El primer vuelo directo entre Israel y Emiratos da alas al plan de Trump en Oriente Próximo
Un avión de El Al recibe permiso para sobrevolar Arabia Saudí tras la normalización de relaciones
Un Boeing 737 de El Al rebautizado con el nombre de Paz –en hebreo, árabe e inglés– ha hecho historia al volar este lunes desde Tel Aviv a Abu Dabi. El primer vuelo directo reconocido entre el Estado judío y Emiratos Árabes Unidos se produce tras el anuncio, el 13 de agosto, de normalización de relaciones entre ambos países con la mediación de la Casa Blanca. El avión ha llevado a bordo delegaciones oficiales de Israel y Estados Unidos a fin de acordar con las autoridades emiratíes los detalles del intercambio de embajadas, en un gesto que da alas al plan de paz del presidente Donald Trump para la región. Por primera vez también, una aeronave israelí ha recibido permiso oficial para sobrevolar Arabia Saudí y evitar así un largo rodeo que hubiese duplicado la duración del viaje.
A bordo del avión de El Al han viajado Jared Kushner, asesor principal y yerno del presidente estadounidense. El arquitecto del plan de la Casa Blanca encabeza las delegaciones, que oficialmente están presididas por los consejeros de seguridad nacional de Israel, Meir Ben Shabbat, y de EE UU, Robert O’Brien. A pie de escalerilla, Kushner proclamó que “el futuro no está determinado por el pasado” y que “la paz y la prosperidad son posibles aquí y en el resto del mundo” al inicio de “un viaje histórico para Oriente Próximo”.
El establecimiento de relaciones entre Israel y el tercer país árabe con el que alcanza un acuerdo –tras Egipto, en 1979, y Jordania, en 1994– ha contribuido al despegue de la alicaída estrategia Visión para la paz de la Casa Blanca, que propugna la colaboración económica regional como base para un entendimiento entre israelíes y palestinos después de décadas de estancamiento en las negociaciones.
Los palestinos, sin embargo, han rechazado de plano la iniciativa de Trump, que consideran netamente escorada en favor de los intereses de Israel. La normalización con Emiratos les hace temer además una ruptura del consenso en torno a la Iniciativa de Paz Árabe de 2002, que antepone la creación de un Estado palestino en las fronteras anteriores a la guerra de 1967 a cualquier reconocimiento del Estado judío. Arabia Saudí se ha pronunciado ya por el mantenimiento de esta doctrina tras el acuerdo del 13 de agosto.
Definido como un “vuelo comercial” con el código LY971 (por el número del prefijo telefónico de emiratos), se trata en realidad un servicio especial de la compañía área de bandera israelí cuyos billetes no han salido a la venta. Los periodistas que se encontraban en el aeropuerto Ben Gurion tampoco observaron que figurara en los paneles que anuncian las salidas. El Ministerio de Transportes optó por un modelo de avión más antiguo, en lugar del moderno y espacioso Boeing 787, porque el Boeing 737 está equipado con el sistema antimisiles Magen Rakia de la compañía hebrea Elbit, a fin de garantizar al máximo la seguridad del pasaje.
La delegación israelí y estadounidense llevan formalmente en su agenda de dos días en Abu Dabi conversaciones sobre asuntos comerciales, turismo, tecnología o suministro de agua. También se planteará la participación de inversiones emiratíes en megaproyectos como el canal entre el mar Muerto y mar Rojo o la construcción de una gran zona industrial conjunta en la frontera jordana.
La amenaza de Irán como enemigo común ha impulsado el acercamiento entre Israel y las monarquías del Golfo. El objetivo central de la visita sigue siendo, no obstante, el de fijar una fecha, previsiblemente a mediados de septiembre, para la celebración de una simbólica ceremonia en la Casa Blanca. Está previsto que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el jeque Mohamed Bin Zayed, hombre fuerte de Emiratos, oficialicen las relaciones diplomáticas en presencia de Donald Trump. El presidente republicano, que apenas ha alcanzado resultados en la esfera internacional durante su mandato, recibiría de esta manera un vistoso espaldarazo a su campaña por la reelección en noviembre, al lograr dar un primer paso tangible en el llamado “acuerdo de siglo”, como suele definir su estrategia para Oriente Próximo.
No todo han sido parabienes históricos. Tras el acercamiento diplomático a la potencia petrolera y militar del Golfo, se desencadenó una polémica en Israel al trascender que Washington había accedido a vender a Emiratos cazas furtivos F-35, teóricamente indetectables por el radar. La Fuerza Área israelí es la única que posee en la región estos aviones de combate de última generación. El Gobierno de Netanyahu había vetado hasta ahora la venta de los F-35 a otros países aliados de EE UU, como Arabia Saudí o Emiratos, para poder preservar la superioridad tecnológica militar en Oriente Próximo que le garantizan todas las Administraciones norteamericanas desde hace seis décadas.
Aterrizaje en Abu Dhabi
El vuelo LY971 ha aterrizado este lunes en el aeropuerto de Abu Dhabi, a las 15.40 hora local (dos horas antes en la España peninsular). Al pie de la escalerilla, el ministro de Estado para Asuntos Exteriores, Anwar Gargash, ha dado la bienvenida a la delegación conjunta israelo-estadounidense. Dentro de la terminal, la inusual imagen de la bandera de Israel, junto a la nacional y la de EE UU, esperaba a los visitantes ante los retratos de los gobernantes emiratíes.
“Mohamed Bin Zayed realmente está liderando el nuevo Oriente Próximo”, ha declarado nada más bajar del avión Kushner, en referencia al príncipe heredero de Abu Dhabi y gobernante de facto de Emiratos Árabes. También el jefe de la delegación israelí, Ben-Shabbat, que ha hablado en árabe y hebreo, ha alabado “el valiente paso” dado por el jeque Mohamed con el Acuerdo Abraham, como se ha bautizado al pacto alcanzado por Israel y EAU para normalizar relaciones y que ha permitido el vuelo de hoy.
Si los visitantes israelíes eran la novedad, Kushner ha sido la estrella del viaje. “Los palestinos no se puede quedar anclados en el pasado, tienen que venir a la mesa de negociación”, ha dicho tras asegurar que los pocos que han criticado el acuerdo “son aquellos con una historia de fracasos” y que Oriente Próximo “se está librando de su control”. También ha insistido en que “Irán es la mayor amenaza para la región” ha subrayado que no hay conflicto entre la especial relación militar de Estados Unidos con Israel y con Emiratos Árabes, una aparente referencia al deseo de Abu Dhabi de acceder a los aviones de combate F35.
El objetivo de la delegación israelí es concluir con sus anfitriones emiratíes los detalles del acuerdo para la apertura de embajadas y fijar una fecha para la ceremonia que escenifique las nuevas relaciones, posiblemente en Washington, cuya mediación ha sido instrumental. La víspera EAU abolió una ley de 1972 que prohibía las transacciones con Israel, el principal obstáculo formal a la normalización.
La primicia de este lunes, que se espera que abra el camino al establecimiento de conexiones aéreas regulares, ha adquirido mayor relieve por el sobrevuelo del espacio aéreo saudí. “Esta es la primera vez que un avión israelí, con la bandera de Israel, va a volar sobre Arabia Saudí”, anunciaba el capitán Tal Becker antes de la salida del vuelo. La precisión sobre la bandera daba a entender que no es el primer avión que lo hace, bien de forma subrepticia, bien con una autorización discreta como probablemente ocurrió cuando Netanyahu viajó a Omán hace dos años.
“Las rutas aéreas entre Tel Aviv y Abu Dhabi / Dubái, una vez que Etihad y Emirates empiecen a volar regularmente, serán probablemente las más transitadas de Oriente Próximo y abrirán Asia y Australia a más viajes israelíes”, augura en su cuenta de Twitter Ghanem Nuseibeh, un consultor palestino asentado en EAU.
El viaje, calificado de histórico por sus organizadores, ha tenido un menor eco en el país de llegada. En parte, ello es debido a la demografía de EAU, apenas el 11% de cuyos habitantes son ciudadanos emiratíes y la gran mayoría de los extranjeros observa el acercamiento a Israel con cierto desapego. Incluso entre los inmigrantes árabes, entre 1,5 millones y 2 millones, de los que unos cien mil son palestinos, sólo queda la opción de aplaudir o de guardar silencio, ya que las redes sociales están vigiladas y no se tolera la crítica a los gobernantes. Un destacado nacionalista emiratí ha animado a sus conciudadanos a informar a la fiscalía de cualquier nacional o expatriado que “falte al respeto a EAU o las decisiones de sus líderes”.
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