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Mujeres para navegar las crisis en Lituania

La república báltica estrena el primer Gobierno paritario con profesionales jóvenes al frente de puestos clave

Belén Domínguez Cebrián
La primera ministra lituana,  Ingrida Simonyte, durante una sesión del Parlamento el pasado 11 de diciembre.
La primera ministra lituana, Ingrida Simonyte, durante una sesión del Parlamento el pasado 11 de diciembre.PETRAS MALUKAS (AFP)

Being the Changes (representando los cambios). Este mensaje tatuado en medio del escote de Ewelina Dobrowolska, abogada de 32 años, desató la polémica hace días en Lituania. Mientras algunos políticos del país báltico, de 2,7 millones de habitantes, criticaban la conveniencia o no de que Dobrowolska tuviera este vistoso tatuaje (y alguno más), las redes sociales se llenaron de imágenes de estampas en el cuerpo de otros ciudadanos y de mensajes de apoyo a esta mujer, treintañera, madre de un bebé y —he aquí la polémica— recién nombrada ministra de Justicia de la república báltica.

Dobrowolska reaccionó en la televisión nacional: “Si yo fuera un hombre, no estaría bajo tal escrutinio”. Para Jolanta Reingarde, experta en El Instituto Europeo para la Equidad de Género (EIGE, en sus siglas en inglés), con sede en Vilna, “la diferencia de estándares para hombres y mujeres es muy grande”. Lituania dejó atrás en octubre a un Gobierno formado exclusivamente por hombres que posicionó al país en el vigesimosegundo puesto en el Índice Europeo de Equidad de Género 2020, muy por debajo de la media de la UE, incluso por detrás de Letonia (17º) y Estonia (18º). “Aquel Gobierno fue un escándalo”, exclama al teléfono Ieva Giedraityte, investigadora en el Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Vilna. Pero tras unas elecciones que ganó Ingrida Simonyte, vieja conocida por su mano austera como ministra de Finanzas del partido conservador Unión Patriótica entre 2009 y 2012, el país ha visto cómo puestos clave de las instituciones han sido ocupados por mujeres jóvenes en cuestión de semanas.

“Quiero mostrar, con mi ejemplo y el de mis colegas, que no solo los hombres pueden estar en la cima, sino también las mujeres”, declaró a Reuters Simonyte. En el Ejecutivo hay ocho hombres y siete mujeres. Los tres partidos que conforman la actual coalición de Gobierno tienen como cabeza a una mujer. Bajo la batuta de Ingrida Simonyte, de 46 años, se encuentran la ajedrecista Viktorija Cmilyte, de 37 años, que lidera Movimiento Liberal y además preside la Seimas (Parlamento); y Ausrine Armonaite, de 31 años, líder del también liberal Partido de la Libertad y ministra de Economía. Además, el 27% de los 141 escaños de la Seimas están ocupados por mujeres, lo que representa cinco puntos más que en la legislatura pasada. “Es un gran cambio para nosotros. La gente claramente quería algo diferente”, opina Reingarde.

Muchos entusiastas de los aires de feminismo que soplan en Lituania se han apresurado a proclamar que el país báltico se acerca al modelo finlandés de igualdad de género. Otros analistas, algo más prudentes, sostienen que aún hace falta tiempo. “Es maravilloso que haya mujeres en primera línea, pero hay que esperar a ver qué políticas diseñan”, repite Reingarde al teléfono.

Como primer gesto, es posible que el nuevo Gobierno ratifique la Convención de Estambul, que condena la violencia contra las mujeres. “Tengo esperanza también en que aprueben alguna ley que facilite la conciliación [laboral y familiar]”, añade la experta de EIGE, quien, sin embargo, opina que el otro lado de la moneda de este Gobierno es que “sigue siendo conservador”. Por la ideología del partido, “habrá luchas que no serán fáciles. Como por ejemplo los derechos reproductivos y el matrimonio homosexual”, continúa. La experta cree que la primera ministra y su Gabinete están a favor de avanzar en ambos caminos, pero que al fin y al cabo, el partido al que pertenece —y sobre todo sus votantes— estarían en contra. “Además, en la Seimas aún no hay una masa crítica de mujeres” como para impulsar este tipo de reformas.

Ieva Giedraityte, algo más escéptica, duda que el Gobierno vaya a ratificar la Convención de Estambul porque asegura que “el partido conservador está dividido en cuanto a los derechos humanos” y no cree que ”exista el suficiente apoyo en la sociedad”. A todo aquello se le une la tremenda influencia de la Iglesia católica en la sociedad (casi un 80%), y algunos vestigios de la época soviética, en la que la homosexualidad estaba criminalizada. “No existía”, explica Reingarde con cierta ironía. “Parte del cambio es gracias a la entrada en la UE [2004]. Lituania tuvo que incluir en política mucha perspectiva de género. Hubo mucha voluntad de entrar en Occidente”, explica Giedraityte.

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Acantilado de cristal

El debate está abierto y pese a los avances sociales, cristalizados en el Gobierno más igualitario de la historia, muchas analistas creen que en realidad lo que está viviendo el país es el fenómeno conocido como glass cliff (acantilado de cristal). “Cuando hay crisis y las posibilidades de fracaso son muy altas, los partidos políticos suelen poner al frente a una mujer”, ilustra Reingarde. De esta manera, si falla, lo hace ella. “Como por ejemplo pasó con Theresa May y el Brexit”, ilustra.

La credibilidad de los socios liberales de la coalición estaba en entredicho por varios casos de corrupción, pero ahora “la gente piensa que esas dos mujeres van a salvar a sus partidos”, opina Reingarde. Lituania atraviesa una crisis sanitaria (1.254 muertos y unos 130.600 contagios de la covid-19, según la Universidad Johns Hopkins) y se adentra en una profunda crisis económica que alienta los fantasmas de la austeridad, aunque la primera ministra haya alejado esa posibilidad.

Lituania, pues, se enfrenta a una multicrisis, pero como sentenció en Facebook la que es la figura femenina más icónica de la historia reciente del país, Dalia Grybauskaite, que presidió la república báltica durante un decenio (2009-2019): “Las mujeres (...) no tienen miedo de asumir el liderazgo en tiempos difíciles”.


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