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El nuevo primer ministro ruso promete mejorar el nivel de vida

El Parlamento da su apoyo mayoritario al tecnócrata Mijaíl Mishustin, sucesor de Dmitri Medvédev

María R. Sahuquillo
Mikhail Mishustin, el nuevo primer ministro ruso, este jueves en la Duma.
Mikhail Mishustin, el nuevo primer ministro ruso, este jueves en la Duma.ALEXANDER NEMENOV (AFP)

Con una economía anquilosada y la ciudadanía cada vez más preocupada por el descenso en el nivel de vida, el nuevo primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, se estrenó este jueves prometiendo impulsar la industria, aumentar los ingresos de la población y modernizar la economía. El hasta hoy jefe del Servicio Federal de Impuestos recibió el respaldo del Parlamento. Su nombramiento se percibe como el primer paso de la reorganización política y constitucional emprendida por Vladímir Putin para mantener su poder cuando deje la presidencia en 2024.

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“Es necesario distinguir lo que realmente obstaculiza el crecimiento de los salarios”, ha resaltado Mishustin en la Cámara baja (Duma estatal), donde ha obtenido 383 votos a favor, ninguno en contra y 41 abstenciones, las del Partido Comunista. Su primera intervención, antes de ser refrendado por los diputados y centrado casi exclusivamente en asuntos económicos, su especialidad, ha sido una muestra de las que serán sus líneas maestras. Mishustin es un tecnócrata con fama de astuto y que se ha labrado una imagen de eficacia que le ha valido los elogios de distintos grupos de poder.

Rusia, conforme a la pauta geoestratégica de su presidente, ha gastado cientos de miles de millones de euros en modernizar y revitalizar la industria de la defensa. Mientras, el 80% de las familias tiene dificultades para llegar a fin de mes, según datos de la agencia estatal de estadística Rosstat. “La gente necesita sentir un cambio real ahora para mejor”, incidió Mishustin, que aseguró que trabajaría para aumentar los ingresos reales, que llevan cayendo desde 2014 en una economía lastrada por las sanciones internacionales y la caída del precio de los hidrocarburos.

La pérdida de poder adquisitivo de los rusos y el ansia de reformas no son el caldo de cultivo deseado por Putin para iniciar una transición de poder. El presidente debe abandonar el cargo dentro de cuatro años y antes se ha propuesto lleva a cabo una reforma a conciencia y que se note en la economía. No solo para no dejar mal recuerdo, sino también porque el malestar social no es una base ideal para efectuar un eventual movimiento que le permita permanecer en algún cargo político con gran influencia.

El primer ministro, que aseguró que presentaría a su equipo de ministros en los próximos días, prometió mantener la inflación en el 4% y “recuperar la confianza perdida entre las autoridades y empresas”. “Debemos estimular el crecimiento de las inversiones”, insistió. Mishustin ha forjado su carrera en organismos estatales y Putin espera que, con él al frente, Rusia salga del estancamiento económico sin perder la ansiada influencia internacional.

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El dirigente se enfrenta al reto añadido de cumplir con otra de las metas clave de Putin: luchar contra el descenso demográfico y la pobreza. El presidente ruso prometió el miércoles importantes ayudas y beneficios para las familias en otro paso para estimular la natalidad. Programas con coste fiscal en un presupuesto que ya es muy limitado y en el que se tendrá que arañar de donde se pueda. “El destino de Rusia, sus perspectivas históricas, dependen de cuántos de nosotros hay”, dijo. Putin ha fijado el objetivo de elevar la tasa de natalidad de 1,5 hijos por mujer a 1,7 para 2024.

Dudas sobre el patrimonio de Mishustin

M.R.S

Mijaíl Mishustin, el nuevo primer ministro, es economista y experto en fiscalidad, de 57 años. Se perfila como una figura efectiva para un momento delicado de Rusia, en el que la reorganización radical diseñada por Putin ya ha empezado. Y mientras que los partidarios de Vladímir Putin se apresuraron a elogiar a Mishustin, los opositores criticaron el nombramiento del hasta ahora jefe de la oficina fiscal rusa, que ha sido uno de los funcionarios más ricos del país, según los medios especializados.

El proyecto de investigación Proekt desveló que hasta poco antes de su nombramiento, que sorprendió a gran parte de la élite política, constaba como propietario de un elegante apartamento en el centro de Moscú y de propiedades por valor de unos nueve millones de euros. El titular es ahora el Estado, según los registros de propiedad; un movimiento común para las propiedades declaradas como secretas.

“Mishustin ha sido un ‘servidor de la ciudadanía’ durante 20 de los últimos 22 años. Entonces ¿por qué es tan malditamente rico?”, apuntó Alexéi Navalni, el bloguero anticorrupción y principal figura de la oposición extraparlamentaria. Navalni y su equipo señalaron la opacidad en los negocios de la esposa de Mishustin, que consta como “emprendedora” y que aunque no tiene compañías a su nombre ha ganado unos 11 millones de euros en los últimos nueve años.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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