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Un grupo de encapuchados vestidos de civil detiene a la opositora bielorrusa Maria Kolesnikova

La única de las tres mujeres que se enfrentaron a Lukashenko que quedaba en Bielorrusia forma parte de la cúpula del consejo de coordinación que exige nuevas elecciones

Kolesnikova habla con los trabajadores de una fábrica de tractores de Minsk durante una huelga, el pasado 17 de agosto.
Kolesnikova habla con los trabajadores de una fábrica de tractores de Minsk durante una huelga, el pasado 17 de agosto.TATYANA ZENKOVICH (EFE)
María R. Sahuquillo

Un grupo de personas vestidas de civil y encapuchadas ha detenido este lunes en Minsk a la destacada opositora Maria Kolesnikova. Es la única de la simbólica troika de mujeres que plantaron cara a Aleksandr Lukashenko que permanecía en Bielorrusia. Kolesnikova, gestora cultural y directora de campaña del aspirante a candidato presidencial y exbanquero Viktor Babariko, en prisión desde junio, caminaba por el centro de la capital bielorrusa cuando personas no identificadas la han metido en una furgoneta también civil, según ha contado una testigo al medio independiente Tut.by. Su teléfono no está disponible, tampoco su equipo ha podido localizarla. Temen que Kolesnikova, miembro destacado del perseguido consejo de coordinación, que exige nuevas elecciones, haya sido detenida por las fuerzas de seguridad de Lukashenko, que intenta sofocar las protestas por la democracia que han cumplido un mes. El Ministerio del Interior ha declarado que no tiene constancia de su arresto, pero el Comité de Seguridad del Estado (que en Bielorrusia mantiene el nombre soviético de KGB) ha eludido aclarar si la ha arrestado. Otras dos personas del comité tampoco han podido ser localizadas.

“Escuché el sonido de un teléfono cayendo sobre el asfalto, una especie de pisotón, me di la vuelta y vi que personas vestidas de civil y con máscaras empujaban a Maria [Kolesnikova] hacia una minivan”, ha relatado una testigo al portal Tut.by. La minivan oscura llevaba el letrero “comunicación”. La desaparición de Kolesnikova, uno de los rostros más conocidos de la oposición y una de las cabezas del Consejo de Coordinación, es otro síntoma de que Lukashenko está estrechando el cerco contra los opositores y cualquier voz crítica. Este comité exigió información a las autoridades, alertó sobre estas detenciones irregulares y remarcó que la Administración de Lukashenko está utilizando “métodos de terror” en vez de “dialogar”. “Tales métodos son ilegales y solo exacerbarán la situación en el país, agravarán la crisis y alimentarán más protestas”, dijo en un comunicado.

El líder autoritario acusa al Consejo, que busca una transición pacífica y la liberación de los presos políticos, de querer “tomar el poder”. Quiere descabezarlo y se ha abierto un proceso penal contra sus miembros. Cuatro de las siete personas que forman su junta directiva, en la que está la premio Nobel de Literatura Svetlana Alexiévich, han sido detenidas. Otro, el exministro de Cultura Pavel Latushko, se ha marchado de Bielorrusia “debido a las presiones de las autoridades”, según ha revelado este lunes. “Fue un ultimátum del KGB”, ha dicho Latushko a la cadena Belstat.

Este sábado, la abogada Olga Kovalkova, otra de las líderes, fue trasladada a la frontera con Polonia después de cumplir 10 días de arresto. Denuncia que la forzaron a salir del país bajo amenaza de que si no las detenciones serían “infinitas”, como contó en una rueda de prensa. El abogado Maxim Znak, otro de los siete líderes y el único de la junta presidencial que todavía está activo en Bielorrusia —la Nobel Alexiévich está en el consejo más como una autoridad moral—, explica que no ha podido lograr ninguna respuesta oficial de las autoridades. Lukashenko ha vuelto a la política de represión abierta y mano dura: en las multitudinarias manifestaciones de este domingo, la policía arrestó a 633 personas.

Kolesnikova, que vivió 12 años en Alemania antes de volver a su Minsk natal para ocuparse de uno de los proyectos culturales financiados por Babariko y que terminó por encabezar su campaña, fue quien tuvo la idea de unir las candidaturas del exbanquero y el opositor Valery Tsepkalo, exiliado, a la de Svetlana Tijanóvskaya, que sí logró registrarse como candidata. La unión dio lugar al trío de mujeres opositoras que ha inspirado a la oposición y a decenas de miles de personas. En una entrevista con EL PAÍS hace unos días, Kolesnikova contaba que era consciente de los riesgos, en un país donde se arresta a los opositores, se les amenaza y hay múltiples denuncias de violencia policial. “No tengo miedo de caminar por las calles, ni de decir lo que pienso, me siento totalmente apoyada por la ciudadanía bielorrusa; somos la voz de la mayoría”, comentaba entonces la mujer, de 38 años, que había rehusado llevar seguridad o guardaespaldas. Hace unos días anunció la creación de un nuevo partido político, Vmeste (Juntos), junto al equipo de Babariko. Bielorrusia no ha registrado una nueva formación política desde hace 20 años y los analistas dudan de que vaya a permitir inscribir Vmeste.

Kolesnikova fue detenida en el centro de Minsk sobre las 10 de la mañana, según testigos. Poco después, el Consejo de Coordinación también perdió el contacto con otros dos de sus miembros: Anton Rodnenkov e Ivan Kravtsov. La candidata presidencial Svetlana Tijanóvskaya, que tuvo que exiliarse a Lituania tras los comicios al sentir que su familia era amenazada, ha recalcado este lunes que la desaparición de Kolesnikova, Anton Rodnenkov y de Ivan Kravtsov es un intento de intimidar a la oposición e impedir el trabajo del comité. “Las autoridades están envueltas en el terror, no hay otro nombre para ello”, ha dicho Tijanóvskaya, la mujer que unificó a la oposición contra Lukashenko.

Mientras, el líder autoritario prepara su visita a Rusia, donde “en los próximos días”, según su equipo, se reunirá con el presidente ruso, Vladímir Putin. Y lo ocurrido ha suscitado la condena de Occidente: “Las detenciones arbitrarias y los secuestros por motivos políticos en Bielorrusia, incluidas las brutales acciones de esta mañana contra Andrei Yahorau, Irina Sukhiy y Maria Kolesnikova, son inaceptables. Las autoridades estatales deben dejar de intimidar a los ciudadanos y de violar sus propias leyes”, ha escrito en Twitter el Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, tras conocer los hechos. El ministro de Exteriores de Alemania, Heiko Maas, ha reclamado por su parte a Lukashenko que esclarezca lo ocurrido. “Estamos muy preocupados por la Sra. Kolesnikova. Exigimos claridad sobre el paradero y la liberación de todos los presos políticos en Bielorrusia”. Y el homólogo en Lituania, Linas Linkevicius, ha calificado la detención de “vergonzosa”. “En lugar de hablar con la población, el líder saliente está tratando de eliminarlos cínicamente uno por uno. El secuestro de M. Kolesnikova en el centro de Minsk es una vergüenza. Los métodos estalinistas de la NKVD se están aplicando en la Europa del siglo XXI. Ella debe ser liberada de inmediato”, ha escrito en Twitter en referencia al departamento del Gobierno soviético para Asuntos Internos.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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