migrantes, la única opción es tomar medidas que disuadan a Bielorrusia y Rusia de emplear estas prácticas. En Lituania hemos sido capaces de cortar la llegada de migrantes a la frontera, pero estamos observando que pronto volverá a haber vuelos entre capitales de Oriente Próximo y Minsk y [el enclave ruso de] Kaliningrado, y el único objetivo es reunir a todos los migrantes que lleguen y enviarlos forzosamente a las fronteras de Polonia, Lituania y Letonia.

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