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Kim Jong-un anuncia que ampliará su programa de armamento nuclear en una advertencia a Biden

El líder norcoreano ha pedido ojivas más manejables y submarinos nucleares, entre otras armas, aunque también ha dejado la puerta abierta a las negociaciones

El líder norcoreano, Kim Jong Un, se dirige al Octavo Congreso del Partido de los Trabajadores, este viernes.
El líder norcoreano, Kim Jong Un, se dirige al Octavo Congreso del Partido de los Trabajadores, este viernes.朝鮮通信社 (AP)
Macarena Vidal Liy

El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, ha lanzado una dura llamada de atención a la Administración de Estados Unidos que encabezará Joe Biden. Apenas dos semanas antes de que el demócrata jure su cargo en el Capitolio, el líder supremo norcoreano ha anunciado que continuará expandiendo su programa de armamento nuclear y de misiles, en especial su “capacidad de ataque nuclear de largo alcance”. También ha reiterado que la primera potencia del mundo sigue siendo “el principal enemigo”, con independencia de quién esté al mando. El rumbo de las relaciones dependerá de que Washington abandone su política de supuesta hostilidad hacia el país, ha sostenido Kim.

Kim habló durante nueve horas para presentar un informe de trabajo, según informó la agencia de noticias estatal KCNA este sábado, en la cuarta jornada del Octavo Congreso del Partido de los Trabajadores, la reunión que según la Constitución norcoreana es el máximo órgano de decisión del régimen. En este cónclave de 4.500 delegados, inaugurado el martes, debe abordarse el plan quinquenal que dirigirá la economía del país hasta 2025. También se esperaba del encuentro que arrojase pistas sobre el rumbo de la política exterior y el programa nuclear del país.

Las dio: dejó claro que en los próximos años seguirá invirtiendo en un armamento nuclear que considera imprescindible como herramienta de disuasión frente a la hostilidad -a sus ojos- creciente de Washington. “Nuestras actividades de política exterior deben centrarse y dirigirse a someter y derrotar a Estados Unidos, nuestro principal enemigo y gran obstáculo para nuestro desarrollo revolucionario”, indicó. “No importa quién esté en el poder en Estados Unidos, la verdadera naturaleza de Estados Unidos y sus políticas básicas hacia Corea del Norte no van a cambiar nunca”.

Biden había descrito a Kim Jong-un como un “matón” durante la campaña electoral. A su vez, los medios oficiales norcoreanos habían calificado al presidente electo de EE UU como un “perro rabioso”.

Aunque prometió no hacer uso de ellas si el país no se ve en peligro de ser atacado primero, y dejó la puerta abierta a la negociación al subrayar que las medidas de protección “nunca impedirán la diplomacia”, Kim insistió: “Debemos fortalecer nuestras capacidades nacionales de defensa sin detenernos ni un momento”.

La lista de la compra que enumeró el líder norcoreano es ambiciosa. Según Kim, los planes incluyen el “desarrollo de misiles intercontinentales balísticos de combustible sólido” y misiles nucleares que puedan lanzarse desde el mar, haciendo así más difícil su detección e interceptación. También prevén la construcción de submarinos nucleares, la joya de la corona de las pocas Marinas que cuentan con estas naves (las de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, que son EE UU, China, Rusia, Reino Unido y Francia; e India). Según KCNA, Corea del Norte ya ha completado la fase de diseño de ese tipo de nave.

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Además, los científicos norcoreanos tendrán que mejorar la tecnología de producción de cabezas nucleares, para hacerlas más pequeñas y ligeras -lo que facilitaría su montaje en misiles de largo alcance-, al tiempo que se continúan fabricando “ojivas de gran tamaño”. Según la Asociación de Control de Armamento, se calcula que Corea del Norte acumulaba en 2019 entre 20 y 30 bombas nucleares y tenía material suficiente para fabricar entre 30 y 60.

Kim Jong-un también quiere lograr una mayor precisión de este tipo de armamento para que “golpee y aniquile objetivos estratégicos” en un radio de 15.000 kilómetros, algo que le permitiría alcanzar cualquier punto en el territorio continental estadounidense.

Con estas referencias, el líder norcoreano “está indicando que quiere desarrollar armas nucleares tácticas. Estas serían mejor manera de detener una posible invasión que armas nucleares estratégicas. Es un paso lógico en el programa nuclear norcoreano, como lo es el desarrollo de la capacidad para lanzar misiles desde un submarino”, apunta el profesor Ramón Pacheco Pardo, catedrático especializado en Corea de la Universidad Libre de Bruselas y profesor titular del King’s College de Londres.

Kim ha pedido, igualmente, más investigación y desarrollo en equipos militares avanzados, incluidas armas hipersónicas -un área aún muy incipiente en la que Estados Unidos y China compiten con dureza por el liderazgo-, satélites espía y aviones no tripulados de reconocimiento.

“No hay actos más peligrosos y estúpidos que no reforzar nuestras propias capacidades mientras vemos claramente que nuestros enemigos desarrollan armamento moderno”, declaró el líder, del que el régimen ha desvelado esta semana por primera vez un retrato oficial en uniforme militar. “La realidad es que necesitamos fortalecer nuestras capacidades de defensa nacional para neutralizar las amenazas militares de Estados Unidos y lograr la paz y la prosperidad de la península coreana”, agregaba.

Hasta el momento no está claro cómo se plantea Corea del Norte cumplir esos ambiciosos objetivos, ni si se ha marcado algún tipo de plazo para alcanzarlos. En un anticipo de la política anunciada este sábado, el país presentaba en octubre pasado su mayor misil intercontinental, de tal tamaño que necesitaba un vehículo transportador de 11 ejes. El informe, según KCNA, también indica que se llevan a cabo preparativos para “probar y producir” los nuevos equipos. La declaración parece anunciar próximos ensayos de armamento con los que presionar a Washington si el Gobierno de Biden no retoma las negociaciones estancadas tras el fracaso de la cumbre de Hanói entre Kim y Donald Trump en febrero de 2019.

“Es evidente que Corea del Norte seguirá desarrollando su programa nuclear mientras no haya un acuerdo con Estados Unidos para detenerlo y comenzar a revertirlo. La opción para el Gobierno de Biden está clara: negociaciones y un acuerdo en el que ofrezca a Corea del Norte beneficios económicos, o ver cómo Pyongyang continúa desarrollando su programa nuclear. De hecho, Kim Jong-un ha dejado la puerta abierta a las negociaciones en su discurso. Pero el precio seguirá subiendo mientras no haya un acuerdo”, considera Pacheco Pardo.

El informe norcoreano también se mostró crítico con la vecina Corea del Sur, por continuar las maniobras militares con Estados Unidos y desarrollar nuevo armamento, aunque tampoco cerró la puerta al diálogo. En opinión de Pacheco Pardo, Kim “quiere que Corea del Sur deje de desarrollar su programa militar y que Seúl desarrolle programas de cooperación económica. Lo primero no va a suceder. Y lo segundo solo sería posible si hay un acuerdo entre Washington y Pyongyang que incluya el levantamiento de sanciones. Así que las relaciones seguirán en punto muerto de momento, al menos de manera oficial”.

Más autosuficiencia económica

El congreso del partido se celebra en momentos en los que Corea del Norte vive una situación económica complicada, a raíz de las sanciones internacionales como castigo a su programa nuclear. A ellas se suman los efectos de la pandemia de covid -aunque el país asegura que no ha detectado un solo caso-, el cierre de fronteras que Pyongyang decretó hace casi un año para combatir el virus, que ha paralizado su comercio exterior, y las consecuencias de las graves inundaciones del año pasado. Al inaugurar el Congrego, Kim reconocía el fracaso del plan quinquenal previo, que no logró cumplir casi ninguna de sus metas.

En su discurso, el líder supremo norcoreano lanzó un llamamiento a una economía más autosuficiente y menos dependiente de las importaciones del exterior en el próximo plan quinquenal. Y aunque hace cinco años, en el Congreso anterior, proclamó la estrategia “byungjin”, el desarrollo simultáneo de la economía y el programa nuclear, a lo largo de esta reunión no ha dado -tampoco se esperaba- ninguna señal de que contemple una mayor apertura de la economía.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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