Un misil disparado desde Siria estalla cerca de un reactor nuclear en Israel
El S-200 de fabricación rusa no pudo ser interceptado por los escudos defensivos desplegados por el Ejército israelí
Un misil disparado desde Siria tras una incursión aérea israelí en el área de Damasco ha estallado en la madrugada de este jueves en una zona próxima a la central nuclear de Dimona, en el sur de Israel, después de haber recorrido más de 200 kilómetros sin ser interceptado por los escudos defensivos anticohetes del Ejército. El S-200 (SA5) tierra-aire fue lanzado contra cazas que bombardeaban, en las proximidades de Damasco, posiciones iraníes y de las milicias chiíes aliadas del régimen sirio, según un portavoz militar israelí, quien señaló que se trataba de un “proyectil perdido” y que no iba expresamente dirigido hacia Dimona. En esas instalaciones se desarrolla desde hace más de 50 años el programa nuclear de Israel. Es un secreto a voces –mantenido en medio de una calculada ambigüedad– que el Estado judío posee el arma atómica.
La activación de las alarmas antimisiles y las explosiones de los cohetes interceptores, que pudieran oírse en la región de Jerusalén, sobresaltaron a muchos israelíes a primera hora de la madrugada en el centro y el sur del país, y reflejaron el alto estado de alerta en las Fuerzas Armadas. El cohete estalló en un descampado del desértico Negev en la localidad de Ashalin, a unos 30 kilómetros al suroeste de Dimona, sin causar daños.
En medio de la tensión existente entre Israel e Irán, en una guerra oculta que aflorado en incidentes navales entre buques de ambos países y en el sabotaje de la central nuclear iraní de Natanz, el Ejército israelí había desplegado en las últimas semanas baterías de defensa antiaérea en torno a Dimona y al puerto de Eilat, en el mar Rojo. En medios conservadores iraníes, como el diario Kayhan, se había señalado al reactor israelí como objetivo de una respuesta de “ojo por ojo” tras el incendio intencionado que paralizó las centrifugadoras de enriquecimiento de uranio en Natanz.
Ante la amenaza del cohete sirio, las Fuerzas Armadas dispararon misiles defensivos Patriot de fabricación estadounidense, para intentar interceptarlo, pero no pudieron detener su trayectoria. Testigos citados por The Jerusalem Post dieron cuenta de fuertes explosiones en áreas próximas de Modiin (oeste de Jerusalén) y Rehovot (sur de Tel Aviv), supuestamente por el disparo de los cohetes interceptores del sistema de escudo defensivo.
Este parece ser el incidente más grave conocido entre Siria, aliado de Irán, e Israel desde 2017, cuando otros S-200 fueron interceptados y destruidos al norte de Jerusalén las baterías del sistema defensivo antibalístico Arrow, de fabricación conjunta israelo-estadounidense, que junto al Honda de David (medio alcance) y Cúpula de Hierro (corto alcance) constituyen la red defensa antimisiles.
Tras el impacto del cohete en el sur de Israel, una nueva incursión de la aviación destruyó las baterías antiaéreas desde las que había sido disparado cerca de la ciudad de Dumair, 40 kilómetros al noreste de Damasco, en una zona habitual de ataques a las bases de la Fuerza Quds, cuerpo expedicionario de los Guardianes de la Revolución iraní, y de sus aliados de la milicia libanesa Hezbolá.
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