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El Papa inicia el debate sobre el futuro de la Iglesia con todos sus cardenales

El Pontífice ha convocado este martes la segunda jornada de discusión con 190 purpurados para analizar la nueva Constitución Apostólica y los problemas eclesiásticos

Nueva Constitucion Apostolica
El papa Francisco durante su reunión con los cardenales en el Vaticano el 29 de agosto.VATICAN MEDIA (via REUTERS)
Daniel Verdú

La última reunión del Papa con todos los cardenales se produjo en 2014. Se trataba de un encuentro de preparación del sínodo de la familia, una circunstancia completamente distinta a la actual. El nuevo encuentro convocado por Francisco, que se celebra entre el lunes y el martes, busca engrasar la nueva Constitución Apostólica, una norma a través de la que debería avanzarse en la descentralización de la curia y la conexión de Roma con el mundo católico a través de la evangelización. La reunión, una suerte de cónclave sin implicaciones electorales, está presidida por el propio Pontífice y llega en una fase muy avanzada del pontificado. La cita ha levantado algunas expectativas colaterales, ya que la salud del Papa no es la mejor después de pasar semanas en una silla de ruedas por sus problemas de rodilla.

La reunión se convocó aprovechando el consistorio del pasado sábado, donde el pontífice nombró a 20 nuevos cardenales. La celebración para la creación de nuevos prelados atrae de por sí a muchos purpurados cada vez que se produce, pero esta vez ha sido mayor (190 participantes) al conocerse el interés del Papa por explicarles la Constitución (Praedicate Evangelium) en la que el Vaticano ha trabajado casi nueve años. La nueva norma, que debía sentar las bases de un gran cambio, ha pasado más bien desapercibida en el mundo católico. El propio Vaticano, después de un largo y duro trabajo, no fue capaz de comunicarla debidamente en su momento y su impacto quedó muy diluido.

La nueva Constitución, en vigor desde el 5 de junio, modifica la estructura organizativa de la curia romana y sustituye a la Pastor Bonus, promulgada por Juan Pablo II en 1988. Entre otras cosas, abre la puerta a una mayor presencia de laicos y mujeres en la Iglesia. Ese, justamente, es uno de los temas que se debate con los cardenales ―se les envió un cuestionario para desarrollar varias cuestiones― durante las dos jornadas de trabajo. Además, la nueva norma da cabida a la regulación reciente, que amplía el control, la vigilancia y las sanciones para evitar los abusos a menores en la Iglesia católica. El Vaticano, como es ya habitual, no informó del contenido de la primera jornada de reuniones y se limitó a explicar que estaba teniendo lugar.

Un momento de la reunión de este lunes del Papa con los cardenales de la Iglesia.
Un momento de la reunión de este lunes del Papa con los cardenales de la Iglesia. REUTERS

Más allá de temas de uso interno, y dado el contexto de las últimas semanas, hay cierta atención por si en la cita también se tratará la necesidad creciente de crear una norma que regule la sucesión papal. Especialmente cuando un pontífice decida dar un paso al lado, como Benedicto XVI, y pase a ser un papa emérito. La decisión que tomó por sorpresa Joseph Ratzinger en 2013 solo tenía precedentes muy lejanos ―precisamente, Francisco visitó el domingo la tumba en L’Aquila del papa Celestino V, el último en hacerlo en el siglo XIII― y carecía de una base legal para regularse. Ahora, dada la posibilidad de que el Pontífice siga los pasos de su predecesor, muchas voces insisten en la urgencia de una estructura normativa que evite situaciones confusas en el futuro.

Francisco, de hecho, ya ha anunciado que si llegase el momento de renunciar, pasaría a ser simplemente el obispo emérito de Roma. Es decir, no habría dos papas vestidos de blanco compartiendo los jardines vaticanos como hasta ahora. La relación de convivencia con Ratzinger, sin embargo, ha sido exquisita. De hecho, Francisco fue a verle a su residencia vaticana con los nuevos cardenales que acababa de crear. “Los papas que renuncian son humildes”, señaló durante su visita a L’Aquila al día siguiente, en clara referencia al emérito alemán.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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