Un pueblo de Vietnam, el último refugio de los relojes de las iglesias
Un relojero vietnamita ha recorrido durante más de 20 años Europa en busca de aparatos estropeados, que repara en su taller, a miles de kilómetros de distancia
Durante más de dos décadas, Pham Van Thuoc ha rastreado Europa en busca de relojes de iglesia históricos y los ha llevado consigo hasta su casa en Vietnam, donde los restaura con primor. Ya cuenta con 20 aparatos, muchos de los cuales tiene más de un siglo, alojados en un almacén de la provincia norteña de Thai Binh, donde resuena el zumbido de los mecanismos, el tictac de las agujas y el sonido de campanas cuando llegan las horas en punto.
Thuoc cree que su colección, que incluye un aparato de una tonelada de peso, es una de las mayores del mundo y defiende que la emoción de reunirla está no solo en la búsqueda de relojes viejos y preciosos, sino también en averiguar cómo funcionan y cómo repararlos.
"Tengo un reloj hecho en Italia que es el más antiguo y data del 1750. Puede que lo que más me gusta de él es que a pesar de que se hiciera hace tantos años, ha seguido fiel a su cometido: medir el tiempo, y lo hace de una manera extremadamente precisa", asegura el relojero, que ha recibido un reconocimiento como propietario de la mayor colección de relojes de su país.
La pasión de Thuoc nació cuando, de niño, oía las campanadas de las iglesias francesas durante el periodo colonial de su país. Asegura que una vez pasó dos años haciendo migas con el propietario de un reloj europeo antes de conseguir convencerlo para que se desprendiese de él. Y afirma que todavía no ha visto dos aparatos exactamente iguales, por más que hubieran sido fabricados por el mismo relojero y el mismo año.
Confía en que su colección, cuando los relojes digitales han reemplazado a sus predecesores analógicos, sirva para conservar una pizca de una historia que desaparece. Los relojes, señala, le recuerdan "lo valioso que es el tiempo, y que debería valorar como un tesoro cada minuto y cada segundo".
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