Von der Leyen viaja a Kiev para tratar la candidatura de Ucrania a la UE
“Haremos un balance del trabajo conjunto necesario para la reconstrucción y de los progresos realizados por el país en su camino hacia Europa”, asegura la presidenta del Ejecutivo comunitario
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha amanecido este sábado a bordo de un robusto tren azul de hierro rumbo a Kiev. Se podría decir que se trata del tren de la candidatura de Ucrania a la Unión Europea: un convoy de vagones que avanza lento, pero firme, desde la frontera de Polonia, en territorio comunitario, hacia el campo de batalla, ahí fuera, donde se decide a cañonazos de qué lado cae la moneda. Todo parece indicar que el vehículo trae buenas noticias. La Comisión Europea tiene previsto emitir su opinión sobre la candidatura ucrania esta próxima semana. Pero no hay aún nada decidido. De vez en cuando, el tren baja el ritmo o se detiene en estaciones de la periferia de Kiev sin explicación alguna. Cuesta llegar hasta la ciudad atravesada por el río Dniéper.
“He vuelto a Kiev para reunirme con el presidente [Volodímir] Zelenski y el primer ministro [Denis] Shmihal. Haremos un balance del trabajo conjunto necesario para la reconstrucción y de los progresos realizados por Ucrania en su camino hacia Europa”, ha expresado Von der Leyen a un pequeño grupo de periodistas de medios internacionales que la acompañan, entre ellos EL PAÍS. “Esto servirá de base para nuestra evaluación, que presentaremos en breve”. Según ha publicado este sábado el diario alemán Bild, también viajarán a Kiev antes de la próxima cumbre del G-7, que se celebra entre el 26 y el 28 de junio, el canciller alemán, Olaf Scholz, y sus homólogos francés e italiano, Emmanuel Macron y Mario Draghi. Ninguno de ellos ha visitado la capital ucrania desde que comenzó la guerra.
Von der Leyen ha viajado en un compartimento custodiado por militares ucranios, en un vagón de aire barroco, que parecía salido de otra era, y con molduras doradas al estilo del Orient Express originario. En este tren, las cortinas han de estar siempre cerradas por motivos de seguridad. Tras 12 horas de viaje, después de dejar atrás una tormenta eléctrica nocturna, el ferrocarril ha llegado finalmente en torno a las 11.00 (hora peninsular española) a la estación central de Kiev.
La presidenta del Ejecutivo comunitario no tiene previsto hacer grandes anuncios en la capital del país. El objetivo es mantener durante la jornada un largo encuentro con los mandatarios ucranios, discutir y revisar cara a cara ―en parte para evitar escuchas e intromisiones ilegítimas― el largo y tortuoso sendero que ha de recorrer este país para su adhesión a la familia de la Unión Europea.
I visited soldiers recovering in a hospital in Kyiv.
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) June 11, 2022
In spite of the injuries, their spirit is unbroken. Their determination, intact.
These are hard times for Ukraine.
Europe is at your side. pic.twitter.com/gjxvuO2Tj0
“Ucrania ya estaba en el buen camino antes de esta atroz invasión”, ha destacado Von der Leyen en una comparecencia celebrada junto a Zelenski en el hiperprotegido complejo presidencial de Kiev, poco después de su llegada a la ciudad. La presidenta del Ejecutivo comunitario ha descrito al país como una “sólida democracia parlamentaria”, cuya Administración “resiliente” funciona “a pesar de la guerra”, y en la que sobresale su nivel de digitalización. “Se necesita hacer más”, ha añadido, como por ejemplo, en el campo del Estado de derecho: hay reformas que “deben ser implementadas”.
El Ejecutivo comunitario estima que no existen atajos para convertirse en un Estado miembro, pero también es consciente de que en 20 años, cuando toque echar la vista atrás, se juzgará si los Veintisiete fueron tímidos o estuvieron a la altura de las circunstancias; la guerra ha colocado de este modo a la UE frente al espejo de lo que fue en el pasado, frente a sus orígenes. Las aspiraciones europeas del país vecino forman ya parte del teatro bélico y tienen la capacidad de definir en buena medida la moral de la tropa sobre el terreno: la UE representa una salida, una hoja de ruta hacia un futuro próspero y alejado del invasor ruso.
La antigua república soviética tiene prisa por quemar etapas del proceso de adhesión: solicitó oficialmente la candidatura al poco de que Moscú, a finales de febrero, ordenara a sus tropas invadir el país; en abril, Von der Leyen viajó a Kiev ―su primera visita durante la guerra; esta es la segunda― para entregar en mano a Zelenski un larguísimo cuestionario. El Gobierno ucranio lo devolvió rellenado en apenas 10 días. Desde entonces, han transcurrido casi dos meses. Y el brazo Ejecutivo de la UE tiene previsto reunirse el próximo lunes para tratar el asunto, a lo que le seguirá el viernes una reunión del colegio de comisarios (el consejo de ministros de la UE), tras la cual se espera que emita su opinión.
Después de este posicionamiento, corresponde a los Estados miembro decidir por unanimidad concederle el estatus oficial como país candidato, un asunto espinoso que se encontrarán los líderes de los Veintisiete sobre la mesa durante la cumbre de Bruselas del próximo 23 y 24 de junio; el estado de ánimo de las capitales es volátil y queda mucho recorrido para alcanzar esa voz afinada y al unísono, si es que llega.
En la comparecencia de este sábado, sin preguntas y celebrada en una sala palaciega de tupidas cortinas, el presidente Zelenski ha hablado de las expectativas de su país en los próximos pasos. “Nos encontramos en un momento decisivo para Ucrania y para la UE”, ha dicho. El presidente ucranio confía en que en la próxima cumbre tenga lugar una “sesión histórica” en la que se apoye de forma positiva la candidatura de Ucrania.
Zelenski ha subrayado también el elevado apoyo en las encuestas a la adhesión por parte de la ciudadanía comunitaria. Ha reconocido que la concesión del estatus como candidato sería en cualquier caso “solo el principio” y que quedan reformas por hacer hasta convertirse en un “miembro de pleno derecho”. Ha agradecido las sanciones comunitarias contra Rusia, pero ha reclamado seguir apretando con un séptimo paquete de represalias contra Moscú dirigido contra jueces y funcionarios rusos y que incluya, finalmente, a todos los bancos rusos, incluido Gazprom Bank, a través del cual Rusia repatría los beneficios del gas que exporta al resto del mundo.
En parte, el objetivo de Von der Leyen es transmitirle a Zelenski que aún hay un largo trabajo por hacer para convencer a los socios comunitarios; que hay un buen número de Estados miembro escépticos y otro puñado abiertamente en contra; que tampoco hay atajos; y que el hecho de encontrarse inmersos en una guerra no cambia las cosas. La adhesión a la UE exige respetar un procedimiento y cumplir con reglas estrictas sobre cuestiones casi genéticas para la UE, como el Estado de derecho o la lucha contra la corrupción.
El Ejecutivo comunitario considera que ya hay una gran parte del trayecto recorrido, en buena medida gracias a la firma del Acuerdo de Asociación en 2014, y valora una Administración cuyo buen funcionamiento a nivel nacional, regional y local ha podido comprobar en tiempos de crisis extrema. Von der Leyen también ha pasado por la ciudad con el mensaje de que toca comenzar a organizar multimillonarios fondos para la reconstrucción del país. Bruselas quiere jugar un papel clave en este campo, con la vista puesta en el medio y largo plazo, para orientar su desembolso en el mismo sentido por el que circula el tren: con la mirada en los raíles que conducen hacia la Unión.
Tras los encuentros con el presidente y el primer ministro, la presidenta de la Comisión Europea ha visitado un hospital y ha dado un breve paseo por la plaza de la Independencia de Kiev, escenario de las protestas europeístas del Maidán a finales de 2013 y principios de 2014. En la plaza se percibe hoy el latido de una capital que recupera la vida: un músico ambulante toca la canción ucrania ganadora del último festival de Eurovisión, los jóvenes zumban en patinete eléctrico y los puestos callejeros ofrecen souvenirs con los colores azul y amarillo de la simbólica bandera del país. A última hora de la tarde, Von der Leyen ha regresado al ferrocarril para emprender, de vuelta a casa, el mismo camino que ha elegido Ucrania.
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