Bruselas excluye el armamento estadounidense del sistema de compras conjuntas
La nueva central de adquisiciones de la UE se dota de 500 millones de euros a repartir entre consorcios formados por al menos tres Estados miembros
La central de compras de la UE para material de defensa deja fuera el armamento estadounidense. El nuevo instrumento de adquisiciones presentado este martes por la Comisión Europea dispondrá de un presupuesto inicial de 500 millones de euros que se gastará en dos años, y busca dar incentivos financieros a los consorcios formados por al menos tres Estados miembros para comprar armas y rellenar así sus arsenales, mermados por los envíos a Ucrania como ayuda para hacer frente a la invasión rusa. Solo empresas “establecidas en la UE” o exteriores que cumplan estrictos requisitos sobre libertad de importación, controles de seguridad y propiedad intelectual podrán participar en las ofertas de contratación, según el proyecto legal aprobado por la Comisión Europea. Esto excluye, como criterio general, al material estadounidense, que hoy copa mercado. En la UE, únicamente Francia, y en menor medida Italia, Alemania, Suecia y en parte España, tienen industrias de defensa con potencial de suministro urgente.
El instrumento de compras comunes —que permitirá que por primera vez Bruselas utilice su presupuesto para adquisiciones conjuntas de armamento— trata de evitar que los Estados miembros más grandes monopolicen las empresas de armas, lo que crearía vulnerabilidades en los más pequeños. “Estamos dando un paso histórico en la integración de la defensa europea”, ha recalcado este martes el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton. “Queremos apoyar la adaptación de la industria europea a la realidad y ante el regreso a nuestro continente de conflictos de alta intensidad”, ha señalado el comisario al presentar la propuesta de reglamento, que ahora deberá aprobar por la vía rápida el Parlamento Europeo y los Veintisiete socios.
La invasión de Ucrania ordenada por el presidente ruso, Vladímir Putin, ha cambiado drásticamente la arquitectura de seguridad Europea y ha hecho a la Unión y sus miembros replantearse las lagunas en la defensa del bloque. Tras la ofensiva lanzada por el Kremlin el pasado 24 de febrero, los Estados miembros han anunciado aumentos de sus presupuestos para defensa de casi 200.000 millones de euros en los próximos años. Bruselas teme que ese incremento, unido a la fragmentación actual en la planificación, la estrategia y la lista de la compra de cada uno de los Veintisiete —donde hay 17 modelos de un tanque que puede ser análogo frente a uno en Estados Unidos, por ejemplo— se traduzca en una fuerte inflación en los precios de las armas y más retrasos en los tiempos de entrega.
Menos cargas burocráticas y mejores precios
La Comisión Europea cree que el sistema de compras conjuntas, que bebe de la idea de la central de compras para vacunas —aunque con otro sistema— y del fondo de coordinación de ayuda para gestionar los envíos de armas a Kiev, reducirá cargas burocráticas, logrará mejores precios, recortará los costes de mantenimiento de una gran cantidad de sistemas y también ayudará a la planificación de una industria de la defensa a la que pretende dar un espaldarazo. Bruselas, que ya rompió un tabú al coordinar el envío de armas a Ucrania y plantear un rearme coordinado ante la agresión rusa, cree que la nueva cesta de la compra conjunta tendrá implicaciones significativas para la defensa de la UE. El objetivo es que sus 27 ejércitos sean más compatibles y tengan una buena coordinación.
La central de compras está pensada como un instrumento para responder a las necesidades a corto plazo y ayudar a los países a reemplazar el armamento enviado para apoyar al Gobierno de Kiev ante la invasión rusa, que ha vaciado en gran medida sus arsenales; también para que aquellos Estados miembros que todavía tienen armamento de diseño soviético vayan modernizándolo. Sin embargo, reconocen fuentes comunitarias, también puede fomentar que los países mantengan el flujo de material de defensa hacia Ucrania ahora que tienen otra pequeña ayuda para reemplazarlo.
Pero Bruselas quiere que esta central de compras despegue y señala que este presupuesto de 500 millones —que puede lograr que quienes participen en la cesta conjunta obtengan un reembolso de entre el 10% y el 15% de las nuevas armas— es solo un incentivo para que los Estados miembros se unan para tener más fuerza de compra y sigan haciéndolo a largo plazo.
En 2020, los Estados miembros solo gastaron el 11% de los presupuestos para defensa en planes conjuntos con otros países de la UE, según datos de la Agencia Europea de Defensa; menos que el año anterior y muy por debajo del punto de referencia del 35% al que se comprometieron los Veintisiete. Varios países ya están buscando nuevos socios para compras conjuntas y poder participar en el reparto de los 500 millones de la central de adquisiciones, pensados sobre todo para adquirir munición, sistemas de misiles portátiles, antitanque y artillería ligera. Mientras, Bruselas ya ha puesto en marcha otras vías de cooperación y desarrollo de la industria con el Fondo Europeo de Defensa y fondos para proyectos de desarrollo de nuevas capacidades: desde sistemas a componentes, estudios de viabilidad e investigación y desarrollo.
El diseño de la nueva central de compras busca también apoyar a la industria de defensa europea en un mercado dominado fundamentalmente por Estados Unidos. Todo se estudiará caso a caso, pero los requisitos para participar en los concursos —que permiten la participación de empresas de Noruega, país socio de la UE, por ejemplo— excluyen salvo casos excepcionales al armamento y componentes sujetos a autorizaciones especiales de exportación e importación (ITAR) que tiene por regla general el material estadounidense y que en muchas ocasiones da a Washington poder de bloquear su exportación, lo que hace que algunas voces lo consideren en realidad no como un elemento de seguridad nacional sino como una herramienta de bloqueo comercial.
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