Châteaudun votó otra vez como el conjunto de Francia
La pequeña ciudad en el centro del país se ha convertido en un termómetro del sentir nacional
Châteaudun no votó exactamente como Francia, pero casi. Una vez más, la pequeña ciudad a la orilla del Loir, en la región central del país, fue un buen termómetro de la temperatura nacional. Con todos los votos escrutados, la victoria fue para Emmanuel Macron (28,9%), seguido por Marine Le Pen (24,9%). En tercer lugar, Jean-Luc Mélenchon, con el 21%. Como en el resto de Francia, se hundieron la derecha tradicional y los socialistas.
El recuento, centralizado en el colegio electoral número 1, el más céntrico, fue parsimonioso. Como toda la jornada. Por la mañana cualquier paseante constataba que era Domingo de Ramos, porque había gente que iba a la iglesia o venía de ella con la ramita en la mano. No era tan fácil, en cambio, percibir que se celebraban elecciones. En Châteaudun no hay sedes de partido ni alta tensión política. Tampoco se forman colas ante las urnas. Con un censo total de 7.763 ciudadanos inscritos y 11 colegios, las cosas se toman con calma. A mediodía, había sedes electorales completamente vacías, salvo por los miembros de la mesa. Que aprovechaban la circunstancia para comer el bocadillo.
En realidad, la abstención resultaba muy elevada hasta las seis de la tarde, una hora antes del cierre de las urnas. En esa última hora aparecieron numerosos rezagados y la participación fue similar a la del conjunto de Francia.
Algo quedó claro desde el momento en que se abrieron las urnas: en lo que los lugareños suelen llamar “más allá de las vías”, la zona donde se concentran las industrias y las viviendas más modestas, Jean-Luc Mélenchon y Marine Le Pen son los amos. En los colegios Pasteur 1 y Pasteur 2, que atienden un barrio con una población inmigrante relativamente alta y dos mezquitas, la izquierda populista de Mélenchon ganó con más del 30% de los votos y el segundo puesto fue para la ultraderecha de Marine Le Pen, con el 25%. Emmanuel Macron quedó a distancia en un modesto tercer lugar, con poco más del 15%. El voto popular tiende a los extremos.
Durante el recuento, en una sala situada entre el Ayuntamiento y el teatro municipal, hubo un momento que suscitó algunas risas: fue cuando, con montones de papeletas ya sobre la mesa, apareció por fin un voto para la socialista Anne Hidalgo, alcaldesa de París. La persona que abrió el sobre gritó “¡Hidalgo!” con sorpresa. Se observaba con cierto asombro que los sondeos habían acertado y que el Partido Socialista, antaño tan poderoso, se había quedado en nada. Literalmente en nada.
Y algo parecido ocurría con Valérie Pécresse, la representante de Los Republicanos, casi empatada con el polemista de ultraderecha Éric Zemmour en la franja del 6%. Hace cinco años, el candidato de Los Republicanos, François Fillon, había alcanzado en Châteaudun el 21,7% de los votos, pese al descubrimiento de un caso de corrupción que lo afectaba tanto a él como a su esposa y pese a haber desarrollado una campaña muy pobre.
La participación fue la más baja desde 2002 y tanto Macron como Le Pen mejoraron los porcentajes obtenidos en la primera vuelta de 2017. Entonces, el actual presidente obtuvo el 26,6% de los votos y la dirigente de Reagrupamiento Nacional, el 23,2%. No llegaban a sumar la mitad de las papeletas. Esta vez, sin embargo, superaban ampliamente esa mitad. “Desde el principio de la campaña parecía claro que ambos pasarían a la segunda vuelta y probablemente muchos han optado por el voto útil”, comentaba una de las encargadas del escrutinio.
En el colegio número 1 los resultados se acogieron con alivio. Estaban el alcalde (centroizquierda), unos cuantos periodistas, los responsables de la mesa, un par de interventores (ninguno de ultraderecha) y unas docenas de curiosos que observaban la apertura de los sobres. “Parecía posible una victoria de Marine Le Pen y esa habría sido una muy mala noticia”, comentó un votante de Macron.
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