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Mijaíl Mishustin, un tecnócrata sin perfil político

El presidente ruso propone al jefe del Servicio Federal de Impuestos como primer ministro en reemplazo de Medvédev

María R. Sahuquillo
Mijaíl Mishustin, este miércoles en Moscú.
Mijaíl Mishustin, este miércoles en Moscú.REUTERS

Un tecnócrata muy poco conocido y sin ambiciones políticas será el nuevo primer ministro ruso. El presidente, Vladímir Putin, ha propuesto este miércoles a Mijaíl Mishustin, presidente del Servicio Federal de Impuestos, como jefe de Gobierno. El ingeniero de sistemas y computación y doctor en Economía, de 53 años y que sustituirá a Dmitri Medvédev, es percibido como una figura de transición a medida mientras Putin, que busca consolidar su influencia cuando deje la Presidencia, da nueva forma a la estructura de poder de Rusia. La Cámara Baja debe ahora dar el visto bueno.

Mishustin, que se ha labrado una carrera profesional escalando en los organismos económicos estatales y de control fiscal, tendrá que trabajar así en un marco político difícil. También lidiará con reformas muy caras. El anuncio del presidente ruso, que además de una modificación constitucional importante prometió nuevas y sustanciales medidas de apoyo a las familias y para aumentar el nivel de vida de la ciudadanía, es el más costoso de la era Putin, según el presidente del Tribunal de Cuentas, Alexéi Kudrin. Costará unos 500.000 millones de rublos (unos 7.300 millones de euros) anuales, según sus cálculos.

A diferencia de Medvédev y de otros hombres de confianza del presidente ruso —como Igor Sechin, el CEO de Rosneft—, Mishustin no pertenece al que se conoce como “grupo de San Petersburgo”; personas que ya formaron parte de alguna forma de la época en que Putin trabajó en la alcaldía de su ciudad natal. Aunque también es gran aficionado al hockey, como el presidente, y han jugado juntos en alguna ocasión, según destacaban los medios rusos. Además, Mishushtin es miembro del consejo de supervisión del equipo de hockey CSKA Moscú.

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El nuevo primer ministro, que abrió las primeras zonas económicas especiales en regiones como Tatarstán y pasó una etapa en el sector privado, se ha ganado buena reputación al poner en marcha un efectivo sistema digital de recaudación de impuestos. Sus medidas han permitido a Rusia aumentar rápidamente los ingresos por esa vía y perseguir a los defraudadores; aunque todavía no a gran escala, como los oligarcas.

“Es lo que los estadounidenses llaman un perfil bajo. Sin ambiciones políticas. No es la candidatura de un sucesor”, apuntó Serguéi Markov, director del Instituto de Estudios Políticos y miembro de la Cámara Pública, al medio 360. De hecho, ni siquiera había página de Wikipedia en inglés del hasta ahora jefe de la oficina de impuestos; solo en ruso, y tampoco muy extensa. “Será un tecnócrata confiable al frente del Gobierno, no su líder político”, remachó Markov.

El vicepresidente de la Unión Rusa de Industriales y Empresarios, Igor Yurgens, le ha descrito como un hombre “hábil” capaz de mantener una buena y fructífera relación tanto con los miembros más reformistas de las instituciones como con aquellos con un pasado forjado en servicios de inteligencia, como el KGB.

Los medios rusos, que se han afanado este miércoles por trazar un perfil de quien con toda probabilidad será nuevo primer ministro, resaltaban que no tiene propiedades: ni coche ni casa. Vive en un piso de 140 metros cuadrados, propiedad del Estado, junto con su esposa y sus tres hijos. En 2018 declaró casi 19 millones de rublos en ingresos (unos 277.300 euros). Su esposa, que según la prensa rusa tiene empresas, casi 48 millones (unos 700.000 euros).

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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