Al menos 59 muertos en la ciudad paquistaní de Peshawar tras un atentado suicida en una mezquita
Las autoridades han informado de que la mayoría de víctimas eran agentes de policía y de que hay decenas de heridos
Un atentado suicida en el interior de una mezquita en la ciudad de Peshawar, en el noroeste de Pakistán, ha dejado este lunes al menos 59 muertos, según fuentes sanitarias. El jefe de policía de la ciudad, Ijaz Jan, informó también de al menos 176 heridos. La mayoría de las víctimas eran agentes de policía que habían acudido a ese lugar de culto para la oración del mediodía, informa la agencia Reuters. La mezquita está situada dentro de un complejo que alberga también el cuartel general de la policía provincial y un departamento de lucha contra el terrorismo, ha explicado Jan.
El ministro de Defensa paquistaní, Jawaja Asif, reveló que el atacante suicida se encontraba en primera fila durante los rezos, e instó al Estado a actuar con más firmeza contra los terroristas. “Es hora de que volvamos a combatir la guerra contra el terrorismo”, declaró Asif en una entrevista con la televisión paquistaní Geo TV. El primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, condenó por su parte el “brutal asesinato de musulmanes cuando rezaban ante Alá”, al tiempo que se desplazaba a la zona de la tragedia, donde visitará a los heridos y conocerá más detalles sobre el atentado.
Según la policía, la explosión se produjo en la primera fila de los fieles que congregados allí para orar. Ningún grupo ha asumido aún la autoría de la explosión, que arrasó la mezquita y provocó el derrumbe de uno de sus muros. En el momento del suceso, en el interior del edificio había unas 400 personas, según otra fuente policial, que confirmó a Reuters que aún hay gente bajo los escombros.
La parte alta de la mezquita cayó como resultado de la explosión. “En este momento, nuestra prioridad número uno es rescatar a los atrapados bajo los escombros”, declaró a la agencia France Presse Shaffiullah Jan, un alto funcionario de la provincia de Jaiber Pastunjuá, de la que Peshawar (dos millones de habitantes) es capital. Una gran operación de rescate, dirigida por bomberos con equipamiento de desescombro, intenta hallar supervivientes. “No podemos decir cuánta gente hay entre los escombros”, reconoció el gobernador provincial, Haji Ghulam Ali.
“En el momento en el que la oración decía ‘Alá es el más grande’, hubo un big bang”, declaró a la televisión Geo TV un policía herido. Desde su cama en el hospital, el agente contó cómo las paredes y el techo del edificio cayeron sobre él.
La jefatura de policía de Peshawar, en cuyo complejo se encuentra la mezquita siniestrada, está en una de las zonas más vigiladas de la ciudad y su perímetro está fortificado. El recinto policial también alberga las oficinas de varias agencias de inteligencia paquistaníes.
En marzo de 2022, un atentado suicida asumido por la rama local de la organización terrorista Estado Islámico —el Estado Islámico de la provincia de Khorasan o ISIS-K— causó la muerte a 64 personas en una mezquita chií de Peshawar. Aquel fue el atentado más mortífero en Pakistán desde 2018. Según la policía, el terrorista suicida era un ciudadano afgano que había residido en Pakistán con su familia durante varios años, y que había preparado el ataque en su país natal. Situada a unos 50 kilómetros de la frontera con Afganistán, Peshawar fue el escenario de atentados casi diarios a principios de la década pasada.
Aunque la seguridad en esta ciudad ha mejorado notablemente en esta década, en los últimos meses la ciudad ha sufrido varios atentados dirigidos principalmente contra las fuerzas de seguridad. Desde la toma del poder por parte de los talibanes en el vecino Afganistán, el 15 de agosto de 2021, Pakistán ha sufrido un deterioro de la situación de seguridad. Los atentados se han reanudado, tanto por parte del ISIS-K, como de grupos separatistas baluches, y también de los talibanes paquistaníes de Tehrik-e-Taliban (TTP).
Pakistán culpa ahora a los talibanes afganos, a quienes ha apoyado tradicionalmente, de permitir que estos grupos utilicen el territorio de Afganistán para planear sus atentados, lo que Kabul ha negado en repetidas ocasiones. El TTP, un movimiento separado del liderazgo talibán afgano, pero que comparte ideología y orígenes comunes con él, ha asumido la autoría de varios ataques en los últimos meses.
Una de sus peores atrocidades, que ha dejado una huella imborrable en la conciencia nacional de Pakistán, fue la masacre de unas 150 personas, en su mayoría estudiantes, en Peshawar, en diciembre de 2014.
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