Deuda externa urgente o riesgo para la democracia: la atrevida advertencia de Rodrigo Chaves en Costa Rica
El mandatario vincula la estabilidad de su país a la emisión de bonos: “Si se nos viene una crisis, no garantizo que nuestros hijos van a tener democracia”
La estabilidad de Costa Rica está en juego, dijo el presidente, Rodrigo Chaves, en su pulso con los grupos opositores que controlan la Asamblea Legislativa para que le autoricen la emisión de títulos de deuda en el exterior por 6.000 millones de dólares. Esa operación, que corresponde a casi el 9,4% del PIB, le daría la posibilidad de financiar los presupuestos por todo el cuatrienio sin tener que depender de las aprobaciones anuales.
Ya no es una explicación técnica propia de un economista procedente del Banco Mundial ni la previsión de crisis fiscal de quien se desempeñaba como ministro de Hacienda al momento de estallar la pandemia, sino la nueva advertencia de un político heterodoxo de alta aprobación popular tratando de llevar la discusión a puntos de gravedad: el sistema democrático se verá amenazado en el futuro mediano si los diputados no aprueban ya los llamados “eurobonos” por un monto que triplicaría el paquete financiero de 1.780 millones de dólares suscrito en 2021 por el país con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de medidas de ajuste fiscal.
“Si a nosotros se nos viene una crisis como la que vivió el país en 1980, porque no sabemos manejar nuestra macroeconomía, yo no le garantizo a nadie que nuestros hijos van a tener democracia”, se aventuró a decir el mandatario en su acostumbrada alocución semanal que miles de costarricenses ven por las redes sociales en una de las sociedades de mejor rendimiento democrático del continente, aunque en un contexto de un alto endeudamiento que roza el 70% del tamaño de la pequeña y abierta economía centroamericana.
El año podría cerrar con 22% de los hogares costarricenses en la pobreza; las clases medias han sufrido una pérdida de su capacidad adquisitiva en los últimos dos años por el aumento en bienes y tasas de interés, mientras se ha frenado la inversión pública en un marco de austeridad que el Gobierno actual trata de aflojar. Aunque hay un grupo de la población que eleva ingresos ligados a las industrias más dinámicas de la economía, las alertas están encendidas por el aumento de las desigualdades que se manifiesta en el incremento de asesinatos o en el deterioro de la educación pública que décadas atrás era factor de cohesión y de capacidades que ahora impactan en una economía más sofisticada.
“No creo que esté exagerando”, aseguró Chaves como adelantándose a los reproches por la referencia a la democracia enviados desde distintos sectores políticos. Sí lo está, responden diputados opositores y otros actores políticos, incluidos algunos que ven conveniente la autorización inmediata de colocación por 6.000 millones de dólares con algunos requisitos. Uno de ellos, el economista Gerardo Corrales, quien recuerda que en 1980, año del mayor descalabro económico que hayan visto los costarricenses vivos hoy, el 80% de la deuda del país era externa, el dólar se disparó casi 800% y la economía estaba muy lejos de la diversificación actual. “Eran totalmente otras las condiciones y la democracia se mantuvo. Es claro que el presidente exageró”, opinó después de considerar ventajoso para el Gobierno buscar tasas más bajas en el extranjero, donde está colocado el 26% del total de la deuda.
Indicadores, opositores y expertos aparte, Chaves habla confiando en el respaldo popular superior a 70% que ha logrado granjearse desde que llegó al poder en mayo como un outsider dispuesto a acabar con las formas de la política tradicional costarricense, pese al alto apego a la democracia que manifiesta la población en las encuestas. Ahora, tras cinco meses de poder, con formas y mensajes agresivos señalados por sus críticos como inconvenientes para la convivencia democrática, es él mismo quien pinta de un escenario autocrático, en caso de desencadenarse una crisis económica aparejada con sequía de liquidez del Gobierno en el futuro inmediato.
Por eso agradeció con benevolencia a los diputados opositores que aprobaron en una instancia preliminar los eurobonos “vitales para la sobrevivencia de la democracia” y se refirió a la “conciencia” de quienes intentaron frenar el trámite parlamentario con el argumento de evitar dar un cheque en blanco a un Gobierno que aún carece de una ruta fiscal clara, como demandan. La discusión aún está abierta en la Asamblea Legislativa, pero Chaves intentará empujarla para lograr una aprobación en las próximas semanas, pues en enero el país enfrenta un vencimiento de títulos de deuda por el valor de 1.000 millones de dólares. El resto de dinero que se capte en las colocaciones, en caso de que se autoricen, permitiría canjear deuda cara por otros mecanismos menos costosos, según el argumento oficialista, aunque en otros momentos Chaves también ha mencionado que permitiría conseguir recursos para inversión pública. No se puede garantizar que se reducirá la deuda o los pagos de intereses, pero sí que el Ejecutivo tendrá más recursos para su cuatrienio, advierte el economista José Luis Arce, consultor y analista.
No es que los diputados estén del todo opuestos a la emisión en el exterior, sino que un grupo de ellos prefiere autorizarla por partes, como una manera de controlar los manejos de Chaves y de su gabinete formado por políticos variados, sin coherencia ideológica, pero comprometidos con la promesa de su líder de hacer que “Costa Rica vuelva a ser el país más feliz del mundo”, como decía el lema de evocación trumpista en la campaña electoral con un partido recién nacido. Otros legisladores, incluidos algunos de las bancadas opositoras que ocupan el 82% de los escaños, parecen convencidos de que autorizar de golpe los 6.000 millones de dólares enviaría a los mercados señales positivas que permitirían enfrentar la presión sobre las tasas de interés de los créditos que pagan familias y negocios locales, elevadas en el actual contexto de crisis internacional.
La advertencia osada de Chaves no parece haber caído bien en las fuerzas opositoras. “Bajemos el tono un toque. Estas ya son líneas rojas muy delicadas. Me he quedado impactada de leer esto, quisiera hacer un llamado a la calma, a respirar, a bajar un poco los ánimos”, dijo la legisladora Sofía Guillén, de la bancada Frente Amplio, única fuerza de izquierda, con seis escaños del total de 57. “No entiendo por qué los ánimos están tan violentos, no estamos al borde del precipicio, no estamos al borde de un caos y tampoco hay que incentivar estar ahí. Yo creo que no es el tono adecuado, ni para un presidente, ni para un diputado o diputada… básicamente si no se aprueba lo que yo quiera, entonces ya no hay democracia”.
Guillén tiene razón en que la economía costarricense no está al borde del abismo. Lo dijo una reciente misión técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI) al revisar el avance de las medidas fiscales de Costa Rica y autorizar el tercer desembolso de los 1.780 millones de dólares de financiamiento incluido en el acuerdo anunciado en 2021, tras el impacto de la pandemia en la economía. Costa Rica ha cumplido “holgadamente” sus metas fiscales, la política financiera va respondiendo ante los choques internacionales y la inflación podría empezar a bajar, decían los emisarios del FMI.
La misión del FMI también expresó su criterio valorable a la emisión de bonos por el total de los “eurobonos” como un recurso que permitiría una mejor gestión de la deuda pública, pero señaló además la necesidad de mantener las medidas de austeridad para evitar que el gasto estatal se traiga abajo el buen cumplimiento de las metas fiscales, una de las preocupaciones que analistas y diputados opositores señalan sobre Chaves y que motivan las dudas sobre la autorización a los nuevos títulos.
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