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La victoria socialdemócrata en Baja Sajonia da un respiro a Scholz en plena crisis energética

El SPD mantiene el Gobierno en este ‘land’ del noroeste en unas elecciones que confirman el empuje de Los Verdes y muestran que la ultraderecha empieza a sacar rédito del malestar ciudadano

Elena G. Sevillano
El canciller alemán, Olaf Scholz (derecha), en el acto de final de campaña en Hanover con el candidato socialdemócrata, Stephan Weil.
El canciller alemán, Olaf Scholz (derecha), en el acto de final de campaña en Hanover con el candidato socialdemócrata, Stephan Weil.FABIAN BIMMER (REUTERS)

El Gobierno de Olaf Scholz respira algo más tranquilo este domingo al término de la jornada electoral en Baja Sajonia, un importante Estado federado del noroeste, el cuarto más poblado del país. Los socialdemócratas han ganado los últimos comicios del año con el 33,4% de los votos, frente al 28,1% de sus rivales democristianos, según las últimas proyecciones (21.00 horas) de la televisión pública ARD. Las elecciones en este land de ocho millones de habitantes se vigilaban con gran interés desde Berlín. Son las primeras desde que se agudizó la crisis energética tras la invasión rusa de Ucrania y funcionan como un barómetro del estado de ánimo ciudadano ante las políticas del canciller, especialmente en lo que respecta a la energía.

Con una guerra a 700 kilómetros de la frontera este, el país encaminado a una recesión y los precios del gas en niveles desorbitados, el clima de crisis inminente que se percibe en Alemania ha tenido un peso formidable en la campaña electoral de Baja Sajonia. Más que de educación, sanidad o movilidad, los candidatos han hablado de energía y el debate ha tenido una dimensión más federal que regional. Los analistas contaban con que el resultado mandaría una señal sobre cómo percibe la opinión pública el trabajo de la coalición de socialdemócratas, verdes y liberales que encabeza Scholz y que las urnas quizá expresarían el descontento con la situación.

El crecimiento de la formación de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) parece apuntar en esa dirección. Llevaba semanas subiendo en las encuestas y finalmente ha conseguido el 11% de los votos, según las estimaciones —el resultado final tras el recuento puede variar en alguna décima—. Esto mejora sustancialmente su resultado de 2017 (6,2%) hasta prácticamente doblarlo en un Estado relativamente rico, de importancia industrial —acoge entre otras la sede de Volkswagen— y agropecuaria, y mucho menos proclive que sus vecinos del este alemán a dar el voto a formaciones de corte populista que se nutren de las crisis. El sábado varios miles de personas se manifestaron en el centro de Berlín convocados por AfD para protestar contra la política energética del Gobierno de Scholz y la inflación. “Nuestro país primero”, rezaban las consignas.

Mejor resultado de Los Verdes

Los otros grandes vencedores de la jornada son Los Verdes, que con un 14,5% casi han duplicado el número de votos con respecto a los anteriores comicios (8,7%). Este resultado les coloca en una posición muy ventajosa para optar a formar coalición con los socialdemócratas. Ese era el objetivo declarado del actual ministro presidente, Stephan Weil, que esta legislatura ha gobernado en gran coalición con la CDU. Tras conocer los primeros resultados Weil dijo que, a la espera del recuento, que se prolongará durante buena parte de la noche, su intención es intentar un acuerdo con los verdes, que celebran su mejor resultado histórico en Baja Sajonia.

De salir adelante el pacto para formar una coalición rojo-verde, volvería a quedar patente el empuje de los ecologistas en toda Alemania. El partido del vicecanciller, Robert Habeck, y la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, cada vez toca más poder: ya forma parte, además del Gobierno federal, del Ejecutivo de 11 de los 16 länder. La formación ha vivido recientemente dos resultados históricos en las elecciones regionales de este año, celebradas en Renania del Norte-Westfalia, el land más rico y poblado de Alemania, y en Schleswig-Holstein.

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La crisis energética y la inflación

Tanto Weil, juez de 63 años, como su rival democristiano, Bernd Althusmann, de 55 años, centraron su campaña en la crisis energética y la inflación, que en septiembre alcanzó el doble dígito (10%), una cifra inaudita en siete décadas en Alemania. Ambos usaron los mítines para proponer recetas con las que rebajar el precio de la factura de gas y electricidad, pese a que las regiones carecen de competencias. Althusmann anunció su dimisión como líder de la CDU poco después de conocerse las proyecciones de la televisión pública.

La cuestión energética también acapara el debate porque una de las tres últimas centrales nucleares, la de Emsland, se encuentra en Baja Sajonia. La decisión sobre si mantener abiertas las plantas o aferrarse al calendario del apagón nuclear que diseñó Angela Merkel hace una década ha enfrentado a Scholz con la oposición y también con sus socios de Gobierno. Los liberales son partidarios de alargar la vida de las tres centrales mientras continúen los problemas para abastecerse de gas. Por ahora, el Gobierno ha decidido cerrar Emsland cuando estaba previsto, el 31 de diciembre, y continuar operando las otras dos, Isar 2 y Neckarwestheim, en el sur del país, hasta abril. Weil es partidario del cierre de Emsland mientras Althusmann ha defendido que continúe operando, en línea con la opinión de su jefe, Friedrich Merz.

Cualquier cambio en la política energética alemana afectaría a Baja Sajonia de lleno. El land es líder en energía eólica y alberga los mayores depósitos de gas natural del país. Tiene además cierto potencial para obtener gas mediante la controvertida técnica del fracking, prohibida hace años en Alemania, y cuenta con yacimientos en reservas naturales que podrían explotarse de manera convencional, aunque un Gobierno con Los Verdes probablemente lo impediría. En sus costas se instalarán las terminales de gas natural licuado (GNL) con las que Alemania quiere abastecerse por barco para superar completamente la dependencia de Rusia.

Los socialdemócratas se llevan la victoria, pero su popularidad ha caído desde que empezó la guerra en Ucrania. A finales del año pasado, todavía con la euforia del éxito en las generales, las encuestas les daban más de 10 puntos porcentuales de ventaja sobre la CDU en Baja Sajonia. Poco a poco, la perspectiva de la crisis hizo mella en la ciudadanía y empezó a crecer el descontento. Esta es la primera cita electoral desde que se formó el Gobierno en Berlín en la que el SPD tiene que defender el cargo de primer ministro. Weil, cuyo lema de campaña ha sido “Responsabilidad en tiempos difíciles”, gobierna Baja Sajonia desde hace una década, primero en coalición con Los Verdes y después con la CDU.

Además de un gobierno rojo-verde, teóricamente sería posible un tripartito como a nivel federal con los liberales si finalmente estos consiguen entrar en el Parlamento regional. Las primeras proyecciones les daban el 5% de los votos, justo en el límite, pero cerca de las nueve de la noche tanto AFD como la otra cadena pública, ZDF, que trabaja con otra empresa demoscópica, le atribuían un 4,9%. El partido del ministro de Finanzas, Christian Lindner, no pasa por su mejor momento. Tener a su líder en un puesto clave del Ejecutivo no le está beneficiando en las elecciones regionales celebradas este año. En el Sarre, los liberales se quedaron fuera del Parlamento y en Schleswig-Holstein y Renania del Norte-Westfalia sufrieron pérdidas muy relevantes. Un desempeño desastroso del FDP tampoco es buena noticia para socialdemócratas y verdes, sus socios de coalición, porque podría desestabilizar al Gobierno en Berlín.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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