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Carolina Tohá: “Sería muy grave que el proceso constitucional en Chile se frustrara”

La nueva ministra del Interior de Gabriel Boric habla sobre los desafíos de la Administración de izquierdas tras la derrota de la propuesta de nueva Constitución en el plebiscito de septiembre: “Pocas veces un Gobierno ha estado sometido a la prueba de recuperarse de un momento tan difícil”

Rocío Montes
La ministra Carolina Tohá en su oficina en La Moneda junto al retrato de su padre José Tohá quién quien fue ministro del interior y de defensa nacional del presidente Salvador Allende.
 
Santiago 03 de NOV 2022
Fotos Cristian Soto Quiroz.
La ministra Carolina Tohá en su oficina en La Moneda junto al retrato de su padre José Tohá quién quien fue ministro del interior y de defensa nacional del presidente Salvador Allende. Santiago 03 de NOV 2022 Fotos Cristian Soto Quiroz.Cristian Soto Quiroz

Carolina Tohá tenía ocho años cuando en marzo de 1974 la dictadura militar de Augusto Pinochet asesinó a su padre, José Tohá, militante del Partido Socialista, que había sido ministro del Interior y de Defensa del Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende hasta el mismo golpe de Estado.

Cuando la niña supo la tragedia, le dijo a su madre:

— Nunca más volveré a reír.

Cuarenta y ocho años después, Carolina Tohá recuerda aquella frase infantil tan categórica y triste: “Lo dije de corazón. Es lo que siente una niña cuando pierde a su padre. A esa edad el tiempo no existe, solo el presente. En ese momento, no había ninguna razón para sonreír”.

Pero Carolina se equivocó: “Mi mamá se encargó de que sí sonriera. Ella ha logrado con sus hijos mantener tan presente la memoria de mi papá y, al mismo tiempo, re enamorarnos de la vida”.

Es la ministra del Interior y Seguridad Pública del Gobierno de Gabriel Boric desde el pasado 6 de septiembre, el mismo cargo que ocupó su padre entre noviembre de 1970 y enero de 1972. “Verme ocupando la posición que ocupó mi padre en el Gobierno del presidente Allende, en un Gobierno que en otras épocas y en otro contexto también asume un esfuerzo de enfrentar los cambios que el país necesita, es emocionalmente muy sensible”, dice en esta entrevista en el comedor del ministerio en el Palacio de La Moneda, un edificio que hace casi 50 años –en el golpe militar de 1973– fue testigo de la tragedia que azotó a la izquierda chilena y al país entero.

Exiliada en México junto a su madre y su hermano, la politóloga de 57 años ha sido una figura permanente de este sector político desde los años ochenta, no solo por pertenecer a uno de los clanes de izquierda de mayor tradición, sino por su propia trayectoria: dirigente universitaria en dictadura, fue parte del Gobierno de Ricardo Lagos y luego diputada, portavoz del primer Gobierno de Michelle Bachelet, alcaldesa de Santiago.

La centroizquierda, de renovarse, tendría que haber contado con figuras como Tohá en la primera línea, pero ese proceso no llegó a materializarse y la siguiente generación —la del propio presidente Boric— les pasó simbólicamente por encima. Recién en la campaña por el plebiscito por la nueva Constitución, Tohá volvió a asumir un papel protagónico. Su llegada al Gobierno hace dos meses en reemplazo de Izkia Siches, tras la derrota en las urnas de la propuesta de la constituyente, no solo representó la influencia del socialismo en la nueva etapa de la actual Administración, que tiene una coalición original basada en el Frente Amplio y el Partido Comunista. De paso, significó un intento de hermandad entre las diferentes izquierdas chilenas.

La ministra llegó a Interior con una misión titánica: hacerse cargo de la demanda ciudadana por mayor seguridad y control de la delincuencia.

Pregunta. ¿Piensa que en el Gobierno de Boric hay una continuidad respecto de Allende y de los Gobiernos de la centroizquierda de la democracia?

Respuesta. Totalmente. Una de mis distancias mayores con el progresismo y las izquierdas en los últimos años es que observo una dificultad muy grande para construir un relato que dé cuenta de las continuidades, evoluciones y quiebres, como parte de esa misma evolución. Tenemos una tendencia al borrón y cuenta nueva. Pero me siento totalmente parte de una continuidad.

P. El surgimiento del Frente Amplio de Boric se basó en una crítica muy dura a la transición, junto a una disputa generacional con el mundo político al que usted pertenece. ¿Cómo es posible, entonces, comprender la continuidad que usted defiende?

R. Los juicios que se desarrollaron respecto de los Gobiernos de centroizquierda de la transición estuvieron muy marcados por descalificaciones y, con el tiempo, se ha ido reconociendo así. Eso ha obligado a mirar esas lecturas desde la experiencia de gobernar y ha hecho madurar muy rápidamente al mundo político que ha estado detrás del presidente Boric. Ese proceso era muy difícil que tuviera un relevo si no era con un quiebre de esta profundidad. Y hoy hay un proceso que ya concluyó.

P. ¿A qué se refiere?

R. A la continuidad y estabilidad de un proyecto de centroizquierda, a la dureza y el dolor del recambio. Hoy nos encontramos en una síntesis. Es el desafío de este Gobierno: construir esa síntesis mirando hacia adelante.


“Pocas veces un Gobierno ha estado sometido a la prueba de recuperarse de un momento tan difícil”.
Carolina Tohá

P. ¿Por qué a la izquierda le ha costado tanto hacerse cargo de la delincuencia que, justamente, afecta sobre todo a los más humildes?

R. Es un proceso de las izquierdas en el mundo entero. Las izquierdas entendemos que los problemas delictuales y de violencia son síntomas de problemas sociales mucho más profundos. Reconocer esos factores profundos que están detrás del crimen y que la acción social de protesta es un motor fundamental del cambio social, se ha confundido con tener una visión condescendiente con acciones que pasan el límite de lo que la ley considera válido.

La ministra del interior Carolina Tohá, durante la entrevita con EL PAÍS en la sede del ministerio en La Moneda, Santiago de Chile, el 3 de noviembre de 2022.
La ministra del interior Carolina Tohá, durante la entrevita con EL PAÍS en la sede del ministerio en La Moneda, Santiago de Chile, el 3 de noviembre de 2022.Cristian Soto Quiroz

P. ¿Todos en el oficialismo chileno lo tienen tan claro como usted?

R. Yo creo que sí. Es una maduración que algunos hemos hecho en el tiempo y algunos las han tenido que hacer en 15 minutos.

P. A dos meses de que la ciudadanía rechazara la propuesta de nueva Constitución, ¿cómo describiría el momento político?

R. Estamos en una lucha soterrada entre la sobre lectura del corto plazo y el esfuerzo de tratar de entender el proceso histórico en el que estamos.

P. ¿Cuál es ese proceso histórico?

R. Una sociedad que no logra canalizar sus tensiones a través del tipo de debate que le ofrece la política. El debate de la política está tan ensimismado en sus propios actores y en sus propios intereses, que le cuesta mucho conectar con los ríos de fondo que esta sociedad está mostrando. Pero es gratificante ver un presidente que está buscando salir de ese juego.

P. ¿Qué significó para el propio Gobierno la derrota de la propuesta de nueva Constitución, que el oficialismo apoyó?

R. Lo que cambió fue el juicio de las circunstancias, de cuál es el contexto en el que se ejerce el mandato y el ánimo de la sociedad, que se gobierna con el programa con el que el Gobierno fue electo. Si uno lo quiere cumplir, tiene que hacerse cargo de estas circunstancias. Si no, no se va a poder hacer. No puede ser más evidente que, al elegir al presidente Boric, la gente dijo: démonos la oportunidad de hacer cambios sustantivos y de un recambio a las élites políticas, por ello eligió a alguien joven. Y no creo que la sociedad se esté desembarcando de eso, pero ha sido muy clara en decir que no quiere que se haga de cualquier manera. Y si alguien no estaba dispuesto a leerlo, el plebiscito lo dijo como una cachetada.

P. Hace unos días, una dirigente política planteó que el momento constituyente ya no existe, justo cuando las fuerzas políticas negocian con dificultades un nuevo proceso. ¿Qué opina?

R. Pienso distinto, porque siempre he creído que el tema constituyente en Chile no se debe a que hubo un momento anímico constituyente o un quiebre que obligaba a una reconfiguración de nuestra carta fundamental, sino al hecho innegable que la Constitución que tenemos vigente hace mucho rato dejó de convocar a la sociedad chilena. A lo mejor hoy en día no hay ese ánimo, pero el problema con la carta actual sigue vigente. Y lo tenemos que solucionar.

P. Ya han pasado dos meses y no ha salido humo blanco de las negociaciones políticas para un acuerdo por un nuevo proceso constitucional. ¿Qué ocurre?

R. Era evidente que si ganaba el rechazo en el plebiscito, algunos iban a intentar quitarle energía a este esfuerzo, levantar excusas para no hacerlo o diluirlo en el tiempo. Por lo tanto, se trata de una prueba gigantesca para el sistema político chileno. Si hay sectores que tienen esa tentación, tendrán una oportunidad de oro para desarrollarla. Pero la cuenta que va a pagar el país por eso será gigantesca. Si la propuesta de rechazar la Constitución ganó fue sobre la base de una promesa de que se iba a hacer un nuevo texto. Y estoy preocupada.

P. ¿Por qué?

R. Observo que hay actores muy empeñados en sacar esto adelante, pero el paso de las semanas les ha dado fuerza a quienes quieren eludir este compromiso o quieren postergarlo indefinidamente. Hablo de los actores de la derecha y de otros sectores que no son de derecha, pero que están priorizando metas más de corto plazo y no ven de esto una cosa tan central. Sería muy grave que el proceso constitucional en Chile se frustrara, tanto para la democracia chilena como para lo que representa Chile en el mundo.

P. De concretarse, sería la Constitución de Boric…

R. Conociendo al presidente, no creo que firmar la Constitución sea lo que le importe, sino que su Gobierno haya generado las condiciones para que este proceso suceda y, sobre todo, superar el impasse que significa la derrota de septiembre. Pocas veces un Gobierno ha estado sometido a la prueba de recuperarse de un momento tan difícil. Y estoy convencida de que lo va a lograr.

P. ¿A qué puede aspirar este Gobierno en los tres años y medio que quedan por delante?

R. Hay cosas que este Gobierno va a lograr y que lo van a dejar muy bien parado en la historia: una reforma tributaria sustantiva, una reforma a las pensiones y va a dejar encaminado que Chile tenga una nueva Constitución. Va a lograr mucho más que eso, pero si solo lograra estas tres cosas, sería de los Gobiernos más realizadores que ha tenido Chile.

P. ¿Es posible que no haya una nueva Constitución, entonces, antes que termine el mandato en marzo de 2026?

R. Todavía no hay un itinerario acordado y si sale todo bien, la implementación del nuevo va a tomar tiempo. Lo más probable es que el presidente Boric concluya su mandato con un texto aprobado que tendrá la mayor parte de su implementación en los próximos gobiernos.

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Sobre la firma

Rocío Montes
Es jefa de información de EL PAÍS en Chile. Empezó a trabajar en 2011 como corresponsal en Santiago. Especializada en información política, es coautora del libro 'La historia oculta de la década socialista', sobre los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La Academia Chilena de la Lengua la ha premiado por su buen uso del castellano.

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