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Renzi empuja a Italia al límite de la crisis de gobierno

Mattarella ha pedido que antes de cualquier cambio se apruebe el plan de recuperación, pero ambas cosas podrían suceder en paralelo

Daniel Verdú
Matteo Renzi, en el Senado el pasado diciembre.
Matteo Renzi, en el Senado el pasado diciembre.REMO CASILLI (Reuters)

El Gobierno de Giuseppe Conte celebra este martes un Consejo de Ministros de alta tensión que marcará el futuro del Ejecutivo. Martilleado por uno de sus socios, el líder de Italia Viva, Matteo Renzi, el Gobierno está llegando al final de su recorrido, coinciden todas las partes. El presidente de la República, Sergio Mattarella, ha pedido expresamente que antes de tomar cualquier decisión —una remodelación o una dimisión de Conte— se apruebe el plan para gestionar los fondos de la Unión Europea. Las dos ministras de Italia Viva seguían la noche del lunes amenazando con dimitir.

Italia lleva más de un mes inmersa en una crisis de gobierno por fascículos al tiempo que trata de poner en orden el plan de recuperación para salir de la crisis económica provocada por la pandemia. Desde que Matteo Renzi anunció en una entrevista con EL PAÍS su disposición a derribar al Ejecutivo si no se atendían sus exigencias sobre dicho documento, ha habido negociaciones en todos los sentidos. Nadie se fía ya de nadie y todos tratan de ganar tiempo. Sin embargo, el Consejo de Ministros que debería celebrarse este martes será decisivo para saber de qué magnitud y cuándo será la sacudida en el Ejecutivo que permita seguir adelante.

La situación es tan frágil que ha obligado a intervenir al presidente de la República. Mattarella habló durante el fin de semana con Renzi para pedirle que las dos ministras de su partido (Italia Viva) no dimitan en el Consejo de Ministros, tal y como amenazó el ex primer ministro y las propias titulares de las carteras de Agricultura e Igualdad y Familia. Mattarella, confirman fuentes de su entorno a este periódico, quiere que el Ejecutivo resuelva primero el asunto de los fondos europeos y la ley de presupuestos y ha pedido que se frene la crisis. Pero ambas cosas podrían suceder en paralelo.

Italia tiene preasignados 206.000 millones de euros y sería una catástrofe que la propuesta de distribución no llegase a Bruselas en tiempo y forma, opinan en el Palacio del Quirinal. Si finalmente se atiende la petición de Mattarella, la crisis se prorrogará unos días más y la semana que viene tendrán varias opciones para afrontarla.

El segundo Ejecutivo de Conte da ya muestras de agotamiento y el pulso con Renzi sugiere a la desesperada al primer ministro la idea acudir a las cámaras para sondear el apoyo que tendría sin Italia Viva. Conte cree que habría un grupo de diputados, de la oposición y del grupo mixto —conocidos en el argot como “responsables”— que se prestarían a sostener al Gobierno. Pero es muy arriesgado. Si no fuera así, se vería obligado a dimitir. Lo más probable es que en ese escenario se convocasen elecciones y él perdería la oportunidad de liderar un nuevo Ejecutivo.

Mattarella, hacen saber en su entorno, no tiene preferencia respecto a esa opción o a una remodelación de Gobierno convencional. Lo que no desea en ningún caso es una crisis a ciegas que provoque elecciones e inestabilidad, apuntan.

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La otra hipótesis, por la que empuja Renzi estos días, es lo que en Italia se conoce como el Conte Ter. Es decir, el primer ministro debería dimitir, iniciar las consultas con Mattarella y proponerle un Ejecutivo completamente nuevo liderado por él mismo para afrontar el último tramo de legislatura. Pero Conte no se fía de Renzi, que podría retirarle el apoyo en ese tránsito y obligar a buscar otro nombre que liderase el nuevo Gobierno. La jugada sería muy propia del florentino, que ya le hizo algo parecido a Matteo Salvini en pleno verano haciéndole creer que apoyaría su intento de derribar el Ejecutivo del que formaba entonces parte.

Renzi mantuvo hasta anoche la amenaza de dimisión de sus ministras. La jugada que interesaría al ex primer ministro sería la de votar a favor del plan de recuperación, para contentar las exigencias de Mattarella. Pero acto seguido, anunciaría la retirada del Ejecutivo de las dos ministras de su partido para abrir el proceso de cambio. De este modo la crisis —que debería resolverse rápidamente—y la tramitación del plan sucederían en paralelo y nadie podría acusarle de irresponsable.

La eterna baza de Draghi

El escenario más remoto si se produjese la crisis consistiría en formar un Gobierno con el máximo número de partidos. Si eso sucediese y el resto se abstuviese, la única manera para que funcionase, según el propio Salvini ha deslizado, sería colocando al frente del nuevo artefacto a un nombre de consenso absoluto como el exgobernador del Banco Central Europeo, Mario Draghi. La idea gusta a empresarios, contentaría a gran parte del centroderecha y alegraría enormemente en Bruselas. El propio banquero ha dejado claro que la única posibilidad pasaría por tener apoyo unánime.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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