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La jugadora de baloncesto Brittney Griner regresa a EE UU tras pasar 10 meses encarcelada en Rusia

La deportista ha aterrizado en San Antonio (Texas) después de ser canjeada el jueves con Moscú por el traficante de armas ruso Viktor Bout

La jugadora de baloncesto Brittney Griner desciende del avión en San Antonio (Texas), a su llegada a Estados Unidos tras ser canjeada por el traficante de armas ruso Víktor Bout, este viernes.Foto: AFP | Vídeo: EPV
El País

La estrella del baloncesto profesional estadounidense Brittney Griner ha llegado este viernes a San Antonio (Texas) a las 4.45 de la mañana (las 11.45 en la España peninsular) después de haber sido liberada por Rusia este jueves gracias a un canje de prisioneros con el conocido traficante de armas ruso Víktor Bout, encarcelado en Estados Unidos desde 2012. La deportista ha pasado casi 10 meses en prisión, tras ser condenada en agosto por un tribunal ruso a nueve años de cárcel por narcotráfico. El enviado especial del presidente Joe Biden para los “asuntos relacionados con rehenes”, Roger Carstens, que viajó con Griner desde Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), donde se efectuó el intercambio de prisioneros, confirmó su llegada en un tuit.

Está previsto que la deportista sea trasladada después al hospital Brooke Army Medical Center para un reconocimiento médico, confirmó John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Griner “parece estar de buen humor y gozar de buena salud” declaró Kirby en una entrevista con el canal de televisión MSNBC.

De acuerdo con la cadena estadounidense CNN, Griner tal vez participe también en un programa del Departamento de Defensa conocido como PISA (Actividades de apoyo postaislamiento, en sus siglas en inglés) para ayudarla a aclimatarse de nuevo a la vida normal. Ese programa se suele ofrecer a estadounidenses que han estado retenidos durante largos periodos de tiempo en países extranjeros.

La jugadora del equipo Phoenix Mercury, de 32 años, había sido condenada en agosto de este año a nueve años de cárcel por posesión de drogas y contrabando, después de ser detenida el pasado 17 de febrero en el aeropuerto Sheremetyevo de Moscú en posesión de un vapeador con dos cartuchos que contenían menos de un gramo de aceite de cannabis que llevaba para su consumo personal.

Durante el juicio, se declaró culpable, afirmó que se trató de un “error sin mala intención” y aseguró que no tenía la intención de violar la ley, pero esa confesión no evitó la dura condena del tribunal ruso. Su detención se había hecho pública después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero, por lo que Estados Unidos consideró desde el principio que detrás de su arresto había motivaciones políticas, en un momento en el que arreciaban las sanciones occidentales contra Moscú y la condena estadounidense a la guerra desencadenada por Vladímir Putin. Para Washington, Griner era una rehén en manos de Rusia.

El intercambio que ha permitido a la jugadora volver a su país tuvo lugar tras una ardua negociación que duró meses, encabezada por el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. El pacto para canjearla por Bout, un traficante de armas a quien en EE UU se conoce como el “mercader de la muerte”, recibió el jueves el visto bueno del presidente Joe Biden. Washington no logró incluir en ese acuerdo a Paul Whelan, un ejecutivo de seguridad de una empresa estadounidense que fue condenado a 16 años de prisión en 2020 acusado de espionaje y que sigue encarcelado en Rusia.

El jueves por la noche, Biden y la esposa de la deportista, Cherelle Griner, hablaron con ella por teléfono, cuando ya la jugadora se encontraba a bordo del avión que despegó de Abu Dabi. “Está a salvo, está en un avión y viene de camino a casa tras meses injustamente detenida en Rusia en circunstancias intolerables”, celebró el presidente en la comparecencia posterior para hablar sobre el canje.

Estados Unidos había ofrecido entregar al traficante Bout ya en junio, pero pedía a cambio que Rusia entregase no solo a Griner sino también a Whelan. Rusia se negó y solo admitió el intercambio de la deportista por Bout. “Seguiremos negociando de buena fe la liberación de Paul Whelan, lo garantizo”, dijo Biden el jueves. La familia de Griner expresó su gratitud al presidente y a su Administración “por el incansable trabajo que realizaron para traer a Brittney a casa”, en un comunicado hecho público el jueves por la noche.

Bout, de 55 años, es un traficante condenado a 25 años de cárcel en 2012 por proporcionar armamento a organizaciones terroristas. Su figura inspiró la película El señor de la guerra, protagonizada por Nicolas Cage. Su captura supuso años de trabajo para las autoridades estadounidenses. Fue detenido en Tailandia por la DEA, la agencia antidroga estadounidense, y su extradición se demoró dos años y medio.

El Kremlin consideró este viernes que las negociaciones entre Rusia y EE UU que condujeron al intercambio de Griner por el traficante de armas ruso no pueden considerarse un paso hacia una mejora de las relaciones entre ambos países, informó Efe. “Estas negociaciones trataron exclusivamente el tema de intercambio, probablemente sea erróneo sacar conclusiones hipotéticas de que esto podría ser un paso hacia la superación de la crisis que tenemos actualmente en las relaciones bilaterales”, señaló el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, al diario Izvestia.

Desigualdad salarial

Ganadora de dos medallas de oro olímpicas, Griner se convirtió en la estrella de los Phoenix Mercury desde que se incorporó al equipo en 2013. Desde 2018 jugaba también en el UMMC Ekaterinburg de la primera división rusa, aprovechando los recesos entre temporadas de la WNBA, la liga profesional estadounidense femenina, con el objetivo de mejorar sus ingresos. En Rusia, la jugadora ganaba aproximadamente cuatro veces lo que percibía jugando en su país.

La también baloncestista Nnemkadi Ogwumike, directora de la Asociación de Jugadoras de la WNBA, deploró en una reciente entrevista con el programa de televisión Good Morning America, que, como otras profesionales del baloncesto de su país, Griner se hubiera visto obligada a viajar a Rusia “por un problema de género: la desigualdad salarial”. El salario medio de un profesional de la NBA norteamericana es de unos 8′5 millones de dólares anuales, mientras que las deportistas de élite de la WNBA, perciben una media de apenas 102.000 dólares, de acuerdo con datos del podcast estadounidense Goals Sports

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