Putin visita Mariupol en su primer viaje a la Ucrania ocupada en la actual invasión
El presidente ruso se traslada a la devastada ciudad de Donbás en el desplazamiento más simbólico desde que sus fuerzas irrumpieron en 2014 en el este del país
Nunca antes el presidente ruso, Vladímir Putin, había viajado a la región con la que ha justificado la mayor invasión desatada en Europa desde la II Guerra Mundial. Con su visita este domingo a la ciudad de Mariupol, el mandatario ha pisado Donbás por primera vez desde que sus paramilitares y separatistas prorrusos prendiesen fuego a aquel polvorín del este de Ucrania en 2014. Un viaje fugaz en el que ha recorrido uno de los escenarios simbólicos de esta tragedia. “Bonito y confortable”, fue su impresión al contemplar las obras de restauración de la sede de la Filarmónica, uno de los emblemas culturales de la ciudad ucrania y que Rusia quiere restaurar tras arrasar la ciudad.
Mariupol representa la victoria más estratégica y preciada de Putin en la actual guerra, pese a los miles de muertos y la destrucción que su conquista dejó en el camino. “El criminal internacional Putin ha visitado la ciudad ocupada de Mariupol”, han denunciado las autoridades municipales en la red social Telegram, refiriéndose a la orden de detención emitida esta semana por el Tribunal Penal Internacional contra el líder ruso. Añaden que la presencia del mandatario ha tenido lugar con nocturnidad para no “tener que ver a la luz del día la ciudad muerta por su liberación”, según la agencia France Presse.
Envuelto en un voluminoso abrigo que ocultaba cualquier protección que pudiera vestir, y rodeado de un enorme séquito de guardaespaldas, Putin ha paseado por Mariupol de madrugada, cuando la noche aún era cerrada. El líder ruso había evitado hasta ahora visitar zonas próximas al frente y lo más cerca que había estado de la guerra había sido otra visita exprés, el 5 de diciembre, a las obras de recuperación del puente de Crimea tras una explosión que lo dañó. Hasta el momento, el papel sobre el terreno de Putin ha sido de perfil mucho más bajo que el del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que, desde el comienzo de la invasión a gran escala puesta en marcha por Rusia hace 13 meses, no ha dejado de visitar los enclaves más castigados por el conflicto.
La rendición de las últimas tropas ucranias acantonadas en la factoría Azovstal a mediados de mayo de 2022 acabó decantando la caída de Mariupol del lado ruso. Atrás quedaban, al menos, 22.000 civiles muertos, según las estimaciones que maneja el alcalde, Vadim Boichenko, entrevistado por EL PAÍS a principios de este mes. El regidor, que ejerce en el exilio desde los primeros días de la invasión, lamenta la facilidad con la que las tropas del Kremlin rodearon y asediaron la ciudad.
“Tenemos que empezar a conocernos mejor”, ha manifestado Putin a un grupo de vecinos de la ciudad, según uno de los vídeos difundidos por los medios estatales rusos. “Solo te habíamos visto por televisión”, le contestó uno de ellos. El presidente ruso proclamó la anexión de la región de Donetsk (que incluye Mariupol) y otras tres provincias ucranias más, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, el 30 de septiembre del pasado año, pero nunca había visitado la zona, controlada indirectamente por Moscú a través de los gobiernos títeres de las autoproclamadas repúblicas separatistas.
Durante la conversación de Putin con los vecinos, otro de ellos le mostró la realidad de la guerra. “Mi cumpleaños es 15 días después del suyo. También tengo 70 años, pero me he quedado sin nada”, le espetó al jefe de Estado ruso, quien solo ofreció el silencio como respuesta, según la grabación difundida por la televisión.
Salida hacia el mar Negro
El mandatario llegó a Mariupol un día después de haber visitado el enclave naval de Sebastopol, en la Crimea anexionada ilegalmente desde 2014. Uno de los mensajes que ha querido lanzar el Kremlin con su visita es que mantiene aquel territorio firmemente bajo control. Kiev asegura públicamente que se dispone a recuperar tanto Mariupol, puente terrestre entre Rusia y Crimea, como la propia península del mar Negro.
Asimismo, el viaje oficial de Putin precede a la esperada visita del presidente chino, Xi Jinping, a Moscú. Ambos mandatarios se reunirán en persona el próximo martes por primera vez desde que Pekín proclamase su plan de paz de 12 puntos, el cual incluye devolver todos los territorios ocupados a Ucrania.
Según la presidencia rusa, Putin llegó a Mariupol en helicóptero y recorrió varias de sus calles al volante de un coche. El líder ruso visitó un distrito de la ciudad acompañado por el viceprimer ministro Marat Jusnullin, quien le informó “sobre el progreso de los trabajos de construcción y restauración en la ciudad y sus alrededores”. Pese a la devastación que ha sufrido la ciudad por los combates, las imágenes difundidas por el Kremlin mostraban solo los edificios de nueva construcción levantados en la urbe.
Putin, sobre quien pesa una orden de arresto del Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra emitida esta semana, escenificó con Jusnullin un debate en el que acusaban a las fuerzas ucranias de cometer atrocidades. “La gente normal no hace eso”, expresó el jefe de Estado ruso. El mandatario continuó su gira después en la ciudad rusa de Rostov del Don, donde se reunió con el jefe del Estado Mayor y comandante único de las fuerzas armadas rusas en la invasión de Ucrania, Valeri Gerasimov.
Mariupol es un enclave esencial para que Rusia mantenga el ansiado corredor terrestre que le permite conectar la península de Crimea con la región de Donetsk, en la estratégica zona de Donbás. Ese pasillo, que transcurre también por las ciudades ocupadas de Melitópol y Berdiansk, permite a los rusos un mejor abastecimiento y apoyo logístico a sus tropas en el terreno. Además, supone una alternativa a la conexión que Moscú abrió en 2018 ―inaugurada personalmente por Putin― entre Crimea y Rusia a través del puente del estrecho de Kerch, que fue volado parcialmente en octubre.
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