Burros y lobos se enfrentan en un duelo ambiental en Colorado
Varios grupos de burros ferales protegen al ganado en Colorado en un ambicioso plan para reintroducir al lobo gris en el ecosistema
En ranchos de Colorado se ha comenzado a ver una escena particular: grupos de burros ferales se mezclan entre el ganado de los rancheros. Se trata de una estrategia desesperada para intentar contrarrestar el alza en la población de lobos salvajes, que ha enfrentado a ganaderos y ambientalistas.
Los empresarios bovinos del Estado han tenido que recurrir a estrategias no letales para disuadir a los lobos, como banderines rojos y dispositivos de pirotecnia. Matar a los lobos está prohibido por la ley, excepto en defensa propia. Aunque los burros no son inmunes a los ataques, su comportamiento defensivo los convierte en un fuerte elemento disuasor para los depredadores.
La tensión ha aumentado a raíz de un referéndum que se votó en 2020, donde se aprobó un esquema para reintroducir al lobo gris en el área. 50 ejemplares de la especie están en espera de ser liberados en la zona estatal.
El programa, que ha sido criticado por la población rural, es defendido por ambientalistas. Desde mediados del siglo XX, la cantidad de lobos comenzó a descender hasta el inicio de programas de reintroducción en los años setenta.
La ausencia prolongada del depredador generó un alza en la población de alces y venados. También generó un aumento de la enfermedad del desgaste crónico, un padecimiento contagioso entre animales cérvidos.
Las autoridades han intentado compensar la situación ofreciendo indemnizaciones por las cabezas de ganado que se pierdan. Sin embargo, los rancheros sostienen que el proceso de reclamación es burocrático y que exige que se demuestre que el fallecimiento se dio por ataque de un lobo, algo difícil de probar.
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