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El capo Messina Denaro tenía un segundo escondite con un búnker en el interior

Los ‘carabinieri’ hallan otro apartamento en Campobello di Mazara, a 400 metros del lugar donde el mafioso residió en los últimos meses y con espacio blindado detrás de un muro

Agentes de los 'carabinieri' en los alrededores del segundo escondite de Matteo Messina Denaro en el pueblo siciliano de Campobello di Mazara, este miércoles. Foto: ANTONIO PARRINELLO (REUTERS) | Vídeo: Reuters
Daniel Verdú

La madrugada del martes, los carabinieri y la Fiscalía de Palermo encontraron en Campobello di Mazara la casa donde Matteo Messina Denaro, el capo de la Cosa Nostra huido durante 30 años, había pasado los últimos meses. Extrañó que se tratase de un apartamento expuesto al exterior (era un bajo) y sin vigilancia. Los objetos encontrados mostraban un domicilio corriente donde el capo vivía como cualquier otro vecino. Este miércoles, sin embargo, los carabinieri han descubierto un segundo apartamento, esta vez completamente blindado, donde esperan hallar muchas más pruebas e información que permitan reconstruir y seguir la pista de la organización que ha dado cobertura al mafioso en los últimos años.

En el nuevo apartamento, a escasos 400 metros del primero, los agentes han hallado una suerte de doble muro que ocultaba uno de los búnkeres que se presume tenía Messina Denaro. Los carabinieri siguen registrando el lugar, donde esperan encontrar parte del dinero con el que sufragó su fuga, acompañados del fiscal adjunto de Palermo, Paolo Guido. Hasta el momento, Campobello di Mazara sigue centrando las investigaciones; en este municipio residían también Andrea Bonafede, la persona que prestó su identidad y su domicilio al capo, así como Giovanni Luppino, chófer y guardaespaldas del mafioso que también fue detenido el lunes.

Esta localidad se ubica a solo nueve kilómetros de Castelvetrano, pueblo siciliano donde vivió siempre la familia de Denaro y donde este nació y creció. Como los grandes capos huidos, Messina Denaro nunca quiso alejarse de su territorio. Y logró hacerlo llevando una vida aparentemente normal. La vivienda no parecía el escondrijo provisional de un tipo que huye, sino el apartamento de un ciudadano corriente. En su interior, entre otras cosas, se encontraron perfumes, relojes de lujo, zapatillas de deporte, un frigorífico lleno de comida y recibos de restaurantes. Además, fueron halladas pastillas contra la impotencia sexual y preservativos. “No llevaba precisamente una vida de monje, como sí hacía, por ejemplo, Bernardo Provenzano”, dijo el fiscal adjunto.

Los carabinieri y la Fiscalía de Palermo descubrieron este primer escondite, donde pasó al menos el último año, justo después de arrestarlo en la clínica donde se trataba el cáncer que padece. También se está investigando el papel del médico que le trató y si este favoreció que el capo pudiese ser tratado contra el cáncer en una clínica privada de la capital de Sicilia. De hecho, una pregunta que sobrevuela el ambiente es cómo en un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce, nadie se dio cuenta de que Matteo Messina Denaro residía allí.

“Si llega un forastero y lo ven tres noches seguidas cenando en un restaurante, tardan poco tiempo en averiguar quién es”, señalaban fuentes policiales. La respuesta a esa pregunta está relacionada con la omertà o ley del silencio de una provincia en la que el clan de Messina Denaro ha gobernado durante las últimas décadas sin fisuras. En el supermercado de la esquina, por ejemplo, donde se supone que él o sus guardaespaldas hacían la compra, ninguno de los empleados consultados le había visto nunca. “Además, está muy envejecido. ¿Cómo íbamos a reconocerle?”, afirmaba uno de los cajeros.

En la operación le fueron incautados dos teléfonos y una agenda. Elementos con los que la magistratura confía en trazar un boceto más claro de su entorno. Este miércoles, el descubrimiento del nuevo inmueble es otro avance en esa dirección.

Ahora, Messina Denaro permanece en su celda de máxima seguridad en la cárcel de L’Aquila, una de las prisiones que permite aislar a los presos en el régimen del 41 Bis, una modalidad aplicada a todos los condenados por delitos relacionados con la mafia. Según algunos medios italianos, el capo llegó sobre la una y media de la madrugada del martes al centro penitenciario. Lo hizo en plena forma, bromeando con los funcionarios: “¿Antecedentes? ¡Hasta ahora ni uno!”.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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