El Gobierno etíope decreta un alto el fuego mientras los rebeldes toman la capital de Tigray
Ejecutivo liderado por el primer ministro Abiy Ahmed informó de que el cese de hostilidades comenzó este lunes y terminará con la temporada agrícola
El Gobierno etíope ha decretado este lunes un alto el fuego “unilateral e incondicional” en la guerra que le enfrenta desde hace ocho meses al Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF) en el norte de Etiopía. Esta declaración se produce el mismo día que este movimiento político-militar en rebeldía contra el Gobierno federal asegura haber recuperado el control sobre la ciudad de Mekele, capital regional, de la que tuvo que huir en noviembre pasado ante el avance de las tropas etíopes.
Según un comunicado publicado este lunes por el Ejecutivo etíope liderado por el primer ministro Abiy Ahmed, el alto el fuego comienza este lunes y terminará con la temporada agrícola. “Con el objetivo de que los agricultores puedan cultivar tranquilamente, que la ayuda humanitaria pueda ser distribuida al margen de cualquier actividad militar, que las fuerzas residuales del TPLF puedan retomar el camino de la paz (…) se decreta un alto el fuego unilateral e incondicional”, asegura el comunicado que ha sido publicado en varios medios etíopes.
Este anuncio se produce el mismo día en que el TPLF ha anunciado que se ha hecho con el control de Mekele. “La capital de Tigray está bajo nuestro control”, confirmó a Reuters Getachew Reda, portavoz de los rebeldes, en conversación telefónica. Por su parte, fuentes de la Administración etíope que pidieron mantener el anonimato aseguraron a France Presse que “todo el mundo se ha ido, los últimos después del mediodía, la región está sin gobierno”. Otro testigo aseguró que “las Fuerzas de Defensa de Tigray han tomado el control de la ciudad (…) todo el mundo está fuera bailando”.
Muchos funcionarios etíopes habían huido ya en los días pasados ante un rápido avance rebelde sobre Mekele fruto de una ofensiva que comenzó el pasado 21 de junio, mientras el resto del país celebraba elecciones generales. Diversas fuentes confirmaron a France Presse que soldados y policías federales también habían abandonado la ciudad.
El conflicto de Tigray estalló el pasado mes de noviembre tras una larga serie de desencuentros entre el TPLF, partido que lideró la coalición gobernante en Etiopía durante dos décadas, y el Gobierno federal, cuyo primer ministro Abiy Ahmed ha impulsado profundas reformas desde su llegada al poder en 2018. El Frente de Liberación, que gobernaba en Tigray, decidió celebrar elecciones regionales en agosto de 2020 pese a la prohibición establecida por el Gobierno debido a la pandemia de covid-19. El pasado 4 de noviembre, Ahmed declaró la guerra a las autoridades regionales tras acusar al TPLF del ataque de dos bases militares, lo que este grupo negó.
Unas tres semanas después, el Gobierno etíope se hizo con el control de Mekele y de buena parte de la región de Tigray tras un rápido avance que contó con el apoyo de milicias de las etnias amhara y afar y del Ejército eritreo, que administra una parte del territorio. Sin embargo, los principales líderes tigrayanos lograron escapar y organizar la resistencia al Ejército federal iniciando una guerra de guerrillas que ha hostigado desde entonces a las tropas etíopes, en buena medida gracias a la montañosa orografía de Tigray.
El conflicto se ha caracterizado, por un lado, por la comisión de masacres contra civiles, ejecuciones extrajudiciales y violaciones de derechos humanos “por ambas partes”, según un informe de Naciones Unidas, y por la falta de testigos independientes debido al cierre de Tigray a periodistas y organizaciones humanitarias. Asimismo, la guerra ha provocado una hambruna que afecta a unas 350.000 personas, según la ONU.
Cooperante española asesinada
La región de Tigray fue escenario la semana pasada del asesinato de una cooperante española. El cuerpo de María Hernández, madrileña de 35 años, se encuentra ya en Adís Abeba, la capital del país, según fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Hernández, coordinadora de emergencias de Médicos sin Fronteras (MSF), fue asesinada junto a otros dos trabajadores de la ONG, los etíopes Yohannes Halefom Reda, asistente de coordinación, de 31 años, y Tedros Gebremariam Gebremichael, también de 31 años, conductor.
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