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Alemania se resiste a enviar tanques Leopard a Ucrania pese a la presión de los aliados

Berlín reclama una coalición internacional para coordinar las entregas de carros de combate occidentales y niega ser el único país con dudas

Elena G. Sevillano
El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, durante una rueda de prensa, este viernes en la base militar de Ramstein (Alemania).
El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, durante una rueda de prensa, este viernes en la base militar de Ramstein (Alemania).RONALD WITTEK (EFE)

Berlín necesita más tiempo. De momento, sus modernos tanques Leopard no van a entrar en combate en territorio de Ucrania. El Gobierno alemán se mantiene firme y no cede a las presiones que soporta desde hace semanas para dar el visto bueno al envío a Kiev de sus potentes carros de combate. Según su nuevo ministro de Defensa, Boris Pistorius, entre los aliados todavía no existe una opinión unánime en favor del despliegue de tanques pesados de fabricación occidental. Las expectativas puestas en la reunión de este viernes en la base aérea de Ramstein han dado como resultado el mantenimiento de la negativa, pero con matices. Alemania no cierra la puerta a un futuro cambio de opinión, pero requiere de sus socios una coalición internacional para dar el paso.

Mientras tanto, las Fuerzas Armadas alemanas no se van a quedar cruzadas de brazos esperando que llegue ese acuerdo, según ha explicado Pistorius en Ramstein. El Gobierno se propone hacer un inventario de sus Leopard para saber con exactitud en qué estado se encuentran y cuántos podría enviar a Ucrania. “Nos estamos preparando por si acaso”, ha señalado.

El papel de Berlín es clave en el envío de modernos carros de combate a Kiev porque Alemania es el fabricante de los Leopard, el modelo que tienen en sus arsenales muchos socios europeos y el preferido por el ejército ucranio en esta fase de la contienda. El canciller Olaf Scholz tiene en su mano hacer realidad los deseos del presidente ucranio, Volodímir Zelenski, que este viernes volvía a implorar una decisión positiva. Sin la autorización de los alemanes, ningún otro país puede entregar sus Leopard, aunque disponga de ellos y esté dispuesto a cederlos, como han anunciado Polonia y los bálticos.

El Grupo de Contacto para Ucrania se comprometió a seguir apoyando a Kiev con el armamento y el entrenamiento que necesite, pero en Ramstein no hizo nuevos anuncios de ofertas concretas porque muchos de sus miembros las habían hecho en la víspera. Solo unas horas antes, un grupo de nueve países miembros de la OTAN —Estonia, Reino Unido, Polonia, Letonia, Lituania, Dinamarca, República Checa, Países Bajos y Eslovaquia— se habían comprometido a hacer envíos de armas “sin precedentes”. Avanzaron que proveerán al ejército de Kiev con carros de combate, artillería pesada, defensa aérea, munición y vehículos de infantería. La palabra clave de la declaración firmada tras una reunión en la base militar de Tapa (Estonia) es “carros de combate”. Estas son las capitales que están a favor de enviar los Leopard u otros blindados equivalentes (como el Challenger británico, del que Londres ha prometido 12 unidades a Kiev) y que con su declaración quisieron añadir presión sobre Alemania antes de la cita de Ramstein. Pero según lo visto este viernes, no tuvo efecto.

Estados Unidos anunció también el jueves que está preparando un nuevo paquete de ayuda por valor de 2.500 millones de dólares que por primera vez incluye 90 vehículos blindados de infantería Stryker además de nuevas unidades de los blindados Bradley. Por ahora, Washington excluye de la lista a los Abrams, sus más avanzados carros de combate. Más países han avanzado que aumentarán su ayuda antes de la primavera. Suecia mandará blindados de infantería y obuses Archer y Alemania ha prometido nuevos sistemas de defensa aérea.

Polonia aún ve esperanza

El ministro de Defensa polaco, Mariusz Blaszczak, confirmó en Ramstein que los representantes de los 30 países de la OTAN y de otros 20 aliados no han conseguido llegar a un acuerdo, pero dijo ser optimista. “Hay esperanza porque los ministros de defensa de 15 países han tratado la cuestión en los márgenes de la conferencia. Estoy convencido de que al final se podrá construir una coalición [para enviar tanques de manera conjunta]”, señaló.

En su Gobierno no todos tuvieron palabras tan amables para Alemania. Más en la línea de las últimas declaraciones de los líderes polacos, el ministro de Exteriores, Zbigniew Rau, se quejó en su cuenta de Twitter: “Armar a Ucrania para repeler la agresión rusa no es un ejercicio de toma de decisiones. La sangre ucrania se derrama de verdad. Este es el precio de la indecisión sobre las entregas de Leopard. Necesitamos acción, ahora”. Varsovia es sin duda el aliado que más ha presionado a Berlín, sugiriendo incluso que mandará sus Leopard sin permiso.

La intervención del ministro Pistorius fue a la defensiva. Subrayó que Alemania no es el único país que prefiere actuar con cautela ante el riesgo de una escalada. “Hay buenas razones para suministrar [los tanques] y también para no suministrarlos, y en vista de la situación actual, con una guerra que lleva en marcha casi un año, hay que evaluar con mucho cuidado pros y contras”, aseguró. No se extendió más en las razones a favor y en contra, pero es conocido el temor de Scholz a que los Leopard puedan provocar que el presidente ruso, Vladímir Putin, se sienta atacado por la OTAN, o que use ese hecho como excusa para escalar la contienda. “La idea de que hay una coalición estrecha de países y que Alemania está impidiéndola es falsa”, subrayó el flamante ministro, que solo un día antes había jurado su cargo ante el Parlamento alemán.

Washington salió al rescate de Alemania y también negó que Scholz hubiera supeditado la entrega de Leopard a que Estados Unidos enviara su carro de combate equivalente, el Abrams. “Todos podemos hacer más” fue la única frase del secretario de Estado estadounidense, Lloyd Austin, que podría interpretarse como una crítica a Berlín. En general, su intervención fue de total apoyo a Alemania y al esfuerzo que está haciendo para enviar ayuda a Ucrania. “Es un socio fiable”, subrayó.

La asistencia militar a Kiev no depende solo del envío de un tipo concreto de armamento, señaló Austin en referencia a los Leopard alemanes, auténticos protagonistas de la cita, pese a que los aliados en realidad trataron otros temas: cómo seguir transfiriendo ayuda occidental antes de que empiece la ofensiva rusa que se prevé en primavera. “Tenemos una ventana de oportunidad hasta entonces. No es mucho tiempo”, advirtió.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que participa en la reunión del Grupo de Contacto para Ucrania, el llamado formato Ramstein, insistió en esa idea. Dijo que es “urgente” aumentar el apoyo a Kiev para permitir que recupere el territorio ocupado antes que se produzcan las anunciadas nuevas ofensivas rusas. “Las deliberaciones continuarán”, contestó a preguntas sobre los Leopard, y destacó, como Austin, que Alemania está entre los mayores donantes de ayuda militar a Ucrania con sistemas de artillería, munición, sistemas antiaéreos y, más recientemente, blindados para transporte de personal como los Marder. “Alemania es realmente un líder en el apoyo a Ucrania en muchas, muchas áreas”.

Moscú amenaza con que la guerra de Ucrania y su tensión con occidente se agravarán si la OTAN ayuda a Kiev con más armas para defenderse de la agresión rusa, aunque al mismo tiempo desprecia el impacto de estas en el campo de batalla, informa Javier G. Cuesta. “Consideramos todo esto una provocación abierta de Occidente y un aumento de la apuesta en el conflicto, lo que inevitablemente conducirá a un aumento de las bajas y a una escalada peligrosa”, afirmó la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, al comentar la cumbre de los aliados en Ramstein.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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